rgentina y Bolivia se sumaron a la protesta ecuatoriana, pero asistieron. La primera intentó conseguir apoyo al reclamo por las Malvinas y, el otro, no se sabe: pide por Argentina, pide por Cuba, no pide nada para Bolivia. ¿Le interesa? Ambos se marchan cuando no consiguen su objetivo. Cristina ya tenía el puñal bajo el poncho: vuelve para expropiar, en horas y de la peor manera, las acciones de la mayoritaria Repsol en YPF. ¿Esperó que la misma Repsol confirmara el hallazgo de reservas en Vaca Muerta del orden de 250.000 millones de dólares (MD) en gas e hidrocarburos?
Bolivia esperó hasta el 1º de mayo para hacer lo mismo, con la misma torpeza: entrada de militares rompiendo cerraduras en TDE, una transportadora de energía, no una generadora, que es la verdadera carencia. No resuelve nada, salvo, quizás, dar empleo a unos cuantos compañeros. Llama la atención la coincidencia en formas y tiempo.
¿Casualidad, venganza anticolonial planificada, continúan los resentimientos, los fanatismos? Golpean en mal momento; España tiene 25.000-30.000 MD en Argentina. Peor Bolivia: se trata de su principal cooperante económico y cultural desde hace años (150 MD solo el 2010), un aliado casi incondicional a los más altos niveles. Para colmo, después del show de la “nacionalización” se les avisa que van a pagar (está por verse) un precio que están negociando. ¿Y tanta alharaca, para qué? Las reacciones han sido dispares, desde un disparate económico a “Morales se burla de España” (R. Zenteno), pues el mismo día de la expropiación de TDE saluda afectuosamente al presidente de Repsol en el campo Margarita y le garantiza respeto a las inversiones. ¿Le creerán?
Evo olvida las necesidades de Bolivia: hambre, pobreza, empleo. Debe asistir a los foros internacionales para encontrarle soluciones. Viajó a Cartagena con 80 personas, ¿para jugar un partido de futbol? Cuba no puede ser la solución: una economía quebrada, un país sin libertades. ¿Chávez acaso, acosado como está con el tema del cáncer que lo consume? La ayuda revolucionaria del principio se está cobrando y está programada en las cuentas de Venezuela. Nos tragamos el plan de alfabetización y el de los médicos cubanos, con resultados cuestionables; ¿cuánto han costado y siguen costando?
Mientras, el mundo sigue su curso. Momento espectacular en la producción de alimentos. Se machaca con el incremento del 120% del salario mínimo en seis años, pero se calla el alza de precios en la canasta familiar: arriba del 300%. Precio justo para unos pocos productos consiguió desincentivar al sector agropecuario y de exportadores pasamos a importar alimentos, y acentuó el desempleo.
Bolivia con 107 millones de hectáreas cultivables sólo utiliza dos, cuando Paraguay, país más pequeño, siembra 40, Argentina 120 y Brasil 250; cosechan para alimentar a sus pueblos y aprovechan la demanda mundial y los buenos precios. En muchos lugares se aumenta la productividad sin aumentar la frontera agrícola.
Según la FAO (2011), en los últimos 50 años la producción de alimentos pasó de 3.000 millones de toneladas a 8.300, utilizando solo el 25% del área sembrada. Se puede extirpar el hambre del mundo, si se quitan políticas públicas erradas y la distribución es más justa. El consumo promedio mundial de calorías, proteínas y grasas ha mejorado en un 25% y el porcentaje de hambrientos bajó de forma continua y, desde 2010, en números absolutos. Lo más espectacular es China: incrementó su producción más del 500% y la disponibilidad al ciudadano se duplicó; en la actualidad importa no más del 2% del consumo total de una población de 1.300 millones. Conocimiento, tecnología, incentivos y sacar la política mediocre del sector ha llevado a esos resultados. ¿Qué nos falta; qué nos sobra?
Soberanía nacional se llama a alimentos, educación, salud y empleo para todos. Dignidad significa recuperar de la miseria a tres de cada diez de los bolivianos; no basta la estadística: el 10% (1.100.000) salen de la franja de menos de 1 dólar/día (800.000 gracias al Bonosol/Renta Dignidad) y, ¿se van a dos/día?; o, el salario mínimo de 1.000 Bs/mes, cuando el 73% del empleo es informal. Al parecer, Evo sigue priorizando, contra todo pronóstico, objetivos políticos no nacionales.
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