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lunes, 20 de octubre de 2014

ah! los precios...los precios esta vez no suben, bajan. nos referimos a los precios de gas, petróleo, minerales vale decir "el pan nuestro de cada día" no en vano se habla de las vacas flacas que están en camino, mientras que las gordas se alejan...la nota de Humberto nos pone tristes, pero también nos hace reír...

Hay una crisis económica que se avecina. Pero en Bolivia hay una severa crisis de ideas para enfrentarla.

The Wall Street Journal dice que la tasa de crecimiento de la economía china en los próximos diez años será de 3,9%, mientras que la EIA (Energy Information Administration) de Estados Unidos dice que el precio del petróleo tiende a mantenerse por debajo de los 100 dólares el barril incluso el próximo año.


Estos datos pronostican un descenso en los ingresos de Bolivia por exportación de minerales y gas natural, por razones tan ajenas a las decisiones y políticas bolivianas como fue la subida de los precios entre 2007 y 2008.


En ese lapso el precio del estaño llegó hasta los 14 dólares la libra fina y el petróleo se cotizó en 145 dólares el 7 de julio de 2008. Ahora, el estaño se cotiza en 9 dólares y el petróleo en 87.


Frente a estos datos, ¿qué se puede hacer?
El gobierno propone, solemnemente, actuar como el avestruz. No admite que se trata de un problema, quizá sugiriendo que el blindaje de la economía sumergida y pecaminosa será suficiente.


Hay otra idea, parecida. Los dirigentes de la Federación de Mineros han convocado al ministro del ramo a participar en el diseño de un “plan de contingencia”.


Sugieren un plan que consista en dejar de exportar minerales mientras los precios sean bajos, pero no parar la producción, porque eso permitiría acumular mineral para cuando los precios suban. Eso es lo que dijeron, de veras.


El presidente de YPFB anuncia, con entusiasmo, que ha decidido encontrar petróleo en La Paz, Beni y Pando. El entusiasmo, en este caso, refleja la angustia porque en 2017 las exportaciones de gas tendrán que reducirse, a juzgar por el agotamiento de los campos.
¿Qué hacer? Publicar avisos en la prensa internacional, o publi-reportajes con alabanzas, no sirve de nada: sólo aumenta el gasto público, porque esos avisos son muy pero muy caros.


Quizá convenga que el gobierno se proponga diferenciar propaganda de acción de gobierno. Es cierto, la propaganda le ayuda a ganar elecciones y ocultar las irregularidades, pero no sirve para ocultar el frente de crisis que se avecina para la economía.


Ahora tiene que pensar, si eso es posible.

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