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sábado, 23 de mayo de 2015

nos echan del tren bioceánico por ser "país tranca" o por una pésima acción diplomática de embajadores en China, en Brasil, en Perú? El Deber clarifica el tema

Hace ya un par de décadas, un grupo de visionarios empresarios promovía la idea de conectar los océanos Atlántico y Pacífico con un corredor bioceánico que, por supuesto, tenía que atravesar el territorio nacional en dirección este-oeste. No había por dónde perderse: si se considera que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, pues resultaba difícil excluir a Bolivia de un proyecto que vinculara los poderosos centros de producción de Brasil con los puertos del Pacífico, pasando por el eje central boliviano.

Si bien ya se completó el tramo carretero que faltaba de tan añorado corredor, ahora resulta que tres países están llevando adelante un estudio de factibilidad para construir el primer ferrocarril transoceánico que, curiosamente, hace una especie de bypass al territorio boliviano. En efecto, Brasil y Perú, con el apoyo de China –el principal destino de las exportaciones brasileñas–, ya han acordado impulsar dicho proyecto, cuyo costo se calcula en unos 10.000 millones de dólares.

¿Cómo se explica que esas tres naciones estén dispuestas a trazar rieles por media selva amazónica y Cordillera de los Andes, con un exceso de más de 1.000 kilómetros que si lo hicieran a través de Bolivia? Quizá busquen desarrollar regiones deprimidas del norte de Brasil y del sur de Perú, además del referido propósito de vinculación interoceánica, y, de ser así, están en su pleno derecho de hacerlo. Lo preocupante sería que hayan justificado la realización de ese trazado en semicírculo –en lugar de línea recta– por el alto grado de conflictividad e inestabilidad que representa el movimiento de productos y de personas por Bolivia.

Es posible que nuestra fama de ser ‘país tranca’ haya tenido algo que ver en tales determinaciones. De hecho, algunos empresarios, conocedores de comercio exterior, han expresado su sorpresa de que ese primer tren transoceánico no pase por Bolivia. Si bien nuestro país también lleva adelante un estudio de factibilidad para otro proyecto bioceánico, valdría la pena que se retomara el ímpetu de otras épocas para colocar a Bolivia en el mapa de todo proyecto de integración continental. Debería ser una política de Estado, secundada por los sectores exportadores del país, la búsqueda de las vías más expeditas para llevar los productos nacionales a los grandes mercados mundiales. No perdamos el tren. Pongamos manos a la obra para posicionar la idea de que Bolivia es un eslabón fundamental de esas iniciativas integradoras

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