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lunes, 11 de mayo de 2015

Don Francesco muestra el dilema por el que está pasando YPFB si vender más,o dismuir las ventas. en uno y otro caso producir y producir...ya existe problema por el plrecio menor de exportación a la Argentina, luego de varias consideraciones el experto convoca al debate para superar el dilema que no es fácil.

Ante el persistente descenso del precio del petróleo y del gas, YPFB está frente a una disyuntiva: producir y vender más gas o mantener – e incluso disminuir - su producción y exportación.
Desde mediados del año pasado la cotización del barril de petróleo y de los otros combustibles se ha desplomado, arrastrando consigo el precio del gas que Bolivia exporta a Brasil y Argentina.
Simultáneamente, se ha desmoronado también la información oficial al respecto, de modo que no es fácil medir el impacto sobre la economía nacional.
Con base en los escasos datos disponibles, se estima que la caída del 25% del precio del WTI en el último trimestre del 2014 ha provocado, en enero pasado, una baja del 16%, del precio del gas exportado a la Argentina. Este descenso, sumado a la reducción de los volúmenes exportados a ese país, ha generado una caída de los ingresos fiscales del 12%, según declaraciones oficiales. Sin embargo, la cotización promedio del WTI en el cuarto trimestre de 2014 (referencia para el cálculo del precio del gas en el primer trimestre de 2015) era todavía de 73.40 $/bbl. Como anticipé en este espacio de opinión, el precio del WTI ha oscilado en el primer trimestre de 2015 en torno a 50 $/bbl, de modo que se podría fácilmente prorratear el creciente impacto negativo sobre nuestra renta petrolera. Adicionalmente, como remarqué, si el golpe tarda en manifestarse, la recuperación también tomará su tiempo.
Frente a esta reducción de la renta se abre el dilema de mantener los ingresos aumentando los volúmenes de exportación o dosificar la producción a la espera de la recuperación de los precios. El Gobierno, en su afán tranquilizador, ha decidido optar por lo primero, es decir, compensar la baja del precio con el incremento de los volúmenes. En este contexto hay que leer el anuncio del incremento de 3 MMm3/d del campo Margarita, que en parte se irá a compensar la declinación de la producción de San Alberto y de otros campos menores.
La otra alternativa merece ser considerada con base en la pregunta: ¿es bueno para el país  incrementar las exportaciones cuando los precios bajan? Tres criterios nos pueden guiar para responder esa pregunta.
El primero se origina en la expectativa de recuperación del precio del petróleo: si, como ha vaticinado el Ministro del ramo (y yo también creo), el precio del petróleo volviera a 80 $/bbl hasta fin de año, no habría por qué apresurarse en incrementar la producción. De hecho, cuando Evo Morales asumió el Gobierno en enero de 2006 el precio del WTI era el mismo que el actual.
El segundo criterio viene del tamaño de nuestras reservas. A pesar de anuncios y buenos deseos, las reservas siguen estancadas en torno a 10 TCF, monto que no permite negociar la renovación del contrato en firme con Brasil, próximo a vencerse. En este contexto, ¿se justifica vender más gas a precio barato? ¿Acaso la prioridad de la política hidrocarburífera, en esta coyuntura, no debería ser atraer inversiones para incrementar las reservas antes que exportar más gas de lo comprometido en los contratos?
Existe, finalmente, un tercer criterio que consiste en revertir el derroche de gas natural entregado a las termoeléctricas para producir electricidad subvencionada. Una política responsable se aferraría al providencial pelo de esta calva oportunidad para sincerar el precio de la energía en el mercado interno y promover proyectos energéticos alternativos a la quema de gas natural, como son los hidroeléctricos, eólicos y solares. Consecuentemente, se podría exportar el gas ahorrado a un precio seis veces superior sin necesidad de extraer más gas.
Un debate al respecto no está por demás en las presentes circunstancias.

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