En silencio, sin cambiarle el nombre al país, sin hacer discursos rimbombantes, sin decir que éste es el fin de nada ni el nacimiento de otra cosa, Estados Unidos está haciendo una revolución, la de la energía.
Cuarenta años después del nacimiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que provocó un inesperado incremento del precio del crudo en el mundo, de 2 a 50 dólares el barril, llega esta revolución y el precio del crudo comienza a caer.
Es probable que no caiga hasta 2 dólares el barril, pero el petróleo se está acomodando a esta nueva revolución, ante la sorpresa y la impotencia de los herederos de la OPEP nacida en 1973. La OPEP anunció la semana pasada que no piensa volver a reducir la producción, porque, entre otras cosas, ya nadie la obedece.
En las últimas semanas, el barril de petróleo cayó de 115 a 79 dólares como efecto de esta revolución que consistió en hacer de Estados Unidos un país productor y exportador, para sorpresa de quienes se habían apresurado a proclamar la muerte del imperio.
Quienes provocaron esta revolución fueron los pequeños y medianos productores de crudo en Estados Unidos, al crear la tecnología que habría de permitir la explotación de unas reservas de hidrocarburos que estaban a la vista de todos, en todas partes (shale oil & gas).
Quienes provocaron esta revolución fueron los pequeños y medianos productores de crudo en Estados Unidos, al crear la tecnología que habría de permitir la explotación de unas reservas de hidrocarburos que estaban a la vista de todos, en todas partes (shale oil & gas).
Hace tres meses, empresarios europeos y asiáticos dijeron, con sorpresa, que muchas empresas nuevas habían decidido radicarse en Estados Unidos porque allí el precio de la energía es menor. Es decir que Estados Unidos está ofreciendo costos de la energía más baratos que el resto del mundo.
La semana pasada, el millón de BTU de gas natural se cotizó en Nueva York en 2,06. Y una empresa canadiense anticipaba en Chile que el gas natural licuado procedente de Estados Unidos que llegará a la planta termoeléctrica de Mejillones costará US$ 11/millón de BTU.
Quienes criticaban al gobierno de Barack Obama van a tener que meditar. La semana pasada él les dijo a los republicanos que no se equivoquen al frenar la inmigración, porque Estados Unidos necesitará gente joven para la revolución productiva que está naciendo.
En septiembre, por otro lado (by the way) el crecimiento industrial de Estados Unidos fue de 1%. Eppur si muove!
No hay comentarios:
Publicar un comentario