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martes, 31 de enero de 2012

llegaron los otros que marcharon protegidos, motivados, utilizados por SEEM. nadie salió a recibirlos y E.D. de SC la rubrica "una marcha para el olvido"


Los indígenas del Parque Isiboro Sécure, los otros, aquellos que han marchado bajo el manto de la duda y la sospecha, acaban de llegar a La Paz, después de una marcha de 42 días. Nadie salió a recibirlos espontáneamente. Sus anfitriones fueron algunos miembros de organizaciones rabiosamente oficialistas, que solo consiguieron remarcar la indiferencia de los paceños . No los aplaudieron ni les ofrecieron comida o atención médica y seguramente el dolor de estos pobres “malpagados” fue mucho mayor que el que sintieron sus hermanos del Tipnis, víctimas de una descomunal paliza policial, el 25 de septiembre del año pasado, durante la marcha en rechazo a la construcción de la carretera que amenaza con partir en dos su territorio ancestral.
Flanqueados por ponchos rojos y 500 policías protectores
Los indígenas de tierras bajas siempre han marchado. Hace siglos que buscan su “tierra prometida”. Lo han hecho desde la llegada de los españoles, en la era republicana y ya van nueve veces que marchan desde la recuperación de la democracia. Sus objetivos no han cambiado, quieren respeto a su dignidad y al lugar donde nacieron; quieren vivir como seres humanos, sin miedo a que los expulsen de sus casas y les quiten sus chacos. Hace seis años ellos creyeron que había llegado su “mesías”, ese “Moisés” liberador que los iba a sacar de la pobreza y la exclusión o que, por lo menos, les iba a asegurar la consolidación de los territorios que han heredado de sus abuelos.

Es la primera vez, sin embargo, que los indígenas de tierras bajas marchan por un motivo ignominioso. Nunca se había visto a dirigentes, caciques y líderes de pueblos que viven de la tierra, de la cacería y de la pesca, tomar la carretera para exigir que un Gobierno arrase con una de las reservas naturales más ricas del territorio. Pelear por un camino es muy bueno, pero ¿cuándo se ha visto en Bolivia y en muchas otras partes del mundo, que los indígenas y su hábitat sean los primeros beneficiados con una obra de estas características? Si todo un país reaccionó exaltado por el oprobio acaecido en Yucumo, mucho más se debería decir de la humillación de los pueblos del Tipnis de tener que salir a defender a la fuerza a los cocaleros, a quienes solo buscan tierras para expandir sus negocios y que desde hace mucho tienen loteado el parque Isiboro Sécure; lo tienen amenazado de contaminación y han introducido allí la lógica violenta del sindicato “mafieril” que se beneficia del auge del narcotráfico.

Todas las marchas indígenas, especialmente las que se han producido en la era democrática, han marcado hitos importantes en la historia del país. Ellos empezaron a desarrollar conciencia en el país sobre los problemas de la tierra, la ecología, el agua y  el territorio. Más tarde fueron los portaestandartes del proceso constituyente en Bolivia, que debía introducir en el país una nueva generación de derechos, algunos de los cuales han sido introducidos en la Constitución y que ahora, justamente el Gobierno del MAS pretende negarlos de manera descarada. La última, aquella que llegó en octubre a La Paz, luego de vencer un sinnúmero de vicisitudes causadas por el régimen de Evo Morales, de tener que soportar insultos, calumnias y mil y una tropelía de energúmenos que fungen de autoridades, los indígenas testimoniaron el verdadero espíritu de bolivianidad, muy distinto al que se pretende promover desde las tarimas con discursos divisionistas y confrontadores.

