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miércoles, 19 de diciembre de 2007

El paso al costado de Evo sustituído por Alvaro

Siguiendo el hilo conductor de Manuel Freytas que responde a la línea de no ser de izquierda ni de derecha, basándose en los hechos descarnados de la razón política nos habla del término "democracia blindada" que puede permitir todos los cambios, pero mantener la gobernabilidad.

El paso al costado de Morales

La situación de "ingobernabilidad", a su vez, es el más claro síntoma de que la estrategia "democrática-constitucional" con Morales (pensada para salir de la rebelión popular en 2005) está tocando su fin, y el presidente "indio" está tironeado y aprisionado entre los que quieren ir a un enfrentamiento con la oligarquía y los que proponen una negociación para retomar el control constitucional del gobierno del MAS.
Morales -según la información que emerge de su propio entorno- intenta mantenerse "prescindente" proponiendo vías de negociación que son sistemáticamente rechazadas por la oposición oligárquica que tiene a la partición de Bolivia como principal instrumento de presión.
El ejército y la policía boliviana, en los hechos, no juegan ni para Morales ni para los sectores oligárquicos sublevados contra el poder constitucional, y sus jefes, como ya es histórico, sólo van a actuar siguiendo órdenes de la embajada y de las delegaciones locales de la CIA y del Comando Sur de EEUU.
Las fuerzas armadas bolivianas, están galvanizadas en el marco institucional de la "gobernabilidad democrática" y sus jefes solo responden a ese lineamiento donde no existe posibilidad de "éxito" con un golpe de Estado o salidas represivas-militares, no autorizadas por la embajada norteamericana.
Y, curiosamente, esta vez el gran jugador (EEUU y el poder transnacional) se encuentran aprisionados en su propia telaraña, y ahora no se enfrentan a una "rebelión popular" como en el 2005, sino a una guerra por el poder entre aliados que pone en riesgo toda la maquinaria de dominación en Bolivia.
En el entorno de Morales se destacan claramente un sector "combativo" (partidario de profundizar la guerra por el control del poder) y un sector "dialoguista" encabezado por el vicepresidente García Linera, una especie de carta "comodín" que tiene ubicada la embajada norteamericana en el entorno presidencial (Linera es el nexo de Morales con la delegación estadounidense en Bolivia).
Como dicen los expertos en Bolivia: García Linera es la pieza clave que ya empezó a jugar el Departamento de Estado para darle una salida a la crisis dentro de los parámetros de "gobernabilidad democrática" y sin romper el proceso constitucional.
La "carta Linera"
La oligarquía sublevada no negocia con Morales, pero si negocia con el vicepresidente Linera: Sobre la base de este axioma funcional el jugador (EEUU y el poder transnacional) están articulando una nueva movida de piezas en el tablero boliviano.
Hay tres escenarios previstos: la "renuncia histórica" (en función de la "unidad de Bolivia" de Evo Morales), la asunción de García Linera como presidente, y una nueva rebelión popular protagonizada por las organizaciones y sindicatos combativos del Altiplano que actualmente mantienen un apoyo crítico a Morales y al partido gobernante, el MAS.
De producirse la renuncia de Morales (como producto de la "ingobernabilidad" de Bolivia), las organizaciones que protagonizaron las tomas de rutas y huelgas de 2005 repetirían esa experiencia callejera contra un hipotético gobierno de Linera, que es rechazado por los sectores combativos y populares que se articulan alrededor de Morales.
La "carta Linera" (tenido como interlocutor válido por las fuerzas oligárquicas) ya estaría pensada dentro de un arreglo "pacifico" con el establishment de poder local (y bendecido por la embajada USA) que incluiría un llamado consensuado a nuevas elecciones (como en el 2005).
En ese plan (de retoma del control institucional en Bolivia), la única pieza que no encaja es la rebelión popular generalizada (prevista) que se desataría como consecuencia de una unidad funcional de las organizaciones y sindicatos del Altiplano y sectores escindidos del MAS (partido gobernante) que no comulgan con Garcia Linera.
El escenario que se aproxima
En el escenario de división del gobierno que se proyecta tras una hipotética renuncia de Morales (operación que la embajada ya tendría en marcha), el sector burocrático que acompaña a Linera (funcionarios, políticos y punteros enriquecidos que manejan una porción importante de poder de movilización popular) intentaría una política de división y enfrentamiento entre los protagonistas de las protestas y movilizaciones contra el "acuerdismo" del sucesor de Morales.
En la nueva hipótesis de conflicto (emergente tras una hipotética salida de Morales), en Bolivia ya no habría una guerra por el control del Estado entre dos aliados de EEUU y el poder transnacional, sino una nueva guerra popular contra el gobierno (sin Morales) y contra los sectores oligárquicos nuevamente en control de aparato del Estado a través de Linera.
Y hay un punto que traza la diferencia entre este cuadro proyectado a futuro inmediato y lo que está sucediendo en estos momentos: Sin Morales como factor de contención, las fuerzas armadas y policiales tendrían que reprimir en forma violenta a las protestas populares.
Y, a diferencia de lo sucedido en el 2005, la embajada (el gran jugador USA) ya no contaría con la pieza emblemática Evo Morales para desactivar y dividir las protestas populares, enfrentándose a la peligrosa opción de tener que controlar Bolivia por medio del poder militar.
Lo que implicaría una ruptura del "orden constitucional" y una primera derrota histórica de la estrategia con el "dominio democrático" (en curso) que puede extenderse a otros países de la región que ingresen a la conflictividad social.
Esa es la paradojal amenaza que contiene el proceso boliviano (el tablero y las piezas) para el jugador imperialista capitalista dominante en la región: Bolivia (sin Evo Morales) puede marcar el regreso de los militares como dispositivo de control político y social en América Latina.
A ese nuevo paso, ya previsto por los estrategas del Departamento de Estado, se le denomina "democracia blindada".

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