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martes, 3 de julio de 2012

Boris Gómez repite como hace 4 años las mismas observaciones en materia de hidrocarburos en términos que parecen sido escritos hoy mismo

Los criterios aquí expresados deben tener una antigüedad de más o menos cuatro años: era el bosquejo de un texto introductorio a un estudio sobre la temática energética boliviana. En ese momento decía, y ahora se ratifica: Hemos perdido tiempo. Las reservas de gas siguen a seis mil metros bajo tierra. No hay inversiones en exploración de nuevos reservorios. No hay industrialización a escala del gas. No hay nuevos mercados abiertos. Ni hay gasoductos o líneas de electricidad que vayan de Bolivia a los países vecinos. Este escenario es la llamada "nacionalización": retórica de alto voltaje y alianzas sin mayor sentido comercial como con Irán y sin un ápice de visión global. 

Recordemos que el propio mentor de la denominada "nacionalización" el exministro Andrés Solíz Rada reclama airadamente que esto –que la dirigencia estatal llama "nacionalización"- no es tal, quien fuera superintendente de Hidrocarburos, Víctor Sainz acérrimo seguidor del "proceso del cambio" alguna vez dijo que "tardaría 20 años". 

El contexto energético continental se plantea favorable: precios altos del petróleo, por consiguiente del gas exportado, un vecindario desesperado buscando energía y Bolivia con adecuada estabilidad e inversiones en exploración y explotación podría ser el ansiado "centro" de venta de electricidad y gas para la región. Pero la incertidumbre e inestabilidad son más fuertes: un régimen que desconoce el manejo de política energética y que nos tiene consumiendo internamente mayores volúmenes de petróleo (sabiendo que somos país gasífero), con marcada incapacidad en el mentado "cambio de matríz a gas", persistiendo en consecuencia tres Bolivias: la que consume combustibles y GLP subsidiados, la que accede difícilmente al gas natural y la que cocina todavía a leña. Y lo peor: gracias a la dirigencia estatal somos el centro convulsionado del Continente en donde nadie querrá hacer megainversiones en hidrocarburos. La persecución y el hostigamiento amén del abuso a derechos humanos es algo del día a día. La conclusión en ese momento, como ahora en 2012 es que -respetuosamente- la nacionalización no funcionó. 

Desde 2006 se viene solicitando al Legislativo y al Ejecutivo: a) se delibere y sancione por el Congreso una Ley de Hidrocarburos que fije un marco regulatorio moderno para el sector; b) generar proyectos de Inversiones compartidas entre Estado y multinacionales para proyectos específicos en exploración, en plantas de Gas a Líquidos en cogeneración de electricidad, en plantas de fertilizantes y petroquímica, atrayendo iniciativa de exportación vía LNG; c) que las regiones productoras con el Estado tengan la capacidad de diseño de política energética. 

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