La marcha que llegó a La Paz no tiene nada que ver con la historia de dignidad de los pueblos indígenas y tampoco cambiará el rumbo de sus reivindicaciones. Es simplemente una marcha para el olvido.
Es la primera vez que los indígenas de tierras bajas marchan por un motivo ignominioso. Nunca se había visto a dirigentes, caciques y líderes de pueblos que viven de la tierra, de la cacería y de la pesca, exigir que un Gobierno arrase con una de las reservas naturales.

viernes, 27 de enero de 2012

un millón de paceños saludaron al TIPNIS verdadero, ahora llega el TIPNIS falso, mercenarios, asalariados, serviles al MAS y al Gobierno, corregidores que serán recibidos con huevos podridos, tomates pasados, aguas servidas ante el desprecio general...banderas, no whipalas y policías protegiéndolos a los otros los apalearon


Los legisladores del Movimiento Al Socialismo (MAS) coincidieron este viernes en buscar un acercamiento entre la dirigencia del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure con la marcha del Consejo Indígena del Sur (Conisur), para que ambos puedan llegar a un consenso para la construcción de la carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos por el TIPNIS.
En conferencia de prensa, el jefe de Bancada del MAS en la Cámara Alta, Eugenio Rojas, manifestó que por el momento no se consideró una modificación a la Ley Corta. En tanto la Comisión Mixta de Constitución analizará la próxima semana el pliego de peticiones de Conisur, que exige la anulación de esa norma para dar lugar a la construcción de esa vía que uniría a los departamentos de Cochabamba y Beni.
"El tema de la abrogación de la Ley Corta no está previsto, porque primero tiene que reunirse la comisión, está en manos del senador René Martínez, tiene que analizarse el proyecto y debatirlo, la idea es que haya acercamiento entre dos grupos que están divididos, la primera marcha y esta marcha hay que buscar algún acercamiento", señaló Rojas.
El senador recordó que la marcha del Conisur es legítima, la misma que está representada por 41 comunidades y 35 corregidores originarios del TIPNIS, y no así impulsada por el Gobierno Central, como algunos legisladores de la oposición hacían mención.
Asimismo Rojas imploró a la población de la ciudad de La Paz que colabore a los marchistas del Conisur como lo hizo con los del TIPNIS y que no les lancen tomates como estarían pretendiendo algunos grupos radicales advirtió el legislador.
"Rogamos a la población ser humildes con los marchistas y no los discriminen, porque estas personas no son cocaleros, no son gente de Organizaciones No Gubernamentales (ONG's), son legítimos de las tierras bajas, son gente humilde pobre que al igual que los otros compañeros vienen a plantear sus propuestas para beneficio de sus familias y el desarrollo de sus comunidades", manifestó.
La marcha del Conisur partió desde Isinuta, en el trópico de Cochabamba, el pasado 20 de diciembre en exigencia de la construcción de la vía Villa Turani - San Ignacio de Moxos por medio del parque nacional. La movilización prevé llegar a la ciudad de La Paz el próximo lunes donde se reunirá con autoridades gubernamentales adelantaron sus dirigentes.
Una sola postura
Por su parte, el jefe de la Bancada del MAS en la Cámara de Diputados, Roberto Rojas, pidió a los dirigentes de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) concertar con los marchistas del Conisur una sola postura sobre la Ley Corta del TIPNIS.
"El TIPNIS es uno solo, y el CONISUR es parte de eso, el dirigente Adolfo Chávez tiene que unirlos, no puede discriminar a unos y que otros tengan privilegios, esperemos que lleguen alguna concertación respecto a este tema, y que se reúnan para tener una sola postura sobre el tema", señaló.
ANF

sábado, 21 de enero de 2012

Roberto Laserna enumera la proyección que adquirió el capítulo TIPNIS vivido por indígenas que armados de ética y valor civil se atrevieron a derrumbar el mito de EM tenido por defensor de la naturaleza. quedaron al desnudo sus mentiras y falencias


