Y pa’ no andar con rodeos, directo voy a mentar, el TIPNIS, tierra de indios, parte de la Pachamama, territorio no privado, un parque comunitario. Contrariando los acuerdos, so pretexto de mejoras, hieren a la Madre tierra, ¿¡otro tajo en sus entrañas después de haberla charquea’o!? Parece ser que olvidamos los derechos de la Tierra y hasta la máxima ley, que la aplastante mayoría aprobó, por si las moscas, dándoles un buen sopapo a logieros y sus amos. Bonito discurso agitan, como el canto de los sapos, “¿con cemento y carretera vamos a beneficiar a indígenas desnutridos, moxeños y moxetenes?”. Se olvidan de otros “detalles”: las ganancias sustanciosas de las grandes petroleras, que multiplican sus bienes, de los que fabrican buses, camiones y otros motores que destrozan los pulmones, los montes y otras diez cosas.
¿Qué pasa con el buen Indio, que prometía cuidar la cultura de la vida, enfrentando al capital? Intentemos escuchar lo que quieren campesinos: producción, educación, integración y caminos, pero también respetar la cultura de la vida, los derechos de la Tierra, las virtudes que ella anida. Consecuentes con las leyes, pero más con las ideas, con los pueblos de chimanes, yuracarés, moxetenes, trinitarios y mojeños hijos de la Madre Tierra. No dejemos que Mandinga, con pretexto de progreso, de planes de desarrollo, de vertebrar las aldeas nos imponga carretera, utilizando al Congreso. Otra de las ecuaciones: gobernar obedeciendo y hemos visto muchas veces cambia’o este mandamiento, ordenan sin consultar, obedecen por presión… y está lejos el intento, de gobernar sin mandar. Se van repitiendo errores. Desde el “No” a la Autonomía, sin escuchar el reclamo de los indios de los llanos. Por error, puede pasar una vez pa’ la experiencia y hasta dos veces quizá, pero la tercera vez llama a sospecha la cosa. Ya no es error, es intento de emborrachar la perdiz y volver al mismo cuento. Si querés bien gobernar, aprendé a escuchar primero, antes de mover la lengua, pa’ no pecar de altanero, hacé lo que hacen los perros, muy queridos por leales, no se ponen a ladrar sin afinar las orejas. Es una meta buscada el construir socialismo, de cada tres, dos votaron por ese sueño dorado. El soñar es la utopía de hacer cosas con realismo. Bien lo dicen en España los jóvenes indignados: “Si no nos dejan soñar, no dejaremos dormir”. Esta poesía criolla a lo Martín Fierro es una estupenda construcción literaria de un guerrillero de Ñancahuazú y Teoponte, médico y oriental, un valiente socialista que aportó al MAS su energía y que hoy indignado escribe sus endechas en dolorosa canción.
También su hermano Antonio Peredo, fatigado el corazón, escribió su honda pena al proceso en agonía: “Creo en los pobladores del Parque Isiboro Sécure. Creo en su derecho a reclamar por la seguridad del territorio que habitan. Tienen derechos reconocidos por la CPE promulgada en febrero de 2009. Les asiste la protección de tratados internacionales, de los que Bolivia es uno de los primeros firmantes, con plena ratificación del Congreso”.
¿Qué puedo aportar además, a estos pensamientos quemantes de quienes confiaron en los actuales gobernantes? Simplemente un ¡Jallala a la IX marcha del TIPNIS!
Y por los fueros de la Pachamama y de los parques: ¡Cero coca y cocaína! ¡Muera la sagrada hoja de los Andes, materia prima de la muerte cerebral, de la corrupción y la dignidad de la Patria!
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