Economía de palabras
Humberto Vacaflor Ganam
Los métodos del gobierno para hacer espectáculos se están perfeccionando.
En la inauguración de la planta de Karachipampa, en 2015, el presidente exhibió lingotes de plata para confirmar que la fundición estaba en orden. A los pocos días, la planta se paró, hasta ahora.
La semana pasada, en Bulo Bulo, el espectáculo fue más refinado. No se mostró la urea porque la planta, en realidad, está parada y no ha comenzado a operar. Ni siquiera la encendieron para impresionar a los curiosos. O para que haga ruido.
Lo que no impidió que se pronunciaran discursos sobre la industrialización, la segunda etapa de la nacionalización, el avance hacia los mercados del mundo, etcétera.
Cuatro días después se informó que la urea estará a disposición del mercado interno dentro de uno o dos meses y para la exportación quien sabe dentro de tres o cuatro meses.
En la inauguración de la planta que no funciona todavía, eso si, los seguidores del presidente dijeron que, para seguir con este tipo de obras, o por lo menos de espectáculos, es preciso que él siga en el cargo hasta el año 2035.
La urea que se produzca en la planta que costó, hasta ahora, 935 millones de dólares, saldrá para el consumo interno a bordo de un tren que todavía no funciona por falta de una ferrovía, o a bordo de camiones, unos 350 por día, que deberán recorrer carreteras que tampoco no están listas.
Por el momento, si no hay ni trenes ni carreteras para sacar la urea al resto del país o al exterior, los únicos que podrán usarla son los cocaleros del Chapare, que fueron la inspiración para este proyecto. Las cinco cosechas por año serán más ricas, con mayor contenido de todos sus componentes.
El gobierno dice que el consumo interno ajeno al Chapare absorberá 400.000 toneladas de urea por año, aunque por el momento sólo consume 27.000. Un vendedor optimista.
Y que las exportaciones irán hacia Brasil y Argentina raudamente en cuanto esté listo el ferrocarril o la carretera. El problema del costo de transporte hará que la urea boliviana cueste el doble que la extranjera, pero eso no tiene importancia. Lo que se quería era dar el espectáculo, los discursos, los aplausos y los planes hacia el futuro.
Vacaflor.obolog.com
Humberto Vacaflor Ganam
En la inauguración de la planta de Karachipampa, en 2015, el presidente exhibió lingotes de plata para confirmar que la fundición estaba en orden. A los pocos días, la planta se paró, hasta ahora.
Lo que no impidió que se pronunciaran discursos sobre la industrialización, la segunda etapa de la nacionalización, el avance hacia los mercados del mundo, etcétera.
En la inauguración de la planta que no funciona todavía, eso si, los seguidores del presidente dijeron que, para seguir con este tipo de obras, o por lo menos de espectáculos, es preciso que él siga en el cargo hasta el año 2035.
Por el momento, si no hay ni trenes ni carreteras para sacar la urea al resto del país o al exterior, los únicos que podrán usarla son los cocaleros del Chapare, que fueron la inspiración para este proyecto. Las cinco cosechas por año serán más ricas, con mayor contenido de todos sus componentes.
El gobierno dice que el consumo interno ajeno al Chapare absorberá 400.000 toneladas de urea por año, aunque por el momento sólo consume 27.000. Un vendedor optimista.
Y que las exportaciones irán hacia Brasil y Argentina raudamente en cuanto esté listo el ferrocarril o la carretera. El problema del costo de transporte hará que la urea boliviana cueste el doble que la extranjera, pero eso no tiene importancia. Lo que se quería era dar el espectáculo, los discursos, los aplausos y los planes hacia el futuro.
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