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viernes, 20 de enero de 2012

el drama vivido por indígenas del TIPNIS en una sorprendente marcha de cientos de kilómetros no ha terminado. El Deber nos muestra otros matices alrededor del tema


Parece que el fuego de la conflictividad por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) alcanzará  una mayor incandescencia en  el curso de los próximos días. Son múltiples, por cierto, los aspectos indicativos de tan inquietante posibilidad.
Acaso el más elocuente sea el referido a las marchas antagónicas protagonizadas por organizaciones indígenas. Por pelos y señales, una parece estar promovida y financiada por el Gobierno. La encabezan dirigentes del denominado Consejo Indígena del Sur (Conisur) y se encamina a la ciudad de La Paz para respaldar la ya aparentemente tomada decisión gubernamental de remplazar la denominada ‘ley corta’ por otra que permita que la carretera de vertebración geográfica entre Beni y Cochabamba atraviese nomás el corazón del parque. No obstante, el oficialismo ha postergado temporalmente las modificaciones a dicha ley, a falta del cumplimiento de algunos trámites legales.
La otra movilización, todavía en aprontes, es promovida por la Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob) en coordinación con los nativos del Tipnis. Puede convertirse en una redición de la caminata que estos mismos sectores realizaran en los últimos meses de 2011, cuando tras arribar a la sede de Gobierno, en el marco de un impresionante apoyo ciudadano,  obligaran al mismísimo presidente Evo Morales a promulgar el instrumento legal que declara intangible al parque y prohíbe que sea atravesado por la cuestionada ruta vial.
Unos nuevos matices del conflicto por el Tipnis tienen que ver con el reciente desmarque del Movimiento Al Socialismo (MAS) de los diputados indígenas de la Cidob para conformar su propia bancada en la Asamblea Legislativa Plurinacional y la denuncia de 20 de los marchistas del Conisur que abandonaron la travesía porque no se les había cancelado el viático de Bs 300 diarios que se les prometiera por su participación. Atribuyeron este incumplimiento a los dirigentes de la marcha, a quienes reprocharon también por conminarles a avanzar a pie mientras ellos, muy cómodos y relajados, se trasladaban en vehículos
Así, mientras la decisión de la Cidob pone en riesgo los 2/3 del oficialismo en el Parlamento, la marcha del Conisur parece estar corroída y debilitada por sus conflictos internos y, además, desprestigiada por el financiamiento oficial que recibe indisimuladamente. Son probables, en consecuencia, nuevas deserciones como la antes referida. 
Entretanto, como ajeno a cuanto viene ocurriendo, el Gobierno sigue adelante en sus planes, entre los que figura una consulta previa a las comunidades asentadas en el Tipnis, la cual considera debe preceder al debate sobre la tan mentada ley corta y sus determinaciones, respecto a un irresuelto problema planteado bajo un clima de crecientes tensiones.

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