Tuvimos razón |
Luis García Miró Elguera Bolivia a punto de perder el título de potencia del gas natural. Ese fue el titular de portada de ayer de EXPRESO. Se trata de un informe serio que proviene de la BBC, que confirma que el gobierno chavista de Evo Morales ocultó información fundamentada que le proporcionó una empresa certificadora internacional advirtiéndole de la tendencia decreciente de las reservas gasíferas. Pero Evo prefirió seguir exportando a Brasil y Argentina para financiar sus proyectos inmediatistas, a despecho de drenar las reservas del gas de Tarija que en algún momento de la historia colocaron a Bolivia como segundo país regional gasífero, detrás de Venezuela. Según BBC, el ex ministro de Hidrocarburos y Energía de Bolivia, Hugo del Granado Cossio, reveló que el informe de la compañía Ryder Scott, realizado el 2009, confirmó lo que Morales y su corte chavista ya sabían: la rebaja de las reservas probadas de gas de 26.7 TCF a apenas 8.3 TCF. Por su parte el ex superintendente de Hidrocarburos de Bolivia, Carlos Miranda, ha señalado que de confirmarse ¿? la caída sería “el anuncio del mayor desastre de la historia”. Esta noticia calza perfectamente con la posición responsable de este periódico. Nuestros lectores recordarán que a lo largo de varios años EXPRESO ha venido desplegando una tenaz campaña para advertir a las autoridades y a la opinión pública de los riesgos de tratar con ligereza el asunto del gas natural. Nuestra preocupación no fue ni es otra que crear conciencia sobre una riqueza estratégica nacional cuya exploración, explotación y comercialización debe estar perfectamente comprendida y estudiada, de manera que no vayamos a perder el tren de la historia por no saber aprovechar una riqueza natural de características estratégicas, tanto para autoabastecernos de energía propia como para usarla de instrumento de generación de riqueza económica, al exportar el gas dentro de una política de Estado que vele tanto por lo comercial como lo geopolítico. Ese es el eje de nuestra mirada, y allí estriba nuestra cerrada defensa de cuidar a Camisea como uno de los más importantes elementos de desarrollo. En el camino nos tropezamos con voces contrarias que exigían tratar el manejo del gas de Camisea con una ligereza censurable. No únicamente desde la perspectiva de priorizar la exportación a como dé lugar, sino de entregar nuestro gas natural a Chile para satisfacer el déficit energético del vecino sureño, aún en plena divergencia con las autoridades chilenas por el diferendo marítimo cuyo reclamo el Perú llevó a La Haya. Es decir, sin actuar con coherencia en un tema netamente de política geoestratágica nacional. Por fortuna la voz de EXPRESO se hizo respetar. Tanto el gobierno como el consorcio Camisea comprendieron la seriedad de nuestra posición. Hoy el Perú prioriza el consumo interno del gas, a la par que alienta la exploración de nuevos yacimientos y, en simultáneo, exporta gas a Méjico. Todo ello teniendo como base una premisa pétrea: no descuidar las reservas de gas natural. En otras palabras, el Perú no debe farrearse el único combustible del que dispone -por ventura de la naturaleza en cantidades importantes- pues es deficitario de todos los demás carburantes: gasolina, diesel, etc. Al principio las reservas probadas de Camisea fluctuaban en alrededor de 8 TCF Hoy bordean 12 TCF. Pero debemos perseverar en promover la inversión privada para que ejecute nuevas perforaciones que eleven esa cifra. Afortunadamente el gigante Petrobras trabaja de manera intensa en ese camino, y todo indica que sus ejercicios exploratorios son más que exitosos. Esperemos conocer pronto los resultados. |
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