Previus. A la pregunta, cuál es el problema básico de Cochabamba. Cuáles las soluciones? el autor de este razonamiento previo respondió. El problema número uno de Cochabamba es la basura. Entonces, le dedicó muchos meses, primero al estudio de similares problemas en otras ciudades, pidió y obtuvo los recursos para realizar el estudio que concluyó en una tesis. "Plan de Incineración en Cochabamba" que teóricamente respondía a tal necesidad.
Con ayuda técnica adecuada se pudo elaborar un principio de propuesta para tal fin, que el autor presentó ante el Alcalde Municipal de entonces Manfred Reyes Villa, interesado en el asunto, aunque no del todo convencido de la propuesta de solución. Es que "los ambientalistas de ayer, siguen imponiendo su criterio" opuesto a los grandes hornos de incineración, que son todavía la solución en las mayores capitales del mundo, no es la solución ideal, pero es al fin y al cabo la forma más directa de terminar con la basura.
El autor, con un esquema del estudio que pudo haber sido la base para otro de factibilidad, recorrió tres comunas, Cochabamba en primer lugar, La Paz y Santa Cruz y dejó una carta de primeras intenciones. En Cochabamba, además de la experiencia propia como funcionario municipal en diversas oportunidades, incluyó una visita a EMSA, que poseía una gran extensión de tierra camino a Sacaba y funcionaba como garaje y depósito de materiales para los vehículos del Servicio. No tenía autonomía, era dependencia directa del Alcalde, o del ejecutivo.
Los técnicos de entonces oyeron nuestro testimonio de plantas de basura sólida (desechos domiciliares) que se introducía a un caldero y al cabo del proceso, salía por una terminal convertida en: energia (electricidad), pedrones calcinados (utilizados como base para los caminos) y los materiales para reciclar. O sea la materia prima la basura informe, masiva, el producto la energía aprovechable de inmediato por ejemplo en una red de servicio eléctrico.
Ahora bien. El planteamiento fue realizado en abril de 1995, la basura de la metrópoli era insuficiente para justificar la adquisición de una planta de incineración con tecnología de punta, que entonces tenía un costo estimado de 18 a 20 millones de dólares. Se hacía necesario juntar la basura del conurbano incluyendo Quillacollo, Sacaba lo que encarecía el costo de acopio por las distancias y el transporte, aunque la dificultad mayor estaba en una mentalidad opuesta al proyecto.
La otra dificultad, ni el Gobierno Central, menos el Municipio tenían recursos para costear el pre estudio de una factibilidad cierta, por lo que la idea del incinerador fue desechada en forma indefinida. Y así estamos a 20 años de aquel planteamiento. Qué se tiene hoy en día.
El monto de los desechos sólidos domiciliares supera las 400 toneladas diarias, lo que sumado a Sacaba y Quillacollo, justificaría la instalación de una planta incineradora de tamaño mediano y con los recursos frescos del Estado Plurinacional, sumados a los de la Gobernación y el propio Municipio, podría ser factible aplicar la solución ya propuesta y actualizada al 2014.
En sendos artículos de prensa nos tocó descartar Kara Kara, simple botadero, cien veces colmatado y convertido en centro de pelea entre vecinos y Alcaldía Municipal. Por equis o zeta, alrededor de Kara Kara, han surgido barrios de gente pobre, tierras que carecían de valor han sido apropiadas por los asentamientos de familias que viven "de la basura", en todas sus formas, acopio de reciclables, comercialización con pequeñas fábricas de vidrio, de cartón, de embases, de hojalaterías, talleres artesanales, etc., potencial no despreciable por su laboriosidad, su conocimiento del gremio, luego de muchos años de estar haciendo lo mismo cada dia. Y por su peligrosidad para la salud primero de los pobladores del entorno y luego de toda la región susceptible de epidemias y contagios.
Corresponde por tanto encomendar a las Universidades, a las instituciones, a las empresas, a los técnicos que tienen que ver con esta problemática ambiental, dedicarle atención y formular propuesta, para que la solución sea definitiva, no un parche, ni algo temporal, sino un dispositivo de medidas, inversiones, proyectos que conduzcan a la solución final. Mauricio Aira (Incineradores para la basura)
El texto de Los Tiempos referido al fracaso de "los cholangos"
Doce meses después de que en enero pasado, con el estreno de 24 camiones basureros –los denominados “cholangos”– se iniciara la aplicación de un nuevo sistema de recojo de basura de nuestra ciudad, los resultados son deplorables, por decir lo menos.
En efecto, los 12 meses transcurridos y las muchas rectificaciones que han ido haciéndose ante lo desacertadas que resultaron ser muchas de las innovaciones no han hecho más que confirmar que, tal como podía sospecharse desde un principio, tras el nuevo sistema no hay ningún plan que merezca tal rótulo sino una cadena de improvisaciones que no llegan a subsanar la falta de criterios básicos que guíen la labor de la Empresa Municipal de Saneamiento Ambiental (Emsa) ni de la Secretaría de la Madre Tierra de la Alcaldía.
La más reciente de esas muestras de desorientación la han dado al anunciar, primero, y dejar sin efecto poco después, la decisión de imponer sanciones económicas a quienes no entreguen a los recolectores sus desechos debidamente separados en cuatro bolsas diferentes, según sus características. Hubiera sido inadmisible que perseveren en su afán, pues resulta absurdo exigir tal práctica a la ciudadanía si una vez depositada la basura en los camiones recolectores vuelve a ser reunida en un solo compartimento sencillamente porque los carros basureros de Cochabamba no están acondicionados para tal efecto.
Lo que más llama la atención de esa forma de actuar es la insistencia en atribuir el problema a supuestos malos hábitos de la ciudadanía, con lo que se justifican millonarias campañas de “educación”, siendo tan evidente que no es ahí donde radica la mayor dificultad.
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