YPFB está en una franca y publicitada campaña de atraer inversión extranjera para la búsqueda de reservas de hidrocarburos.
Se quiere atraer empresas estatales o privadas extranjeras. Recalco lo de extranjeras porque en ningún momento se ha notado la más leve señal de atracción de inversión nacional para nuestra industria petrolera.
Inversiones en el sector petrolero, por definición, son de alto riesgo y su ejecución en otros países, es fruto de un profundo y complejo análisis.
Por tanto, su atracción debe ser realizada cuidadosamente transmitiendo confianza y seguridad desde el primer momento.
Como procedimiento para atraer inversión extranjera, YPFB ha escogido el denominado “Road Show”. YPFB ha utilizado este sistema con gran éxito en el pasado.
En pocas palabras, un “Road Show” es la decisión de una empresa, en este caso YPFB, de exponer a seleccionadas audiencias en el exterior, las oportunidades que ofrece para efectuar inversiones petroleras rentables. A las reuniones son convocadas, con invitación, compañías petroleras, bancos y consultoras importantes. Se las realiza en una o más de las capitales petroleras del mundo, Houston, Londres, Singapur, etc.
Las presentaciones a esas audiencias son realizadas por un equipo muy calificado en geología, tributación, sistema jurídico y la situación en general del país.
Después de las reuniones generales, se realizan otras con las empresas interesadas para coordinar fecha de negociación futura en Bolivia. No son reuniones de negociación y no se acostumbra que el “Road Show” sea acompañado por el máximo ejecutivo de la empresa.
YPFB no esta haciendo eso. Esta asistiendo a reuniones técnicas de otras empresas, Ecopetrol en Cartagena, Petrobras en Rio. Esas reuniones no son de promoción de inversiones.
La última reunión de YPFB en Santa Cruz (YPFB Gas & Petróleo 2012, 17/18 Mayo 2012) ha sido utilizada para promover inversiones y contándose con la presencia e intervención del Presidente de la República. No es lo acostumbrado, pero si se produce, lo aconsejable era que la más alta autoridad política del país, transmita el “animo político” de recibir inversión extranjera. Grande y casi incomprensible sorpresa, fue la advertencia que “el país no se tolerara inversión extranjera que amenace a la democracia o que complote contra el gobierno”.
Más adelante S.E. indico que siendo la energía un derecho humano, nadie debería lucrar con su explotación. Un observador neutral pregunta si Bolivia realmente desea inversión extranjera en el sector petrolero. La declaración está circulando en publicaciones especializadas, no por su sabiduría, sino por su extravagancia.
Pero ahí no paran las declaraciones. El Presidente a.i. de YPFB indica que no se puede pretender mayor seguridad jurídica en los contratos con las compañías petroleras porque han sido firmados por YPFB, aprobados por el Poder Ejecutivo y objeto de una ley en el Congreso. Así el potencial inversor comprende la advertencia presidencial. Como su contrato será discutido en el Congreso, que es una arena de lucha política, no debe acercarse a ese poder para correr el riesgo de caer victima de la esquizofrenia política.
El potencial inversionista no queda impresionado por las cintas que envolverán su contrato. Al contrario, se da cuenta que está a total merced del gobierno y su principal preocupación es poder acceder a una corte de arbitraje para solucionar controversias y contar con algún sistema internacional de protección a su inversión.
Podríamos seguir con observaciones, pero el propósito es aconsejar. Uno solo y simple es suficiente.
YPFB no debería lanzarse en pos de inversiones hasta que no haya criterio uniforme en el gobierno y eso debería lograrse con la anunciada nueva ley de hidrocarburos.
No se imaginan la incredulidad que están generando con declaraciones tan contradictorias por tan altas autoridades y por el anuncio no cumplido, por tres años, de una nueva ley de hidrocarburos.
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