Vistas de página en total

martes, 19 de mayo de 2015

las medias verdades del Gobierno sobre el gas, que al ser desmenuzadas por el experto Hugo del Granado, caen al vacío y muestran inseguridad y hasta falsedad lo cual es alarmante tratándose del negocio número UNO del Estado.

En el afán de publicitar incrementos en las exportaciones, el Ministro de Energía e Hidrocarburos ha anunciado la exportación de gas licuado de petróleo (GLP) y gas natural licuado (LNG por sus siglas en inglés). La exportación de GLP no es extraordinaria porque existen excedentes de este producto procedente de las plantas de separación de Río Grande y en breve también de la Planta Gran Chaco.
Lo extraordinario es el anuncio de exportar LNG por el pequeño volumen de su producción local y por su inviabilidad.
Veamos estos dos factores.
El proyecto de LNG tenía el objeto de llegar con gas a localidades alejadas de los gasoductos con el fin de coadyuvar al cambio de la matriz energética y de incrementar el consumo del gas natural. Es lo que se ha venido en denominar “gasoducto virtual”.
La capacidad de producción de LNG en la planta de Río Grande es de 210 toneladas diarias (T/D) que requiere de alrededor de 300 mil metros cúbicos diarios de gas, es decir, el 3% del consumo nacional de gas. La pretensión inicial del proyecto es la de llegar a 27 poblaciones intermedias en seis departamentos. En cada una de estas poblaciones el gas será regasificado e inyectado a redes domiciliarias de distribución local. Este gas podrá ser utilizado también en estaciones de servicio de GNV y en generación eléctrica, sustituyendo de esta manera, el consumo de gasolina en vehículos y de diésel en la generación eléctrica de  sistemas aislados.
En las 27 poblaciones se atendería a 140 mil usuarios domésticos y 5 mil usuarios comerciales.
Posteriormente, se dijo que la segunda fase del proyecto llegaría a otras 33 poblaciones (el vicepresidente García afirmó que con la segunda fase se llegaría a 100 municipios más (LR 14-07-2014)
La exportación de LNG es un negocio de gran magnitud, de miles de toneladas y es exitoso porque las economías de escala reducen constantemente sus costos. Los barcos metaneros que transportan LNG son gigantes, su capacidad está por encima de las 100.000 toneladas y el mercado mundial está sobreabastecido debido a la irrupción del gas no convencional, razón por la que los precios del LNG han caído en más del 30 por ciento en los últimos meses. Por lo anterior, se puede deducir que la idea de exportar LNG en cisternas de 20 toneladas es poco seria.
Otra modalidad de “gasoducto virtual” es el transporte de gas comprimido (GNC) que permite reducir el volumen en 200 veces, pero el más caro de todos los “virtuales” es el de LNG debido a las inversiones en la planta de enfriamiento para licuar el gas a menos 161ºC, por el alto costo de los equipos de transporte (cada uno de los 32 cisternas criogénicos del proyecto cuesta alrededor de 300 mil dólares) y por las inversiones en las estaciones de regasificación.
La inversión inicial en el proyecto fue de 145.8 MM$us sin contar las estaciones de regasificación que costarán 39.6 MM$us, con lo que la inversión rondará los 200 MM$us. Adicionalmente el precio del gas al usuario final tendrá que ser fuertemente subvencionado para ser competitivo con el gas de garrafa o la gasolina automotor que pretende sustituir. El costo de transporte será elevado por las grandes distancias que las cisternas tendrán que recorrer y además tendrá que enfrentar los riesgos de malos caminos, inaccesibilidad en época de lluvias, transbordos y otros. No hay que olvidar que a la fecha incluso el corto tramo de 60 km entre la planta de Río Grande y la ciudad de Santa Cruz es aún un camino de tierra.
La exportación de LNG tendrá que afrontar otros costos más. Tendrá que llegar a Puerto Suarez, por un camino también de tierra y transbordar los tanques criogénicos de los camiones a barcazas para el recorrido fluvial por la hidrovía a Paraguay y/o Uruguay para un recorrido de varias semanas con la consiguiente inmovilización de los tanques.
Pero lo más grave es que actualmente y hasta el año 2019 por lo menos, no existirá ninguna estación de regasificación ni en Paraguay ni en Uruguay por lo que no se entiende como se puede hablar de exportar LNG sin tener infraestructura alguna en la otra punta del recorrido.  
Todo indica que las condiciones básicas para emprender este proyecto de exportación han sido tomadas de manera desprolija y poco profesional. Como el ministro de Hidrocarburos ha indicado que las negociaciones con Uruguay están avanzadas y que se proyecta iniciar las exportaciones hasta fin de año (LR 27 04 2015), lo aconsejable sería no avanzar más  en tanto no se  estudien y analicen  los problemas señalados.
El autor es ingeniero químico y petroquímico.

No hay comentarios: