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martes, 6 de marzo de 2012

"el calvario de Yacimientos" podría llamarse la truculenta historia de la estatal del petróleo donde no se sabe quién manda y donde se impone "por chimenea" a los altos ejecutivos (H.Vacaflor)

Ahora que llegan las noticias del incremento de las importaciones de derivados del petróleo, 97% más en enero de este año que en el mismo mes de 2011, quizá haya que preguntarse seriamente quiénes manejan YPFB.
Una empresa que nació tras una guerra y que sobrevivió al despiadado descuartizamiento al que lo sometió la capitalización, como lo dije en estas columnas en su momento, cuando los que ahora gobiernan estaban dedicados a sus afanes políticos, se merece mejores conductores.
Lo que se sabe de estos conductores es que aumentan en cantidad tan rápido como caen en calidad.
En los últimos meses se produjo un injerto de personal pocas veces visto en las empresas estatales. Injerto fue, porque algunos funcionarios fueron colocados a la cabeza de la estructura jerárquica de Chaco, Andina y Transportes, encima de los que estaban en esos cargos.
Se dijo que se trataba de algo formal, como un homenaje a la militancia masista de los injertados, pero luego comenzó un cambio cada vez más profundo, a tal grado que los sospechosos de no ser masistas fueron despedidos.
El caso más curioso se presentó en YPFB Transportes, donde cayó del techo, o por la chimenea, el señor Luís Fernando Vincenti, por encima de Cristian Incháuste.
Es curioso el caso porque el propio presidente Morales había descalificado en público a Vincenti en un discurso unas semanas antes, acusándolo de ser el responsable de los apagones, por no tomar previsiones cuando era ministro de Energía. Alguien, no se sabe quién, premia a los que el propio presidente lapida. ¿Quién gobierna aquí?
Más curioso todavía: los tres que se montaron en esas empresas habían ocupado cargos en la administración pública, lo que los descalifica para desempeñarse en la empresa estatal, por lo menos según manda la ley de hidrocarburos.
Está pendiente reemplazar a todos los interinos que manejan las empresas estatales y ocupan otros cargos importantes con profesionales que sean aprobados por el parlamento.

domingo, 4 de marzo de 2012

de República autosuficiente en energía, EM la convirtió en estado pluri...que importa energéticos a pesar de haber gozado de la mejor coyuntura internacional. lo dice la persona más calificada entre todos los profesionales

Eureka ¡El gobierno ha descubierto que su principal enemigo energético no es la CIA. Se llama Petróleo y apellida Diesel. Días previos al Carnaval, YPFB dio por terminado el Carnaval de la industrialización del gas, al comunicar que declaraba inviable la conversión de gas a líquidos (GTL) en Bolivia.  La estrella de los planes de industrialización del gas.

El carnaval energético boliviano se inició después de la Guerra del Gas.  En esos desgraciados enfrentamientos se acuñaron las consignas de: “No venta de gas a Chile” seguida por “Industrializar no exportar gas”.

No vender gas a Chile fue fácil.  El supuesto comprador no estaba muy animado. Sabía que esa supuesta compra-venta lo llevaría a un planteamiento de gas por mar que no estaba dispuesto  a afrontar.  Más sencillo es importar LNG de cualquier parte del mundo.

Cumplir el segundo mandato resultó ser más difícil.  No se podía suprimir la exportación al Brasil.  La operación estaba amparada por convenios internacionales y era la mejor fuente de ingresos al Estado. Había más complicaciones.  Los carburantes que consumía el país (diesel, gasolina, jet fuel etc.) provenían de la refinación de ese petróleo muy liviano llamado condensado que acompaña la producción de gas.  Reducir producción de gas significaría reducir producción de carburantes.

Hacer que los vehículos utilicen gas natural comprimido (GNC) como carburante, era una ayuda.  Si no fuera suficiente, avispados e interesados asesores decían, se puede convertir gas a líquido con el proceso de GTL y tener diesel.

Por otro lado, no se podía olvidar o ignorar que las enardecidas masas de la Guerra del Gas al pedir industrializar no exportar, tenía una visión objetiva muy clara: tuberías llevando gas a fábricas en Bolivia, para producir con gas todo tipo de productos que podían ser vendidos a precios estupendos.  Eso era industrializar el gas.

Entonces se desató el carnaval de la industrialización del gas. Primero YPFB tomó la batuta e informó que su gran programa consistía en una planta de petrocasas para casas prefabricadas, fabricar tapones para garrafas, fertilizantes nitrogenados, plásticos y al final una de GTL.

YPFB no pudo avanzar con ese estrambótico programa. Haciendo caso a la flamante CPE, se creó la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos (EBIH), para que se haga cargo del tema.  El remedio resultó peor que la enfermedad,  así que después de unos meses se encomendó nuevamente a YPFB industrializar el gas.

La demanda de carburantes crecía inexorablemente, mientras se hacían esos desordenados planes y cambios institucionales, dignos de un carnaval. La importación de diesel ha llegado a niveles preocupantes.  No se puede substituir diesel con GNC.

El error garrafal fue el confiar en ser autosuficientes en diesel con el proceso GTL.  El gobierno fue advertido hasta el cansancio que todavía no estaba totalmente incorporado a la industria. La admisión de YPFB que el proceso de GTL en Bolivia es “inviable”, es muy grave porque es el anuncio que el país será importador de derivados, fundamentalmente diesel, por mucho tiempo.

Está visto que no se puede llegar a la autosuficiencia de carburantes refinando condensado.  Necesitamos petróleo.  Decretos y/o amenazas a las compañías que aumenten la producción de líquidos, logrará unos poco cientos de barriles.  El problema es de tal magnitud que necesitamos uno o más Carandas.

Esos campos pueden existir en el N.O. El sudeste es una zona gasífera. El lograr producción en el noroeste requerirá el cambio de la Ley de Hidrocarburos y otras pero sobre todo tomará tiempo.  Por los menos 10 años después de efectuados los cambios.  Mientras tanto se tendrá que importar cada día mayores cantidades de diesel y gasolinas.

Es increíble.  Parece una pesadilla.  En siete años se ha convertido una república energéticamente autosuficiente en un estado plurinacional que debe importar energéticos a pesar de haber gozado de la mejor coyuntura internacional de precios de exportación de materias primas que ha conocido el país toda su historia.  Es una hazaña.  No envidiable, muy difícil de repetir y nada recomendable.