La defensa del TIPNIS adquirió fuerza cuando se convirtió en un movimiento de afirmación ética, de rechazo a la mentira y al abuso de poder, a la manipulación de las minorías y al uso instrumental de la ley y de los derechos.
Es indudable que en el núcleo del conflicto estuvo siempre el mismo Isiboro-Sécure en su doble condición de parque natural y de territorio indígena. Como todo conflicto, en éste se plantearon también muchos sentidos. Pero el que los articuló y les dio una fuerza nacional fue el de la demanda ética. Una demanda que no ha sido resuelta y que podría también envolver y fortalecer futuras movilizaciones.
La decisión del Gobierno de Morales de construir, sin consulta ni licitación, una carretera que atraviese el Tipnis demostró que la idea de que se fusionaran los derechos indígenas y ambientales fue correcta. Aunque por razones diferentes, los indígenas y los grupos ambientalistas unieron fuerzas y se apoyaron mutuamente en la movilización.
Por su parte, los ecologistas resaltaban el impacto destructivo que tendría la carretera sobre el bosque y sobre la vida silvestre. Por el suyo, los indigenistas denunciaban la contradicción entre el discurso oficial de la descolonización y la defensa de los derechos indígenas y el flagrante atropello que se cometería con una carretera que llevaría cultivos de coca y relaciones mercantiles hacia las comunidades originarias de la zona. El Gobierno, que había proyectado una imagen etno-ecologista a nivel mundial, se encontró de pronto atacado por ambos flancos y desde adentro. Sus respuestas lo mostraron huérfano de argumentos.
La opinión pública, sin embargo, desconfiando de la etnopolítica, observaba con simpatía el conflicto pero no parecía dispuesta a comprometerse. A su vez, los partidos de oposición no sabían cómo actuar. Si bien intuían el potencial del conflicto, sabían que tenía mucho de interno. La marcha se arrastraba lentamente por los caminos del Beni y quedó varada en Yucumo, evitando la violencia frente al bloqueo de los campesinos oficialistas.
Sucedió entonces lo impensando: la policía intervino la marcha con violencia, golpeando a la gente, deteniéndola y forzándola a dejar la zona. La prensa y los celulares difundieron los acontecimientos y el conflicto adquirió, instantáneamente, una dimensión nueva: la defensa de los derechos humanos.
Este hecho no solamente añadió un nuevo tema al conflicto, sino que le dio una dimensión más amplia y profunda, de carácter ético. El Gobierno, percibido hasta entonces como una fuerza desarrollista luchando contra los primitivos, los ecologistas radicales o las minorías políticas, se reveló como un transgresor de sus promesas. Las mentiras, hasta cierto punto toleradas en la política, se mostraron excesivas. El tema de la carretera que amenaza la vida silvestre y las culturas indígenas pasó a representar también la demanda ética: que se haga o no la carretera no puede decidirse de esa manera, con esos modales. Incluso personas que apoyaban el proyecto gubernamental se sumaron a la protesta: “carretera sí, pero no así”.
Y es que en la ética poco importan las palabras. La moral no está en los discursos sino en las acciones, y es por eso que los modales importan. Es en ellos que se muestra. Aún si los valores no son explícitos, la intuición y la subjetividad saben leerlos en los actos.
Por eso creció el movimiento, porque rechazó las maneras abusivas y mentirosas que exhibía el Gobierno. Cuando el 63% de la gente votó a su favor, no solamente le dio poder sino confianza en sus promesas. Las acciones que tomaba en relación al Tipnis y a los marchistas, una tras otra, lo mostraban traicionando a los indígenas, a los ecologistas, a los defensores de los derechos humanos, a los demócratas que creyeron que sería diferente. Fue por eso que el conflicto dejó de ser ajeno para el resto de la población, que se involucró de mil maneras: donando ropa, alimentos y medicinas, aportando con dinero, firmando peticiones, marchando en las calles, apoyando vigilias y, al final, convirtiendo la llegada de los marchistas en una fiesta que le enrostraba al Gobierno, frente a los balcones mismos de Palacio, el repudio a sus modales.
Que el Gobierno aceptara la ley corta no fue entonces la victoria de una utopía ecologista que anuncia una nueva civilización.
Tampoco es cierto que en la movilización hubiera un rechazo nacional al socialismo estatista o al etnocentrismo aymara, ni un repudio al capitalismo transnacional que busca apropiarse de nuestras riquezas. Esas interpretaciones tienen algo de cierto porque se refieren a los orígenes del conflicto, pero desconocen su evolución, por eso son excesivas. Si el movimiento del Tipnis adquirió fuerza ciudadana fue porque se transformó en un movimiento de afirmación de valores morales: sinceridad, solidaridad, respeto del otro y de la ley, valoración de los derechos.
El Gobierno no parece haberse dado cuenta de lo sucedido. Con sus actitudes sigue minando la confianza de la gente y poniendo en evidencia la fragilidad de sus promesas. Por ejemplo, luego de haber admitido la demanda indígena con una ley, se negó a cambiar el contrato de la carretera y, por si no fuera suficiente, ha buscado movilizar presiones que le permitan romper el compromiso que adquirió con los marchistas. Esto agrava su problema. Si antes el Gobierno mostró que su palabra tiene poco valor, sus actitudes posteriores sugieren que tampoco lo tiene su propia ley. La gente estará preguntándose cuánto de su Constitución respetará y, si no, ¿cuáles serán sus límites?
Como los discapacitados, que ya llevan semanas marchando hacia La Paz, es probable que surjan cada vez más grupos reclamando el cumplimiento de promesas. Su reclamo no siempre logrará la visibilidad del Tipnis, pero es probable que cada uno alimente aún más la demanda ética que hemos detectado. Satisfacerla fue, en el fondo, la promesa más importante que se hizo al país y es, tal vez, la única cuyo cumplimiento de verdad se espera. 
 

