“Tipnis sí, coca no”
Los ciudadanos paceños que recibieron con admiración y solidaridad a los integrantes de la novena marcha en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) mostraron que han entendido el profundo mensaje de todo el episodio de las discrepancias de los habitantes del parque con el Gobierno.
Al gritar “Tipnis sí, coca no”, los paceños estaban sintetizando este complejo debate que ocupa a los bolivianos en los últimos tres años sobre el proyecto de una carretera que debe unir los departamentos de Cochabamba y Beni por un trayecto cuestionado.
Pocos se han preguntado en el país por qué el Gobierno está tan empeñado en que la mencionada carretera atraviese el corazón del parque, si por otro lado alega que lo único que le interesa es conectar dos departamentos.
Tres periodistas se prestaron hace un mes a la parodia de hacerse pasar por expertos en carreteras y decir, tras un vuelo de helicóptero, que la única posibilidad de construir la carretera era por el corazón del parque.
La conciencia de unos periodistas tiene importancia, pero más importancia tiene el misterio que se esconde tras el empecinamiento del Gobierno en que la carretera parta en dos el parque.
El largo debate sobre este tema ha servido para que la ciudadanía de todo el país, como lo ha mostrado el público paceño, entienda lo que está detrás de este misterio.
“Tipnis sí, coca no” es la frase que está en el corazón de este debate. Atravesar el corazón del parque, donde viven muy pocos pueblos originarios, solo puede tener el propósito de crear un nuevo Chapare en el país.
Quienes están detrás de este propósito tendrían que ponerse a meditar en los pueblos originarios que existían en Chapare y que ahora han sido reducidos a pequeños grupos de mendigos que buscan el favor de los millonarios de cocaleros y sus socios.
¿De eso se trata todo esto? ¿De ceder un nuevo parque nacional a la voracidad de la nueva clase privilegiada del país, la de los cocaleros?
El grito de los paceños revela también que el país ha asimilado un nuevo tema de profundo contenido político, porque pone de un lado a quienes quieren que el país se convierta en el reino de los cocaleros y sus socios, y por otro lado a quienes esperan poder vivir todavía en un país digno.
Este mensaje quiere decir que, de un lado, está la propuesta de una Bolivia vinculada a un negocio sucio, peligroso, dañino para la sociedad, y del otro lado están quienes esperan poder recuperar a Bolivia para que se encamine por senderos de dignidad, de trabajo honrado, ajena a las delincuencias que traen las actividades ilegales.
El Gobierno ha decidido despreciar a los marchistas del Tipnis que llegaron a La Paz. Los bolivianos dignos saben que eso no tiene importancia, porque el gran mensaje de los marchistas, la lección mayor que han dado con sus largas caminatas, han sido muy bien entendidos por los bolivianos.
El Tipnis ha venido a cambiar a los bolivianos de una manera muy profunda y definitiva.
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