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jueves, 5 de junio de 2008

un informe especial de iar-noticias nos pone al tanto de la alineación de obama con el lobby judío de nueva york

Una cerrada ovación, con los participantes aplaudiendo de pie, rubricó el discurso que pronunció el miércoles el ya consagrado candidato demócrata a la presidencia de EEUU, Barack Hussein Obama, ante el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC), la principal organización judía estadounidense.El senador por Illinois habló inmediatamente antes que Hillary Clinton, esposa del ex presidente Bill Clinton (1993-2001), y expuso su flamante plataforma sobre Medio Oriente: diálogo y diplomacia desde una "posición de fuerza para alcanzar la paz".
Mientras que buena parte de su conferencia la dedicó a destacar la supuesta "amenaza" que representa Irán para Israel --como lo hizo recientemente McCain--, Obama recomendó a Israel un curso a seguir para avanzar en la causa de la paz con Palestina. "Israel puede dar más libertad de movimientos a los palestinos, mejorar las condiciones económicas de Cisjordania y abstenerse de construir nuevos asentamientos (judíos en territorios árabes ocupados), como ya se comprometió a hacerlo con (el gobierno de) Bush", dijo.
Esto es, el discurso de Obama (a tono con las posiciones del sionismo liberal demócrata) propone la misma política imperial para el Medio Oriente sostenida por el sionismo conservador de la administración Bush (la famosa "remodelación") pero desde una metodología que antepone la negociación y la diplomacia al uso inmediato de la fuerza.
Al ser aplaudido por el AIPAC, Obama, que no es negro sino mulato (hijo de un negro y de una blanca norteamericana) pasó el gran examen que deben rendir los candidatos presidenciales de EEUU, además de rendir una prueba de lealtad a la causa del sionismo imperialista que controla los resortes básicos de la economía y el sistema financiero de EEUU.
John McCain: Las diferencias con Obama solo son de formas: La bandera es la misma.
En términos de contenidos, los discursos del demócrata Obama y del republicano McCain buscan los mismos objetivos con distintas metodologías, representando los intereses estratégicos del capitalismo imperial que controla los resortes del estado norteamericano.
Pero hay un detalle: Los apoyos a Obama (así como a Hillary) no provienen de la AIPAC neocon, sino de una rama más "liberal" del sionismo que habitualmente nutre a funcionarios y políticos del Partido Demócrata.
Y como dato relevante indicador de la función complementaria de ambos lobbys judíos (el de derecha con los republicanos, y el de izquierda con los demócratas) baste mencionar que el director fundador de WINEP (la rama liberal del lobby sionista), Martin Indyk, había sido antes director de investigación del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (AIPAC).
La AIPAC (la institución madre del sionismo estadounidense), cuya influencia en la política norteamericana es decisiva, mantiene bajo su tutela tanto al Partido Demócrata como al Partido Republicano, cuyos candidatos presidenciales y legisladores toman su participación en los foros de la entidad como un virtual examen.
La conferencia anual de AIPAC es una prueba de lealtad a la causa israelí (la "madre patria" del Imperio sionista) para funcionarios gubernamentales y dirigentes políticos de alto nivel en Estados Unidos.
Como definición, el lobby sionista de la AIPAC (liberal o conservador) es una gigantesca maquinaria de presión económica y política que opera simultáneamente en todos los estamentos del poder institucional estadounidense: Casa Blanca, Congreso, Pentágono, Departamento de Estado, CIA y agencias de la comunidad de inteligencia, entre los mas importantes.
Actualmente, el poder lobbysta que controla con Bush y Cheney la Casa Blanca, representa las tendencias extremas del sionismo conservador y militarista, bajo cuyo mandato se desarrollaron la "guerra contraterrorista" y las invasiones a Irak y Afganistán que inauguraron una nueva era de conquista de mercados.
Pero no hay que engañarse: El lobby liberal demócrata que asoma como alternativa de poder con Obama en la Casa Blanca, representa la "cara complementaria" del poder sionista controlando las estructuras del Imperio norteamericano.
Los demócratas Samuel Berger, William Cohen y Madeleine Albright cumplieron, durante la administración de Bill Clinton, las mismas funciones para el lobby judío liberal que cumplieron los republicanos Dick Cheney, Donald Rumsfeld y Condoleezza Rice en la administración Bush.
Así como el lobby neocon de Bush invadió Irak y Afganistán, desde sus puestos en la Casa Blanca los sionistas judíos "liberales" Berger, Albright y Cohen, tuvieron una participación clave en los bombardeos y posterior invasión de EEUU a Yugoslavia lanzada por la administración Clinton con la complicidad militar de la OTAN, en marzo de 1999.
Hoy el lobby sionista liberal intenta volver al control de la Casa Blanca con Obama (y posiblemente con Hillary Clinton como vicepresidenta) y su maquinaria mediática ya lo está vendiendo como una "esperanza progresista", como lo vendió en su momento a Clinton, y a Carter, durante cuyas administraciones la política imperial y militarista del Imperio siguió la misma línea que la que impulsaron los halcones republicanos del clan Bush.

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