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jueves, 28 de enero de 2010

Bolivia está siendo atacada por una desgracia tras otra, como si el demonio quisiera apoderarse de la nación mediterránea. hay pánico en cierto sector

Lluvias derriban 70 casas en La Paz

THE ASSOCIATED PRESS

Setenta casas se desplomaron el jueves sin causar víctimas en un barrio de La Paz al colapsar el cerro donde estaban emplazadas debido a las lluvias, informó el alcalde Juan del Granado.

Debilitado por las lluvias y el peso de las construcciones el cerro cedió y se llevó 70 casas en pocas horas, dijo Del Granado desde el barrio de Bella Vista, al sur de la ciudad.

Una mayoría de los afectados salió de sus viviendas en pijamas cuando comenzó a moverse el piso como a las 5 de la mañana, relataron testigos a televisoras locales. Casi nadie pudo recuperar sus pertenencias.

Algunas televisoras mostraron en vivo como algunas casas se desplomaban como fichas de dominó. El fenómeno es frecuente en esta ciudad emplazada entre las montañas.

Hasta el jueves 22.614 familias fueron afectadas por las lluvias en todo el país y han dejado 11 fallecidos según el viceministerio de Defensa Social.

sábado, 16 de enero de 2010

para el portal P-ES Mercedes Aracibia ha reclamado "menos política más ayuda" refiriéndose a las acciones en torno de Haití, que vale para Gobiernos..


Mercedes Arancibia.- “El Fondo Monetario Internacional estudia todas las posibilidades para ayudar a Haití”. Son declaraciones de Dominique Strauss-Khan, director del FMI, tras el terremoto de intensidad 7 en la escala de Richter que, en las primeras horas de la noche (hora europea) de ayer, causó daños inimaginables en la isla (media isla, recordemos, la otra mitad es la República Dominicana). Así, a bote pronto, y desde la ingenuidad de la ignorancia de los protocolos políticos, a uno le parece que hay poco que estudiar, al menos en este momento. Lo que se impone ahora es cancelar la deuda internacional de uno de los países más pobres del mundo, y el más pobre de todo el continente americano, enviar toda la ayuda humanitaria que se pueda, sin escatimar un dólar ni perder tiempo decidiendo qué tipo de opciones pueden resultar más rentables políticamente para sus patrocinadores.

Esto vale para el FMI pero también para la nación más rica del mundo –EEUU- que se encuentra a un paso de avión de Haití, lo mismo que para Francia, que tiene contraída una deuda histórica con una población que, en la escuela, aprende su lengua aunque en la intimidad de los hogares hable una mezcla confusa de criollo y francés, plagada de zetas, de imposible pronunciación para un foráneo. Y, naturalmente, vale igualmente para el resto de los países del planeta que, en momentos como este, tienen obligación de volcarse, corriendo en ayuda de un pueblo duramente probado por una historia hecha de esclavitud y miserias acumuladas, desagradables experiencias políticas y sobre todo una situación geográfica muy peligrosa: en Haití confluyen dos placas tectónicas que, según datos de expertos consultados, se acercan o se retiran en torno a los 2 cm. anuales, según las estaciones y los años.

Ciclones, tormentas, tifones, maremotos, seísmos… cada nueva estación una catástrofe natural que se suma a las distintas “catástrofes políticas” de uno de los países más inestables del mundo, minado por la crisis y totalmente abandonado por la comunidad internacional, que mantiene en la isla un contingente de 9.000 militares y civiles (MINUSTAH, teóricamente encargado de estabilizar el país) desde 2004, cuando los enfrentamientos entre partidarios y opositores del anterior presidente, el ex cura católico Jean-Bertrand Aristide, causaron miles de muertos, que permanecieron durante días tirados en la calles de la capital.

El terremoto de anoche ha afectado especialmente a la capital, Puerto Príncipe, donde se aglomeran y malviven cuatro millones de personas, casi la mitad de los habitantes del país, 12.000 de los cuales lo abandonan cada año para tentar la suerte en la emigración, con algunos destinos de preferencia: el sur de los Estados Unidos, las otras islas caribeñas de habla francesa y “la metrópoli”, que es como llaman a París los habitantes de los actuales Departamentos de Ultramar y las antiguas colonias francesas.

Haití tiene al 80% de su población viviendo por debajo del umbral oficial de la pobreza, 2 dólares al día, y una gran parte de esos seis millones de personas viviendo literalmente “del aire”; un índice de paro por encima del 60% y una esperanza de vida que no pasa de los 60 años. Circunstancias todas que han acabado por crear un caldo de cultivo especialmente propicio a la organización de bandas criminales que aprovechan el mínimo resquicio social para saltar a la calle, metralleta en mano, y diezmar a la población casi tanto como el hambre.

En las imágenes que nos están llegando en estas horas, el estado en que han quedado los edificios de Puerto Príncipe evidencian esa misma pobreza: las paredes que se mantienen en pie más parecen malos decorados de cartón que hogares. Y el ambiente, una vez pasado el momento de terror, es de auténtico caos. Puerto Príncipe es hoy un “no man’s land” donde ya han empezado los saqueos, pero puede pasar cualquier cosa. El hambre y el miedo son malos consejeros.

