El líder campesino boliviano Felipe Quispe reconoció sus vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y denunció la "impostura" del Gobierno boliviano por no hacer lo mismo.
Quispe, ex integrante del Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK), al que también perteneció el actual vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, admitió sus contactos con el fallecido jefe de las FARC "Raúl Reyes" y su simpatía por el grupo, sobre los que había informado esta semana el matutino, informa el diario La Razón.
Tras destacar a quienes toman las armas cuando creen que es el único camino para lograr objetivos de justicia, Quispe, en un comunicado leído en La Paz junto a él por un colaborador suyo, aseguró que "en esa declaración de simpatías están incluidas las FARC".
Agregó que el Gobierno que preside Evo Morales se avergüenza de sus orígenes y de sus amigos cuando rechaza vínculos con la guerrilla colombiana.
"No podemos ser como el actual Gobierno que desconoce y tiene vergüenza de sus orígenes y de sus amigos, declarando públicamente no conocer a quienes fueron sus aliados y soportes políticos", dice el comunicado del líder indigenista de extrema izquierda.
La Razón comenzó a publicar el lunes una investigación fundamentada en informaciones descubiertas en el ordenador de "Raúl Reyes" que detallaba un supuesto plan de las FARC para expandirse por Bolivia y contactar con funcionarios del Gobierno.
Entre otros detalles, el diario publicó que las FARC entrenaron a al menos a cinco grupos de bolivianos enviados a Colombia por Quispe.
Según el periódico, el envío de jóvenes estudiantes bolivianos de la etnia aimara fue gestionado por el propio Quispe, quien informaba por medio de la guerrillera Nubia Calderón a Reyes, fallecido en marzo en el ataque del Ejército colombiano a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano que motivó una crisis diplomática entre ambos países aún no resuelta.
Sobre los entrenamientos en campos de terroristas de algunos de sus compañeros, Quispe llegó a afirmar que "no es delito capacitarse".
El dirigente campesino es recordado por el diario como jefe del EGTK, un grupo que atentó contra intereses estadounidenses y torres de energía eléctrica en 1989, delitos por los que fue encarcelado en La Paz durante cinco años.
Por su parte, el Gobierno boliviano ha insistido en negar cualquier relación con las FARC y ha denunciado que existe una campaña internacional para vincular al Gobierno de Evo Morales con la guerrilla colombiana.
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