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viernes, 5 de agosto de 2011

OSITO MIER trae el título de una famosa novela sobre la Guerra Civil en España para reflejar la indignación que le causa ante el peligro del TiPNIS. (foto pequeña con sombrero, a la derecha con el editor y Joaquín Alcoba (+) 35 años ha en Cocha)


Los árboles mueren de pie. Los años son los únicos que los arrugan y, sin embargo, de muertos siguen de pie en una agonía digna. En la selva de la ciudad no pasa lo mismo. Hay criminales de la naturaleza que les vale un ‘egg’ tumbar árboles. Lo hacen con sierras o machetes.
Mañana será otro día. La incompetencia de las autoridades no hará nada y los ‘asesinos’ de árboles se restregarán las manos chochos de la vida.
Con alguna frecuencia pasaba yo por el tercer anillo externo y canal Isuto deleitándome con un majestuoso, pequeño, pero majestuoso bosquecillo de sombras, de árboles señoriales. Siempre pensé que algún día ello iba a ser un parque, pero poco a poco, sin darme cuenta, había más luz, menos árboles, menos sombra.
Los maleantes, en la oscuridad de la noche, cubiertos con una cortina de calamina, empezaron a talar árboles casi centenarios. Los mangales fueron ‘ejecutados’ y ahora de alguna nariz tiene que salir sangre, aunque nadie va a poder pagar los años de los árboles viejos que fueron ‘masacrados’.
Nadie reirá hoy en esta columna. Solo los autores, los depredadores que se harán pipí en la noticia porque el hecho ha sido consumado.
Yo iba con mi nieto a pasear por ahí y le contaba que ahí iba a haber un parque y un jardín para los niños. Hoy es un drama. Es el monumento a la iniquidad. Hay tan pocos pulmones verdes en la ciudad y, sin embargo, seguimos negando a la urbe la oportunidad de respirar aire puro en medio del caos de autos ‘chutos’ y legales que nos llevan a vivir en un lugar para no vivir.
- Sabes abuelito, eres medio opa porque crees en esos sueños. A nadie le importan que los árboles mueran de pie.
- Es que así debe ser, nieto mío,
- Lo malo es que sos un idealista y más que idealista un ingenuo, porque esta ciudad no tiene dueño, ya que todos se creen dueños. Todos hacen lo que les da la gana. Es que abuelo, los árboles no mueran de pie, mueren de progreso. Mueren a machetazo limpio, así que dejate de tus cosas, abuelo. Para qué queremos árboles si tenemos juegos electrónicos que nos llevan a las selvas de mundos de ensueño, juegos de aventuras donde no solo hay árboles, sino también animales salvajes a los que con un botón podemos derrotar.
- Si Tarzán viviera se caería de la liana, hijo.
- No hay lianas. Hay ascensores, supermercados, bingos, boutiques. La selva no existe. El hombre la ha hecho flecos, abuelo.
No dije nada más. Yo era otro derrotado. Grité como Tarzán, pero mi nieto no me dio pelota. No sabe quién es Tarzán y heredará un mundo calentado como una caldera del diablo porque sus abuelos no hicieron nada por conservar la naturaleza.

* Ecologista que está verde de bronca

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