Lo que faltaba. No contento con recortar la libertad de expresión, agitar tensiones raciales, eliminar la división de poderes, tolerar el crecimiento del narcotráfico, aumentar la deuda pública a niveles astronómicos y desincentivar la inversión privada, ahora el presidente también quiere meter a Bolivia de cabeza en un conflicto internacional. Evo Morales acaba de declarar su intención de construir una planta nuclear “con fines pacíficos” con la ayuda del muy pacifista Irán, país cuyo gobierno amenaza con “borrar del mapa a Israel”. El anuncio se produce sólo dos días después de que el mandatario hablara en Teherán de “destruir al imperialismo”, entre gritos de “¡Mueran los Estados Unidos!” proferidos por los asistentes a su conferencia. ¿Borrachera de poder, fanatismo ideológico, estrategia de sus padrinos internacionales, inconsciencia pura? Lo cierto es que Irán podría estar buscando un sitio alternativo para desarrollar su proyecto de bomba nuclear y qué mejor que hacerlo en un país con importantes reservas de uranio. Manipulada por intereses externos, la administración del MAS está implicando a Bolivia en un enfrentamiento global que podría tener un trágico desenlace de prosperar los planes bélicos iraníes. Nos están volviendo un punto rojo en el mapa…
El kirchnerismo después de Kirchner
Dicen que la historia tiende a repetirse y en Argentina, salvando las enormes diferencias de estatura histórica entre los dos personajes que citaremos, la muerte de Néstor Kirchner no deja de tener similitudes con el fallecimiento de Juan Domingo Perón. Ambos dejaron a sus mujeres a cargo de la presidencia de la república y en medio de un país polarizado. Por la violencia terrorista de los Montoneros y el ERP en el primer caso, y por el estilo confrontacional del matrimonio gobernante en el segundo. En los dos casos, el futuro del gobierno de las “viudas-presidentes” se perfila bajo el signo de la inestabilidad. El radicalismo de Cristina Fernández de Kirchner permite prever una eventual “chavización” del gobierno argentino y un recrudecimiento de las presiones sobre los medios de comunicación. En lo inmediato, hay un fuerte “efecto condolencia” que ha sido explotado hasta el hartazgo por el bloque del ALBA y el Foro de Sao Paulo, pero lo más probable es que esto se diluya hasta el año que viene, cuando deben realizarse las elecciones nacionales donde la oposición tiene buena chance de triunfo. ¿Apostará Cristina a un adelantamiento de los comicios para aprovechar la coyuntura?
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