¿Preparados para el futuro?

Parece cosa de simplones andar comparando a un país como Bolivia con grandes potencias mundiales y lo peor es cuando algunos responden que el progreso, los servicios básicos y el bienestar son para los europeos, pues nuestra gente -por una “cuestión de cultural-”, tiene otras prioridades como coliseos, canchitas de fútbol, “cambódromos” y estadios de fútbol.

Pero hay que tomar en serio cuando una personalidad de la talla de Enrique García, boliviano y ex presidente de la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, dice que nuestro país debería imitar a Noruega, que siempre vivió de los recursos naturales, especialmente del petróleo, pero que ha sabido administrar los ingresos, ya sea ahorrando o reinyectándolos en otras actividades, con el objetivo de capear los ciclos de bonanza y crisis que frecuentemente afectan a las materias primas y que son capaces de llevar al desastre a una Venezuela, dueña de las reservas de crudo más importantes del mundo. 

García estuvo recientemente en La Paz, donde recibió un reconocimiento del presidente Morales y también participó en el foro "Desafíos y Oportunidades para el desarrollo de Bolivia en el nuevo contexto mundial", en el que estuvo presente el jefe para América Latina y Caribe del Banco Mundial, Augusto de la Torre y economistas de talla internacional que debatieron sobre las consecuencias que tendrá el fin del “verano financiero” que vivieron los países exportadores de materias primas, cuyos precios batieron récords históricos. 

Las conclusiones de un encuentro como éste son archiconocidas, pues siempre se recomienda, no sólo parar el derroche de la “plata dulce”, sino también diversificar la economía, invertir en innovación y tecnología, fortalecer los recursos humanos y bla, bla, bla. Todos conocen estas fórmulas, son las que ha aplicado Corea, Singapur, Costa Rica, Chile y recientemente Perú y se trata de excelentes ejemplos de lucha contra la pobreza y más que nada sostenibilidad, un elemento que no existe ni siquiera en Brasil, donde el populismo llevó al país a lo que se denomina la “reprimarización” de la economía y por ende a una profunda crisis. 

Esos ilusos de los que hablábamos al principio podrán decir que después de la tormenta viene la calma y que tras el periodo de vacas flacas que comienza a ponernos en jaque, otra vez tendremos la oportunidad de engordar y salir del pozo. Así ha sido nuestra historia, heredada de la tradición hispánica, pues pese a tener vecinos muy previsores de quiénes aprender, España no ha sido capaz de romper el círculo vicioso. 

La última noticia llega otra desde Noruega, dueño de grandes yacimientos petrolíferos que podrían servirle por siempre para gozar de una buena vida. Sin embargo, los noruegos, que saben mirar el largo plazo, ya visualizaron el futuro en el que las vedettes de la economía serán las energías renovables, los servicios y los productos “verdes” y están desincentivando las apuestas al petróleo para no terminar como los venezolanos. En otras palabras: es probable que nunca más vuelva a producirse otro “ciclo de oro” de las materias primas como que acaba de concluir. 

Los ilusos podrán decir que después de la tormenta viene la calma y que tras el periodo de vacas flacas que comienza a ponernos en jaque, otra vez tendremos la oportunidad de engordar y salir del pozo.