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viernes, 20 de febrero de 2009

la última esperanza. el litio del salar de uyuni puede convertir a Bolivia en otra Arabia Saudita. faltan estudios serios.

El país se coloca así a las puertas de un enorme porvenir, que puede ser luminoso si se constituye en proveedor de baterías de litio o llega a producir vehículos, según la proyección del Presidente, que tiene en sus manos la posibilidad de sentar las bases del futuro de los bolivianos.

Es probable que mucha gente adopte la actitud del incrédulo, o por lo menos del escéptico, ante otra riqueza natural que hasta hace poco permaneció dormida. Pero no es exagerado pensar en que el litio abre la tercera gran oportunidad de la historia para soñar con el desarrollo, aunque, nuevamente, esto dependa de una administración sabia y eficaz. Las dos primeras fueron el estaño y el gas natural.
En el primer caso hay muchas digresiones posibles. En el segundo, abundan los tropiezos pero, si se enderezan algunas políticas y se las sitúa en el carril más apropiado, todavía está en condiciones de ser muy productivo porque el gas abunda en buena parte del subsuelo nacional, según las conclusiones a las que llegaron las empresas petroleras que operan en el país.
El salar de Uyuni concentra la mayor cantidad de litio en el mundo, con 5,4 millones de toneladas que pueden ser extraídas, de acuerdo con un estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos. Chile está en segundo lugar, con tres millones.
Esa información fue publicada por el periódico estadounidense The New York Times, a principios de mes. En la misma edición se puede leer que geólogos independientes estiman mucho más grandes las reservas de litio en Bolivia, pensando también en Coipasa y otros salares menores.
Oji Baba, ejecutivo de la Unidad de Metales Base, de la empresa japonesa Mitsubishi, declaró que “hay lagos de sal en Chile y Argentina y un prometedor depósito de litio en el Tíbet, pero la joya está en Bolivia”. Y agregó: “Si queremos liderar la próxima generación de automóviles y de las baterías que los moverán (de litio), entonces tenemos que estar aquí (en Bolivia)”.
La importancia del litio radica en la necesidad de industrializarlo para que aporte a la fabricación de automóviles eléctricos cuyas baterías funcionarán, casi con seguridad, a base del elemento que abunda en este país. Otro de los párrafos del reportaje de The New York Times acota que “si bien las estimaciones varían ampliamente, algunos geólogos opinan que la fabricación de coches eléctricos en las próximas décadas podría basarse casi exclusivamente en las reservas de litio de Bolivia”.
Poco a poco, este tema va cobrando mayor relevancia, para confirmar que este metal escaso en la corteza terrestre jugará un rol básico en el futuro de la industria automovilística mundial. Y Bolivia, como se ve, puede ser clave para ese proceso, en el que aparecen involucradas empresas y marcas gigantescas.
Dos firmas japonesas (Mitsubishi y Sumitomo), una de Corea del Sur (LG Chem) y otra francesa (Bellore), han tomado contacto con el Gobierno nacional. El presidente Evo Morales parece haber asumido que es importante actuar con prontitud y esta semana visitó en Francia la planta industrial Bellore, que utiliza ya baterías de litio para la producción de automotores.
El uso de este tipo de baterías en los vehículos desplazaría a los hidrocarburos fósiles, otorgando la ventaja de no contaminar la atmósfera con gases tóxicos como sucede en la actualidad.
El país se coloca así a las puertas de un enorme porvenir, que puede ser luminoso si se constituye en proveedor de baterías de litio o llega a producir vehículos, según la proyección anunciada por el Presidente que, más que nunca, tiene en sus manos la posibilidad de sentar las bases del futuro de los bolivianos. (es un artículo editorial del diario paceño La Razón)

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