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domingo, 27 de mayo de 2012

celebra El Deber el nacimiento de gemelos en plena marcha del TIPNIS, Carolina Moye chimane, nos ha brindado esperanza y fe en medio de tantas dificultades. se constituye en un mensaje de paz. los niños reclaman actitudes responsables y un adiós a la soberbia.


Que una madre joven dé a luz en circunstancias difíciles es una historia cargada de ternura, de amor, pero sobre todo de esperanza, desde siempre.
Los mellizos que tuvo Carolina Moye, de la etnia chimán, en pleno desarrollo de la IX marcha en defensa del Tipnis, han enternecido a todos los bolivianos.
Resulta difícil no pensar en la Biblia y en otra joven que entregó una esperanza para todos los hombres, allá en Belén.
Una marcha que estaba avanzando con dificultades, acosada por el mal clima, por las amenazas de personas malas que quieren cerrarle el camino, agraviada por una descomunal campaña de insultos, mirada con recelo por los poderosos, recibió del cielo no uno, sino dos mensajes de aliento y esperanza.
El mensaje de paz que porta la marcha con sus nuevos y bellos estandartes ha sido respondido, hasta ahora, con gestos hoscos, con agravios, con poses de soberbia.
Quienes manejan la causa contraria a la marcha tendrían que evitar caer en actitudes perversas, pensando en los dos recién nacidos. Se sabe de antiguo que no es bueno ensañarse con los niños. Lo han probado imperios poderosos.
Los dirigentes de la marcha no planificaron este parto pero lo saludaron con alegría y sobre todo con esperanza.
Ese espíritu, positivo y de esperanza en el futuro, tendría que ser contagiado a quienes miran la marcha con temor, e incluso con odio.
Estos dos mensajes tendrían que ser entendidos como la apertura de una nueva etapa en Bolivia, de una nueva actitud hacia el diálogo y el entendimiento.
Negarse a conversar con una marcha que lleva estos dos símbolos de la nueva Bolivia es darle la espalda al futuro. Desear que la marcha se extinga, o hacer algo porque así ocurra, equivale a no entender que los bolivianos se han identificado con esta causa porque quieren un futuro diferente.
Y ese futuro tiene dos retoños bellos, de un pueblo indígena originario, que encaja en los primeros mensajes de quienes manejan el país, aunque los hayan olvidado.
Estas circunstancias tendrían que dar lugar a que quienes se han propuesto avanzar en un proyecto carretero que acabará con un parque natural,  mediten en lo que están haciendo.
La causa contraria a ese proyecto comprende ahora a todo el país. Si se hiciera un referéndum sobre el tema, esto quedaría en evidencia.
La corriente mayoritaria de la opinión pública quisiera que nada se haga para aumentar los cultivos de coca, porque se los identifica con los males que agobian ahora a los bolivianos.
El poder económico de las actividades ligadas a ese cultivo y su transformación se está ensañando con los bolivianos dedicados a otras actividades. La mayoría de los bolivianos quisiera que termine la pesadilla provocada por la droga y sus operadores.
Las dos esperanzas que han nacido en la marcha, los dos estandartes que llevan esos bolivianos, están exigiendo que, de parte de las autoridades, surjan actitudes responsables, que acaben con la soberbia y el capricho.

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