viernes, 20 de enero de 2012

el drama vivido por indígenas del TIPNIS en una sorprendente marcha de cientos de kilómetros no ha terminado. El Deber nos muestra otros matices alrededor del tema


Parece que el fuego de la conflictividad por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) alcanzará  una mayor incandescencia en  el curso de los próximos días. Son múltiples, por cierto, los aspectos indicativos de tan inquietante posibilidad.
Acaso el más elocuente sea el referido a las marchas antagónicas protagonizadas por organizaciones indígenas. Por pelos y señales, una parece estar promovida y financiada por el Gobierno. La encabezan dirigentes del denominado Consejo Indígena del Sur (Conisur) y se encamina a la ciudad de La Paz para respaldar la ya aparentemente tomada decisión gubernamental de remplazar la denominada ‘ley corta’ por otra que permita que la carretera de vertebración geográfica entre Beni y Cochabamba atraviese nomás el corazón del parque. No obstante, el oficialismo ha postergado temporalmente las modificaciones a dicha ley, a falta del cumplimiento de algunos trámites legales.
La otra movilización, todavía en aprontes, es promovida por la Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob) en coordinación con los nativos del Tipnis. Puede convertirse en una redición de la caminata que estos mismos sectores realizaran en los últimos meses de 2011, cuando tras arribar a la sede de Gobierno, en el marco de un impresionante apoyo ciudadano,  obligaran al mismísimo presidente Evo Morales a promulgar el instrumento legal que declara intangible al parque y prohíbe que sea atravesado por la cuestionada ruta vial.
Unos nuevos matices del conflicto por el Tipnis tienen que ver con el reciente desmarque del Movimiento Al Socialismo (MAS) de los diputados indígenas de la Cidob para conformar su propia bancada en la Asamblea Legislativa Plurinacional y la denuncia de 20 de los marchistas del Conisur que abandonaron la travesía porque no se les había cancelado el viático de Bs 300 diarios que se les prometiera por su participación. Atribuyeron este incumplimiento a los dirigentes de la marcha, a quienes reprocharon también por conminarles a avanzar a pie mientras ellos, muy cómodos y relajados, se trasladaban en vehículos
Así, mientras la decisión de la Cidob pone en riesgo los 2/3 del oficialismo en el Parlamento, la marcha del Conisur parece estar corroída y debilitada por sus conflictos internos y, además, desprestigiada por el financiamiento oficial que recibe indisimuladamente. Son probables, en consecuencia, nuevas deserciones como la antes referida. 
Entretanto, como ajeno a cuanto viene ocurriendo, el Gobierno sigue adelante en sus planes, entre los que figura una consulta previa a las comunidades asentadas en el Tipnis, la cual considera debe preceder al debate sobre la tan mentada ley corta y sus determinaciones, respecto a un irresuelto problema planteado bajo un clima de crecientes tensiones.

miércoles, 18 de enero de 2012

impresionante imagen de un alud que pone en riesgo inminente el derrumbe de viviendas en barrio paceño (H.B.)


