Brasil está tras la pista del mineral encontrado en un edificio de La Paz, cercano a las embajada de Estados Unidos y de Brasil y donde residen agregados militares de Venezuela, informa el diario financiero Valor, de Sao Paulo, en su edición de hoy jueves. Que se sepa, es la primera vez que se informa sobre quiénes habitan el edificio en cuyo garaje estaban almacenadas dos toneladas de trozos de roca que contienen un mineral, inicialmente señalado como uranio pero después el gobierno boliviano dijo que se trataría de tantalita (tantalio), sin contenido radiactivo. Espero que los medios bolivianos investiguen este ángulo de una información cuya importancia puede crecer más allá de las fronteras nacionales.
Los medios que alcancé a leer y escuchar ayer informaron sobre el vecindario del edificio, pero no sobre quiénes lo habitan, algo que, si se confirma la información sobre quiénes viven en el lugar, podría ser una omisión periodísticamente imperdonable.
Valor dice que ha determinado que la Policía Federal y Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) “investigan una posible ruta de contrabando de uranio extraído en suelo brasileño rumbo a Venezuela y que podría tener como destino final Irán”.
Agrega: “El edificio en el que se hizo la aprehensión de está próximo a la Embajada de Estados Unidos y la residencia oficial del embajador de Brasil en La Paz, Marcel Biato. Además, el edificio abriga a los agregados militares de Venezuela”.
La información cita al ministro de Gobierno Carlos Romero diciendo que el Instituto Boliviano de Tecnología Nuclear y el Servicio de Geología deberán analizar el material. El titular de Minería, Mario Virreira, dijo que los resultados estarían disponibles “en dos o tres semanas”. En la maraña de versiones oficiales surgió la del presidente de la Corporación Minera de Bolivia, Héctor Córdova, quien aseguró que el material no contenía uranio. De un momento a otro, había muchas autoridades bolivianas desplegando conocimientos sobre materiales radiactivos. Todas descartaban que las rocas del Edificio Illimani contuviesen esos materiales, cuya manipulación requiere de extremo cuidado, aun cuando se trate de realizar un diagnóstico preliminar. ¿No han visto las películas que muestran a quienes trabajan con esos materiales? Todos visten trajes especiales. Nuestros policías tenían guantes de goma, me aseguraron. Y a los curiosos se les ordenó mantenerse “a 20 metros de distancia”. ¡Maravilla de precaución!
Valor dice que una fuente del gobierno brasileño le informó que tanto la Policía Federal como la Agencia de Inteligencia del vecino país “investigan rumores sobre una ruta de contrabando de material radiactivo extraído de Brasil. ‘Si el material aprehendido contuviese efectivamente uranio, eso confirma los indicios de que existe una ruta del comercio de uranio clandestino exportado de Brasil por el departamento boliviano del Beni’”, dijo la fuente mencionada por el diario. “Ya escuchábamos eso; estábamos procurando investigar. Una de nuestras fuentes policiales nos ha confirmado esos rumores. Ahora ABIN y la Policía Federal tendrán que involucrarse oficialmente en el caso”.
En Brasilia se sospecha, dice la versión, que el uranio ingrese ilegalmente a Bolivia para ser exportado como otro mineral más para Chile, de donde partiría hacia Venezuela para dirigirse a Irán, aliado de Venezuela y bajo un embargo internacional por temores de que el programa nuclear iraní se encamine a la fabricar una bomba atómica. Valor dice que la policía no respondió cuando se les habló de esta hipótesis.
Un asesor de la presidencia de Industrias Nucleares de Brasil informó al periódico que Brasil es el mayor productor mundial de niobio, un metal frecuentemente encontrado junto al Tántalo, ambos metales mucho más valiosos que el uranio.
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