El creciente consumo mundial de gas está facilitado por la conversión a líquido (LNG) y transportado en barcos especiales. El gas es ahora casi un “commodity”. Los países productores hacen los mayores esfuerzos para que la relación producción-transporte-mercado sean lo más fluida posible.
La trágica y lamentable “Guerra del Gas” que se ha estado evocando estos días, fue un costosísimo éxito político. Algo que no se menciona es que por un tiempo indefinido perdimos la oportunidad de contar con instalaciones de licuefacción, puerto y toda la infraestructura necesaria para que podamos ingresar al mercado mundial del gas. Hemos quedado limitados a exportar vía gasoducto.
Era un momento muy oportuno, todas las inversiones hubieran sido privadas. Tal era así que ante el naufragio del proyecto boliviano, en el que REPSOL hubiera sido el mayor inversor, optó por participar en el proyecto peruano de LNG que ahora comercializa gas de Camisea a más de 20 países diferentes del mundo.
En cambio nosotros sólo podemos acceder a 2 mercados de magnitud vía gasoducto: Argentina y Brasil.
Si se tiene fe en más yacimientos de hidrocarburos en el país, estar con mercados limitados no es lo más deseable para el futuro.
El contrato de venta al Brasil, es el componente más importante de la bonanza económica actual. Ese contrato termina el 2019. Brasil tiene producción actual y futura importante. Probablemente continuará comprando con el concepto de “llanta de auxilio”.
Lo anterior nos presenta la preocupación de hasta cuándo será Argentina un mercado para nuestra producción de gas.
El consumo del mercado interno argentino de gas llega a casi 2 TCF/año proveyendo el 56% del total de la energía que consume ese país. Al presente sus reservas probadas de gas convencional no son más de 5 TCF, por tanto, se ha convertido en un creciente importador de gas. Ha llegado a este punto por una política precios fijos estimulando al consumo y paralizando la exploración.
Ante esa difícil situación, el gobierno argentino ha revitalizado YPF para la búsqueda del autoabastecimiento con la explotación de hidrocarburos no convencionales.
Por lo anterior, la Conferencia “Worls Shale Oil & Gas Latin America Summit” que se celebró en Buenos Aires del 4 al 6 de septiembre pasado, era de especial importancia para Argentina y nosotros, con la asistencia boliviana solo del que escribe estas líneas.
Los resultados de la conferencia, en una apretada síntesis, mostraron que si bien existen grandes recursos de gas y petróleo en formaciones de lutitas (shales), convertir ese recurso en reserva explotable de hidrocarburos es todavía un proceso lento, difícil y costoso. Solamente en Norteamérica (USA y Canadá) es un éxito. Argentina es, hasta la fecha, el único país que esta depositando su autoabastecimiento de hidrocarburos en la exploración de estos recursos.
Casi paralelamente a la realización del Summit, se dieron a conocer detalles del Convenio YPF y Chevron, que permite formar una idea razonable del tiempo que tomará Argentina en ser autosuficiente.
La sociedad Chevron-YPF, planea un año de proyecto piloto con 115 pozos adicionales, a los 122 existentes, para lograr una producción adicional de gas de 1.8 MMm3/d. De lograrse esos resultados, la sociedad continuará una segunda fase hasta el 2027, para perforar otros 1560 pozos y lograr 3.8 MMm3/d de gas. Los resultados de petróleo serán mejores, esperándose producir 70000 bpd el 2027.
YPF está acometiendo ese plan con gran y publicitado entusiasmo, denominándolo un “Desafío Histórico”.
Para nuestros intereses podemos razonablemente concluir que para el 2027 Argentina no será autosuficiente. Así que el pedido de más mercados para la búsqueda de mayores reservas en el país, estaría cubierto. Una preocupación menos. Sólo nos falta modificar nuestra legislación y se puede asegurar que lograremos mayores inversiones exploratorias.
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