Oteando nuestro futuro energético
En la crisis económica financiera mundial del 2008 se endilgó a los hidrocarburos el doble papel de víctimas y victimarios. Los altos costos de bienes y servicios eran atribuidos en gran forma a los elevados precios que habían alcanzado los hidrocarburos. Por otro lado, se indicó que el menor consumo de energía era causado por la disminución del aparato productivo.
Esta vez la crisis del euro está acompañada de acontecimientos energéticos muy diferentes. El primero y más importante es la aparición de producción comercial de gas y petróleo de formaciones hasta la fecha pasadas por alto. “Oil & Gas Shales”. Esquistos o pizarras impregnadas de hidrocarburos que pueden ser extraídos utilizando nueva tecnología.
Otro aspecto adicional importancia es el hecho que las áreas donde se encuentran esas formaciones, están en zonas alejadas del Golfo Pérsico, disminuyendo así, la influencia geopolítica del Medio Oriente.
Un reconocimiento inicial en el planeta muestra que, en orden de gran magnitud, estos “shales” están presentes y accesibles en USA, China, Polonia y Argentina. En cantidades menores en muchas otras partes del planeta, entre ellas Bolivia.
Hasta la fecha, USA es la región donde más impacto está causando la explotación de estas formaciones. Estados Unidos de Norteamérica, el mayor consumidor e importador mundial de hidrocarburos (gas y petróleo) está disminuyendo sus importaciones en forma acelerada. Al punto tal que estima llegar a la autosuficiencia el 2013 e inclusive exportar gas como LNG.
En esta transformación energética de USA, y posible retorno a su rol inicial de la era de los hidrocarburos, causara grandes cambios en el ordenamiento económico internacional.
Al otro lado del mundo, en Japón, también suceden acontecimientos importantes, con relación a la energía nuclear y el gas. El descontrol de una de las centrales de Fukushima ha ocasionado, hasta la fecha, el cierre de otras 4 adicionales. Las nuevas regulaciones de seguridad que se han acordado para futuras plantas y mantenimiento y/o reposición de las actuales, hacen prever que Japón por tiempo indefinido dejará de instalar centrales termonucleares.
El gas natural ha sido seleccionado para generar los requerimientos actuales y futuros de electricidad, consolidando a Japón como el mayor y creciente mercado de LNG en el mundo.
El desarrollo de esta situación, afectará positivamente a todos los países productores de LNG (Qatar, Indonesia, Australia, Perú, etc.) Pero el impacto es aún mayor. La apertura de ese gran mercado es otro elemento positivo para la construcción de plantas flotantes de LNG, que permitan utilizar gas remoto. Shell ha iniciado la construcción de la primera en Australia. Se espera esté operable el 2017.
En Europa el incidente de Fukushima ha tenido una influencia decisiva para que Alemania, por segunda vez, decida retirarse de la utilización de centrales termonucleares. El gobierno alemán ha decidido oficialmente el cerrar 10 centrales termonucleares para 2022. La electricidad generada por esas plantas sería reemplazada por generación de fuentes no convencionales (viento, sol, etc.).
Mientras tanto, Rusia con Gazprom, continúa su avance para copar el abastecimiento de gas a Europa. Su gigantesco gasoducto submarino, el Nord Stream, que atravesando el Báltico ha llegado a Alemania y ya está en operación. Por otro lado, el desarrollo del South Stream que llevaría gas a Europa por Turquía, también está en pleno progreso de negociación.
Todo lo anterior parece dar mayor certeza al último informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA) que predice una “Época de Oro” para el gas natural. La IEA es la agencia energética de los países de la OECD.
¿Y nosotros? Parece que no aprendemos. YPFB acaba de hacer el mamarracho de enviar una misión a Jakarta, a supuestamente promover la inversión en Bolivia, que ha entrado de “colador” a una reunión de Pertamina, la estatal dedicada a problemas de la industria petrolera en Indonesia. Seguimos mal y sin entender nuestros problemas, ni los de la industria en general.
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