El ministro de Defensa, Rubén Saavedra, declaró hace poco que el Gobierno considera necesario militarizar el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), cuya población nativa cobró inusitada notoriedad nacional con su marcha a La Paz, oponiéndose a que un tramo de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos partiera en dos el corazón de su glauco hábitat natural.
El proyecto fue respaldado enseguida por la viceministra de Medio Ambiente. En términos bastante genéricos ambos altos funcionarios precisaron que el fin de la militarización es contar con un sistema de control compartido entre el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), las comunidades indígenas y los militares, a fin de que haya presencia gubernamental en ese parque natural.
¿Nada más que eso? Si así fuese, no correspondería hacer objeción alguna al emprendimiento, pero el caso es que algunos hechos no hacen sino sembrar dudas respecto a los objetivos reales del emprendimiento que se anuncia.
Se tiene, en primer lugar, el inocultable resentimiento que en el jefe de Estado dejaron los indígenas defensores del Tipnis. En varias de sus últimas declaraciones sobre el tema salió a relucir aquel mal talante presidencial. Es que parece que a los del parque, Evo Morales Ayma no les perdona ni les perdonará la derrota que le infligieron los corajudos e irreductibles marchistas ni la pérdida en imagen que le causaron en la comunidad internacional. Esta es la posible causa de los recurrentes lamentos del primer mandatario porque el epílogo del crítico episodio fuese la suspensión de los trabajos de construcción del tramo carretero que debía atravesar el Tipnis.
Un segundo punto a considerar es el hecho de que el problema no haya sido resuelto del todo. Queda por encarar un asunto en el que parece que no coinciden ni coincidirán los indígenas del Isiboro Sécure y el Gobierno. Se trata del reglamento de la denominada Ley Corta con la cual se apagó transitoriamente el incendio, pero dejando brasas que pueden avivar las llamas en cualquier momento, como esas relativas a la interpretación del término ‘intangible’ en el marco reglamentario. Aplicado este vocablo al Tipnis, en términos de total rigurosidad, se condenaría a los indígenas del Isiboro Sécure a vivir contemplando la espesura, las aves, peces y otras especies sin posibilidad alguna de explotar sus propios recursos naturales. Parece que esta perspectiva les espanta, tanto que, según ciertos pronósticos, a corto plazo, podrían ofrecer imagen de avispero revuelto, otra vez, contra el Gobierno.
No faltan quienes creen que la anunciada ‘militarización’ se reduce a un esquema de preservación del orden en el Tipnis. Si los indígenas vuelven a las suyas porque en la cuestión reglamentaria de la Ley Corta no se entienden con el Gobierno, pues las tropas se encargarían de ponerlos en su lugar…
Es de esperar que las cosas no se planteen de tal modo y que el objetivo real sea el que han anticipado los altos funcionarios gubernamentales ya mencionados. En todo caso, muy pronto tendremos más datos para un juicio definitivo sobre el inquietante tema.
energía porque todo lo hace el hombre para tener fuerza y la fuerza es energía muchas veces mal empleada para su propia destrucción. hambre porque millones de seres no tienen que comer mientras otros hacen guerras y se gastan ingentes cantidades en sostenerlas. de todo un poco lo curioso, lo extraño, lo sorprendente e ignorado.
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sábado, 12 de noviembre de 2011
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