La Paz.- El Asesor de la Gestión de Riesgos de la Alcaldía de La Paz, Rudy Lange, informó que se registraron nuevos deslizamientos en la zona de Pampahasi, al borde del talud que dejó el mega deslizamiento de febrero de 2011.
    "Es un proceso lento, pero continuo, en horas de la madrugada han colapsado aproximadamente unos 60 mil cubos del borde del talud", informó a los medios.
    Explicó que con ese deslizamiento fueron afectadas al menos 3 viviendas, que ya estaban en proceso de colapso y que se encontraban al igual que el resto desabitadas.
    "Las casas que estaban en el borde, del escarpe que dejó el deslizamiento del 2011, que ya habían colapsado parcialmente, un poco más de las mismas han caído", señaló.
    Anunció que esa unidad está esperando que la zona "entre en equilibrio", para poder ejecutar las obras de estabilización.
    "Se va a peinar el mismo, se van a hacer sello de grietas, se va a tapar e impermeabilizar el talud, se están impermeabilizando, desde mañana y pasado ya se está entrando al secado de la vías colindantes y bueno esperar un poco que pasen las lluvias", indicó.
    Explicó que el sector afectado está en las calles perpendiculares, entre las calles 7 y 11, que están colindantes al talud.
    En febrero de 2011, al menos 750 familias de seis barrios fueron afectadas por el mega deslizamiento, que dejó en la calle al menos a 6.000 personas.

lunes, 9 de enero de 2012

Federico Escóbar desde OPINION compara las dos marchas. auténticos TIPNIS, falsos TIPNIS que impulsados por el Jefe de Estado pretenden llegar a La Paz, para cambiar la Ley Corta firmada por Evo...

Cuando los marchistas convocados por el Consejo Indígena del Sur (Conisur) llegaron a Colomi, el presidente Evo Morales apoyó explícitamente a los caminantes, que pretenden llegar a la ciudad de La Paz para exigir al Gobierno la construcción de la carretera de Villa Tunari hasta San Ignacio de Moxos (distante a varios kilómetros de Trinidad) atravesando el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). Muchos nos preguntamos ¿por qué deben marchar hasta la Sede de Gobierno, si lo tuvieron al compañero Presidente dirigiéndoles la palabra? Era el momento de hacerle el pedido, desaprovecharon una gran oportunidad. Pero, también notamos cierta malicia en los políticos, porque les conviene curarse de la gran derrota del octubre negro del MAS, siendo pertinente políticamente el sacrificar a mujeres y niños en el cometido de llegar a la Sede de Gobierno para tener toda la fanfarria que opaque el grandioso recibimiento que tuvieron los habitantes del TIPNIS que llegaron a la ciudad de La Paz. El parque es bastante grande y con muchas comunidades originarias, donde están asentadas colonias y sindicatos con sembradíos de coca. 

La política en sí es buena, pero convertida en politiquería carece de sentimientos y justifica los mecanismos para alimentar el “yo” íntimo de muchos líderes y dirigentes. Hasta el momento, no nos dicen el verdadero compromiso que tiene el Gobierno con la transnacional OAS que construye los tramos uno y tres de dicha carretera, aunque en un aparente suspenso momentáneo del tramo dos. Nadie se opone a la construcción de esa carretera que vinculará a los pueblos, por desgracia desconocemos las proyecciones o alternativas para el tramo dos, que a decir de nuestro Presidente en Colomi, “tiene que pasar por el TIPNIS”, discurso registrado y publicado en varios medios. Quienes defienden a la Madre Tierra no son “opositores” al Gobierno, sino que están cuidando el futuro, no sólo de la biodiversidad del Parque, sino de la vida misma de todo ser en nuestro suelo. La política con tanto secreto nos llevará a enfrentarnos entre humanos en lugar de facilitar la convivencia pacífica, elemento importante para desarrollarnos. 