Por eso, ahora no es el momento de empezar a estudiar “posibilidades para ayudar a Haití”, sino el de acudir inmediatamente en su ayuda. Como no podía ser de otra manera, las ONG ya están llegando desde otros países del continente para, una vez más, llevar a cabo las tareas que no hacen los Estados.


jueves, 14 de enero de 2010

Interpreta el sentimiento latinoamericano el diario La Tercera de Santiago sobre la desgracia mayor de Haití

Las terribles imágenes que se han conocido de la catástrofe producida por el terremoto que asoló Haití la noche del martes son doblemente impactantes. Por un lado, como siempre lo son los registros de numerosas víctimas inocentes a causa de un desastre natural -entre muertos, heridos y damnificados-, que destruye en segundos lo que las personas han construido en décadas, y que obliga a un penoso y doloroso esfuerzo para volver a ponerse de pie. Por otro lado, porque esas imágenes son un crudo recordatorio de que los esfuerzos que por años ha realizado la comunidad internacional para que la nación caribeña deje atrás su condición de país más atrasado del continente han sido, a todas luces, muy insuficientes.

La propia magnitud de la tragedia da cuenta del permanente estado de postración y del profundo subdesarrollo de Haití: tanto las labores de rescate como la determinación de los afectados y daños materiales se ve complicada por la carencia de recursos e instituciones para llevar adelante estas tareas.

Todas las estadísticas haitianas reflejan un panorama desolador: desde el hecho que las tres cuartas partes de la población vive en la pobreza (con menos de dos dólares al día) hasta una tasa de alfabetización de sólo 52%; desde la esperanza de vida de 59 años al nacer a la tasa de mortalidad infantil de 125 por mil para menores de cinco años; desde el 50% de la población que tiene acceso a instalaciones sanitarias al mismo porcentaje que se alimenta con menos del consumo calórico mínimo recomendado por la OMS.

Un país en esas condiciones va a necesitar mucha ayuda para superar las consecuencias de un terremoto como el de esta semana. Y por eso este es un momento propicio para que aquellas naciones que a partir de la intervención de Naciones Unidas en 2004 comprometieron importantes contribuciones -en recursos y asistencia-, pero que aún no la han materializado, concreten esos aportes e, idealmente, los amplíen en función de la grave crisis humanitaria actual. La misión de paz de la ONU en Haití y luego la Misión de Estabilización (Minustah) -en la cual Chile ha jugado un rol destacado, junto a otros 17 países que aportan efectivos militares, bajo el liderazgo regional de Brasil- aún están muy lejos de cumplir sus objetivos originales, que equivalían a una virtual refundación del Estado haitiano para que, por primera vez en su historia, pueda proveer a sus habitantes niveles básicos de seguridad y gobernabilidad, con todo lo que eso implica en términos de desarrollo económico y humano.

Los países de América Latina no pueden permitir que se prolongue en la región -su inmediata esfera de influencia e interés- un estado de cosas como el que prevalece en Haití, más aún ahora con la situación generada por el sismo y por la urgencia de aliviar sus efectos. Para ello no hay sólo razones humanitarias, de por sí acuciantes, sino la urgencia de resolver la situación de lo que es, sin eufemismos, un Estado fallido, que conlleva problemas y amenazas de distinto tipo para sus habitantes y para todos sus vecinos.

Así, no se puede perder de vista, en medio de los esfuerzos por hacer frente a esta emergencia, un enfoque de largo plazo que dicta que el compromiso con Haití de la comunidad internacional, en especial la latinoamericana, debe ser sostenido. Sobre estas premisas Chile ha participado en la Minustah, en función de la forma en que concibe su responsabilidad en la arena regional y global.

Esto no significa que la intervención internacional en Haití deba ser indefinida, pues la meta final es que los propios haitianos puedan estar en condiciones de hacerse cargo de su destino. En este sentido, es preciso definir mejores mecanismos para evaluar su progreso y corregir sus errores. Lo hecho hasta ahora no es poco y debe ser valorado, pero un desastre natural ha puesto de relieve cuán complejo es lo que falta por hacer.

miércoles, 13 de enero de 2010

periodista digital analiza la cada vez más expandida tarea de GOOGLE y el poder informático que está acumulando

Decía Google que su objetivo es recopilar y organizar toda la información en el mundo y no va por mal camino. Sus servicios y productos se multiplican año tras año. Está presente tanto con servicios web como con software. Además del reciente lanzamiento de su propio móvil

Esta enorme expansión provoca los recelos de muchos en un aspecto clave: la privacidad. Eric Schmidt dijo recientemente: "Si tienes algo que no quieres que nadie sepa, quizás no deberías hacerlo en primer lugar."

Se puede estar de acuerdo o no con él, pero de un modo u otro Google sigue a toda maquina. En un post titulado How Google collects data about you and the Internetel blog Royal Pingdom explica paso a paso como el gigante de las búsquedas recoge todos los datos que tiene.

  • Buscador (web, imágenes, noticias, blogs, etc.): tiene el 70% del mercado de las búsquedas y cada vez que buscas algo en su famosa caja de 'buscar' Google registra la palabra que ha usado, cuando, dónde, desde que navegador, etc.
  • Clics en los resultados de búsqueda:también registra donde pinchamos para que la próxima vez que entremos nos ofrezca unos enlaces más personalizados.
  • Datos de tráfico de las webs: gracias a los servicios gratuitos de Google Analytics que ofrece posee una enorme cantidad de datos sobre el tráfico y el perfil de usuarios que visitan muchísimas webs.
  • Servicio de publicidad: su programa de publicidad contextual es de los más importantes en la Red. Sus dos herramientas, AdSense y AdWords le permiten recopilar, entre otros muchos, datos sobre usabilidad web (qué es a lo que más prestamos atención, cómo navegamos por una web, etc.).
  • Email: uno de los servicios de email más famosos es Gmail. Todo lo que pasa por él es analizado por Google para ofrecer enlaces de publicidad contextuales.
  • Google Apps: ofimática online, más información en la mano de Google.
  • Google Public Profiles: este es un servicio para que cualquier persona pueda crear un perfil público en la Red. No cabe duda que es una fuente de información personal.