La capitalización quedará como el acto patriótico más excelso para cuando se acaben las consecuencias de la nacionalización de los hidrocarburos. Se ha insistido hasta el cansancio sobre el incumplimiento del precepto constitucional “gas para los bolivianos”, pues se sabe muy bien que el gas boliviano es para los brasileños y argentinos y ahora resulta que también la plata que generan las exportaciones gasíferas podría esfumarse y volver a las manos de las transnacionales.
Ni al neoliberal más recalcitrante se le hubiera ocurrido lo que acaba de proponer el régimen revolucionario y popular, es decir, suspender el pago de regalías y recursos provenientes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) que benefician a las regiones, a los municipios y a las universidades, con el objetivo de entregarles ese dinero a las petroleras transnacionales que “nos hagan el favor” de explorar nuevas reservas de gas en el país.
No es ninguna broma, lo acaba de proponer el presidente de YPFB, Carlos Villegas, quien no encuentra la fórmula para conseguir que las empresas inviertan más en el país. La solución es muy fácil, admitir que la nacionalización fue un fracaso y elaborar una nueva ley más realista, tal vez una segunda capitalización. (bajo el penoco)
energía porque todo lo hace el hombre para tener fuerza y la fuerza es energía muchas veces mal empleada para su propia destrucción. hambre porque millones de seres no tienen que comer mientras otros hacen guerras y se gastan ingentes cantidades en sostenerlas. de todo un poco lo curioso, lo extraño, lo sorprendente e ignorado.
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miércoles, 11 de septiembre de 2013
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