En un acto humanitario el Presidente debe dar un claro mensaje a los marchistas sin esperar que éstos lleguen a La Paz. Este tema todavía tiene muchos puntos para aclarar. Si ya tienen decidido la construcción de la vía, no sacrifiquen a la gente sólo por lograr un “pedido del pueblo”.

jueves, 5 de enero de 2012

Harald Olmos puntualiza. demora en el estudio sobre la hoja de coca. la UE entregó un millón de dólares y el estudio no aparece. Puka del PCB ha "puesto el dedo en la llaga" el 94% de la coca va a la cocaína. de nuevo el TIPNIS (Lea también Bolivia Primera Plana)


Han pasado dos meses desde que la Unión Europea hizo saber al gobierno su impaciencia con la demora en un estudio detallado y sustentado sobre la coca, un nudo gordiano del liderazgo político del presidente Morales. Ese documento, para el cual la UE entregó un millón de euros, debe exhibir algunas de las facetas principales de la estrategia de la coca. El que todavía no se lo haga público puede estar diciendo volúmenes.
Un artículo del cuaderno mensual izquierdista Pukara, que circula en la internet, ha puesto el dedo en la llaga en su número de este mes.  El trabajo cita una declaración del representante de la oficina de las Naciones Unidas  para la Droga y el Delito en Bolivia, César Guedes, en  la que destaca que, de acuerdo a la dirección general de Control de la Hoja de Coca,  el  94% de la coca que se produce en el Chapare  evade el mercado, en el municipio de Sacaba.
El mismo trabajo subraya que la coca de Yungas, un área tradicional de producción de la hoja, es demandada para el consumo humano, “incluso por la población del chapare, mientras que la coca de esta región cochabambina no es apetecida ni en las áreas rurales de Bolivia ni en el norte argentino”.  En seguida plantea la erradicación de los cultivos en el norte paceño y el norte de Santa Cruz, aún más imperiosamente los que han surgido dentro de parques como Amboró, Madidi y Territorios Indígenas.
Tras afirmar que “la coca excedentaria Chapare es un problema moral, ético y su dilatación en el tiempo enloda a  todos aquellos que dicen defenderla” presenta una terrible disyuntiva: “Coca o muerte? O salvamos a los productores ilegales e inmorales de coca –a todos, pero principalmente del Chapare- o evidenciamos la muerte del país y de su dignidad”.
El trabajo puede ser leído aquí en su integridad.
Es interesante que esta publicación coincida con los trancos finales de la marcha del CONISUR (Consejo Indígena del Sur), que con más de mil integrantes se propone, desde hace semanas, llegar hasta La Paz este fin de mes. Uno de sus cabecillas reconocidamente planta coca en el Tipnis y tras flirtear con un sí y un no sobre la ilegalidad o legalidad del plantío, el Vice-Ministro de Coordinación de los Movimientos Sociales, César Navarro, optó por la erradicación. Se desconoce cuándo se procederá a esa medida.
La opción preferencial del gobierno por los neo marchistas es bien conocida. Fueron dirigentes cocaleros los que aseguraron que el presidente Morales les  había prometido la carretera en la campaña que lo llevó a la presidencia en 2006, y el rostro que tuvo el mandatario al firmar la Ley Corta que los nuevos marchistas quieren derogar fue más que una declaración. Después, los marchistas fueron instados desde el gobierno a hacer lo que ahora están haciendo: presionar por la anulación de la ley.
La mayoría de quienes marchan es tan pobre y necesitada de asistencia como los habitantes del Tipnis que marcharon entre agosto y octubre. Pero existe una diferencia que lamentablemente los marchistas de hoy no  aprecian: la primera marcha era percibida como una acción legítima en defensa de los derechos de los indígenas y, más aún, de las leyes, inclusive de la propia CPE. La segunda es percibida  como una manifestación de plantadores de coca deseosos de asegurar y ampliar sus cultivos. Quizá ni se den cuenta claramente que son los productores de materia prima para la droga y no es de interés de sus dirigentes que  lo sepan. La primera marcha creó un cultivo de opinión pública que se agigantó el 25 de setiembre, con la represión policial, y estalló al mes siguiente en La Paz. Aún si ocurieran los mismos acontecimentos previos al 25/9 y la policía los reprimiera -una hipótesis negada de antemano- nunca recibirían el calor que el pueblo paceño brindó a los primeros marchistas.  ¿O no?

