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miércoles, 26 de octubre de 2011

Harold Olmos encuentra que el término "intangible" puede ocultar interpretaciones diversas que desvirtúen la Ley aprobada sobre el TIPNIS.


Desde ayer está en proceso un debate que esta tarde se intensificó al  comenzar en el Poder Legislativo la discusión del proyecto de ley modificatoria de otra respecto al Tipnis. El cuello de la  botella lo constituye la palabra “intangibilidad”, intocable. La palabra viene de “tangere”,  tocar. Intangible equivale, entonces, a intocable.  Y las dudas se han vuelto fuego estimuladas por el temor de que, al ser declarado intangible, en el Tipnis no se pueda tocar ni un plátano, menos cortar algún árbol  o cazar y pescar. Es decir, sus habitantes, autóctonos o no, tendrían el Tipnis solamente para contemplarlo. Los nativos se preguntaban si no se les  habría tendido una trampa.  El debate legislativo era intenso, con acusaciones de uno y otro lado en torno al tangible problema. Qué es lo intangible? Todo el parque, sus árboles, sus animales, su terreno? Habrá que elaborar una ley interpretativa?
Quienes creímos que los acuerdos iniciales eran una clara señal de paz, no estábamos en lo correcto. Hoy han empezado a movilizarse cocaleros del Chapare y algunos grupos comenzaban a reunirse en la Plaza 14 de Septiembre, en Cochabamba (correcto; anterior entrada mencionaba a la Plaza Murillo de La Paz),   para presionar por la construcción de la carretera, tal como había sido originalmente diseñada: a través del parque.
Para los hombres de la selva la caminata no ha terminado. La palabra que les ofreció el gobierno para zanjar la disputa -intangibilidad- era observada con marcada susceptibilidad.
Eran pasadas las 23:30 cuando la TV oficial, Canal 7, mostró al presidente Morales firmando la nueva ley, que incluye el término.  Luego pronunció un discurso en el que reiteró, mostrando un fajo de documentos, que había recibido pedidos de pobladores de la región (Beni y Santa Cruz, dijo en un momento, confundiendo a Santa Cruz con Cochabamba) para que se construya la carretera. Por su mirada y su rostro con expresión adusta, no estaba en un  momento que le agradase. Pero los nativos dentro y fuera del Palacio de Gobierno celebraron la promulgación.
Desde Santa Cruz, los canales de TV mostraron imágenes en las que los nativos levantgaban la vigilia que habían mantenido a lo largo de diez semanas y se preparaban para el retorno.
En La Paz, los dirigentes de la marcha habían dicho que se retirarían con una despedida, pero no estaba claro en qué momento la harían. La jornada acababa bajo una cierta atmósfera sombría, estimulada por no saber qué harían los grupos de cocaleros que  hab;ian empezado a renirse en la plaza principal de C ochabamba para presionar por la  continuidad de la obra de acuerdo a su diseño original.

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