Es lamentable y muy criticable la forma oficial en que se trata este tema. Lo han convertido en un secreto misterioso.
Toda empresa petrolera seria, estatal o privada, sabe la cantidad de reservas de petróleo y gas con las que cuenta. También las bolsas de valores y la banca internacional con las que esta industria trata conocen estas cifras.
En todo país democrático, el Ejecutivo tiene la obligación de informar a la población la cantidad de reservas nacionales.
En nuestro país, las últimas cifras oficiales que conocemos son las de 2009. El Gobierno, impávidamente, ignora la ley y ha ido difiriendo la contratación de una compañía certificadora de reservas y sus informes respectivos con la clara intención de que la exploración que se está realizando logre establecer importantes volúmenes de reservas nuevas.
Al presente, la perforación exploratoria más avanzada es la de Repsol, en el pozo Boyui, que debe alcanzar más de 6.000 metros de profundidad. Esta es una perforación que se está realizando muy cuidadosamente y se estima que habrá resultados a fines de 2019, después de más de dos años de perforación. Si los resultados son positivos, se precisará por lo menos dos pozos adicionales para establecer las reservas del campo. Esto sería en 2023.
Los resultados de los trabajos exploratorios de Total y Gazprom probablemente vayan más allá que los de Repsol. Los resultados de la exploración realizada por YPFB, lamentablemente, hasta la fecha son negativos y no dan mayores esperanzas.
No se tienen resultados oficiales después de 2009 y tampoco se ha producido resultados exploratorios importantes en la búsqueda de nuevos campos; sin embargo, no obstante lo deficiente que es la información, se puede realizar estimaciones necesarias que no estarán muy lejos de la realidad. Esto nos muestra que podremos cumplir los contratos de exportación de gas con Argentina y mantener nuestro consumo interno con una tasa baja de crecimiento hasta 2027.
Todo lo anterior indica claramente que predicar que somos el corazón energético de América del Sur no es más que una frase demagógica que no debe ser utilizada como línea maestra de nuestra política energética. Lo correcto es ser muy cuidadoso al aumentar los volúmenes necesarios de producción para cumplir compromisos antes del 2023.
Por todo lo anterior, llama la atención el hecho que en la localidad de Entre Ríos, en el Chapare, bajo el tema general de Bolivia centro energético de Sudamérica, se tenga en construcción desde 2016 un centro termoeléctrico de ciclo combinado, que subirá la potencia actual de 120MW a 480MW, con una inversión realizada hasta la fecha de 140 millones de dólares.
El proyecto se hace aún más llamativo porque para su construcción se está trayendo por vía aérea todo el equipo y material importante mediante aviones cargueros rusos Antonov, que son los más grandes del mundo, con vuelos que aterrizan también en el Chapare, en el aeropuerto de Chimoré, tres veces por semana.
No se conoce el mercado que abastecerá este proyecto, que será la planta termoeléctrica más grande del país, representando el 40% del total instalado en Bolivia. Por el membrete original, parecería ser una instalación para exportación de electricidad.
El personal en el sitio de construcción sólo informa que debe estar terminado para 2019. Este mandato tiene toda la modalidad monárquica con que se toman las decisiones, sobre todo para poder mostrar obras importantes concluidas para 2019 en el Chapare. Estimado lector, todos sabemos la importancia electoral de ese año para el actual gobierno, así que no entraremos en mayores consideraciones.
No se tienen en construcción líneas de transmisión para enviar esa futura energía. Parecería que la planta de fertilizantes que tiene el mismo problema, ahora tendrá una “prima hermana”.
El haber convertido nuestro Banco Central en una especie de banco de desarrollo está permitiendo que se financien este tipo de proyectos.
El gas que consumirán las plantas de ciclo combinado representará un fuerte incremento en los requerimientos del gas para consumo interno. Esta preocupación se magnifica, porque la planta de fertilizantes y ésta de ciclo combinado requieren suministro de gas continuo y uniforme por largo tiempo. Además, están ubicadas en la zona donde el gas se está extinguiendo y ante la irritación de los geopolíticos departamentales, en breve se deberá traer gas de Santa Cruz a esta zona cochabambina.
El autor es ingeniero petrolero y analista energético.
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