martes, 3 de enero de 2012

como era de esperar el Fiscal nombrado por el Vice García no se atrevió, le temblo la mano iniciar proceso por lo del TIPNIS contra los capos del Gobierno. críticas dentro y fuera de Bolivia


casi un millón de paceños apoyaron al TIPNIS. nunca visto

La Fiscalía General informó hoy que ha rechazado dos demandas por genocidio contra el presidente Evo Morales, presentadas por indígenas y opositores tras la violenta represión policial contra la marcha de nativos que se opuso a la construcción de una carretera en el parque natural Tipnis.
El fiscal general, Mario Uribe, dijo a los medios en la ciudad sureña de Sucre, sede del Poder Judicial, que decidió "rechazar las dos proposiciones acusatorias que se han planteado" en contra de Morales y del vicepresidente del país, Álvaro García Linera.
"La decisión que ha tomado mi autoridad es única y exclusivamente en el proceso (...) contra el Presidente y el Vicepresidente. Con relación a las demás personas y autoridades, en el proceso que se está siguiendo en La Paz se establecerá lo que corresponda", agregó.
La Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano y una decena de parlamentarios opositores presentaron en octubre del 2011 demandas separadas por "genocidio" contra Morales, García Linera, varios ministros y jefes policiales por la represión policial del 25 de septiembre del mismo año.
El argumento para ambas demandas fue que la legislación boliviana señala que no solo se juzga por genocidio a quienes exterminan un pueblo, sino también a los que causan lesiones graves o tratos inhumanos, como ocurrió con el ataque policial.
La represión se produjo cuando los indígenas, principalmente de la Amazonía, descansaban pacíficamente en un campamento provisional cerca del pueblo de Yucumo, a más de 300 kilómetros de La Paz.
Unos 500 agentes les atacaron con gases y porras, amordazaron a sus dirigentes y a mujeres y trasladaron por la fuerza a decenas de ellos en autobuses y camionetas a pueblos vecinos.
La acción policial, que fue calificada de "imperdonable" por Morales, causó una crisis en su Gobierno con la renuncia de dos ministros y otras autoridades, pero ni él ni ningún funcionario estatal han asumido responsabilidad por lo ocurrido.
Aquella movilización finalmente llegó a La Paz en octubre y obligó al mandatario a frenar la construcción de la carretera financiada por Brasil que iba a dividir en dos la reserva natural Tipnis, aunque ahora indígenas afines a su Gobierno marchan a favor del proyecto vial.

domingo, 1 de enero de 2012

con toda su humildad y valentía Fernando Vargas líder del TIPNIS ha merecido distinción por El País de Madrid "como el indio que plantó la cara a Evo". crónica de OPINION

"El País" de Madrid, uno de los diarios de mayor difusión del mundo hispanoamericano, eligió a Fernando Vargas entre los 100 Personajes del Año. El periódico describe al líder de la marcha indígena en defensa del TIPNIS como “el indio que plantó cara a Evo”. 

El único boliviano en la lista figura en el acápite de ciudadanos vinculados a “la protesta, la lucha anónima y el compromiso ético”.

En la lista, que incluye a personajes de la política, la sociedad, la cultura y el deporte, figuran los presidentes de Argentina y Perú, Cristina Fernández de Kirchner y Ollanta Humala, el jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, la dirigente estudiantil chilena Camila Vallejo, y el poeta mexicano Javier Sicilia, que encabeza la lucha pacifista contra el narcotráfico, entre otros.

En un breve artículo titulado “El indio que plantó cara a Evo”, la corresponsal del diario madrileño en Bolivia, Mabel Azcui, dice que Fernando Vargas “saltó a la vida pública desde el infierno de la represión policial a una columna de 1.500 indígenas que caminaba a La Paz para reclamar el respeto a la Constitución y a sus derechos de pueblos indígenas”.

“Viene de El Paraíso, su comunidad en el Parque Nacional Isiboro Sécure, donde no se necesita dinero para comer bien”, afirma el diario al fundamentar la elección.

Tras recordar que la televisión captó el momento en que nueve policías se abalanzaron sobre Vargas durante la represión de Yucumo, el diario cita una declaración del líder indígena: “Me tumbaron, me volvieron a patear un montón con la orden de deshacerme la cara”.