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miércoles, 9 de mayo de 2012

"la calla de la amargura" se llama el recorrido de NSJ desde el palalcio de Pilatos hasta el Calvario. El mismo nombre le ha dado el pueblo, al callejón humano en medio de insultos que han pasado los marchistas por Moxos. Resistieron sin chistar. Son un movimiento pacífico


Los partidarios del Movimiento Al Socialismo acaban de ampliar su repertorio de movilizaciones antidemocráticas, agregando a los bloqueos, cercos y tomas una nueva figura: el callejón de la amargura.
Eso es lo que habría sucedido en San Ignacio de Moxos, donde no contentos con impedir el ingreso de los marchistas indígenas al centro de la población, los sometieron a una sistemática lluvia de insultos durante su paso por la circunvalación de la localidad, pudiéndose comprobar que militantes del partido oficialista avanzaban de calle en calle para repetir las consignas ofensivas.
Probablemente, el objetivo era provocar a los defensores del TIPNIS para que se desatara algún choque físico, pero los marchistas mantuvieron su ejemplar disciplina no-violenta y aguaron los planes de enfrentamiento.
Ciertamente, el bloqueo del ingreso indígena al centro de San Ignacio de Moxos no sólo constituyó una violación a la libertad de locomoción, sino también a la libertad religiosa de los marchistas, ya que se impidió su participación en una misa en la iglesia de esa población beniana…

Escuchas telefónicas

Al mismo tiempo, el régimen activó su maquinaria de propaganda descalificadora, repitiendo un guión muy similar al del año pasado -cuando se acusó a los indígenas de mantener conversaciones telefónicas con funcionarios de Usaid-, cambiando a la cooperación norteamericana por una parlamentaria.
El encargado del intento de descalificación fue el ministro Carlos Romero, quien presentó a la prensa una grabación casi inaudible. Hasta ese punto se reeditó la fórmula del 2011. Y como entonces, lo único que quedó en claro es que el gobierno confiesa que realiza escuchas telefónicas irregulares…

Amenaza jacobina

Mientras tanto, en otro frente del complicado cuadro de conflictividad social que vive el país, el vicepresidente Álvaro García Linera, autodefinido como “el último jacobino”, azuzó a las menguantes organizaciones aún alineadas con el partido de gobierno a movilizarse contra los médicos en huelga, en declaraciones casi lindantes con la apología de la violencia…
notishots@gmail.com

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