La llegada a la presidencia de los Estados Unidos de Barack Obama, un demócrata que cuenta con gran popularidad entre los argentinos, puede hacer que el país vuelva a golpear las puertas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Acorralado por millonarios vencimientos de deuda, por la necesidad de financiamiento en dólares y por la ausencia de otros prestamistas, el gobierno de Cristina Kirchner podría amigarse con el organismo que tantas veces fustigó y que ahora presentaría como "el Fondo de Obama", una opción más "políticamente correcta" para su discurso.
Pero este abrupto giro no resultará sencillo ni en lo político ni en lo económico. Por un lado, el retorno al FMI (del que se desentendió en 2005 al pagarle la totalidad de la deuda) desilusionaría a muchos seguidores kirchneristas de izquierda; por el otro, conseguir la ayuda de este organismo internacional le exigiría al Gobierno la instrumentación de ajustes económicos ineludibles.
Analistas consultados por LA NACION consideraron que es muy probable que la actual administración recurra al FMI y coincidieron en que la adopción de esta alternativa sería muy positiva para el país.
El ex ministro de Economía Roque Fernández opinó que es factible que la Argentina intente un acercamiento, acuciada por la necesidad. "Por supuesto que si el Gobierno necesita dólares y no tiene otro modo de conseguirlos, va a recurrir a los organismos internacionales", indicó quien fuera funcionario durante el mandato de Carlos Menem.
A la hora de evaluar las consecuencias que tendría esta nueva actitud, Fernández agregó: "Creo que si el gobierno de Cristina Kirchner hiciera esto, perdería una gran parte de sus seguidores de izquierda, pero ganaría con la incorporación de sectores moderados. En mi opinión, sería políticamente conveniente y económicamente mucho mas".
El economista Miguel Kiguel, en tanto, estimó que si las condiciones siguen tal como se encuentran hoy, es decir si la crisis internacional continúa, el único camino para conseguir financiamiento en dólares va a ser el FMI. "No sería descabellado que se recurriera a esa solución", opinó.
Claro que para un gobierno que ha hecho un dogma de su oposición a este organismo y que ha renegado de los lineamientos que éste recomienda, dar un giro de esta naturaleza lo obligaría a buscar un argumento convincente o, al menos, elaborar un nuevo discurso.
"Siempre se puede maquillar el viraje, si lograron subir tarifas del modo en que lo hicieron, yo creo que siempre lo pueden mostrar como algo necesario. Acá es donde va a entrar a jugar esto de que ahora se trata del «Fondo de Obama» y no el de Bush", explicó Kiguel.
Las cuantiosas pérdidas provocadas en el sector agropecuario por la peor sequía de los últimos setenta años y la incertidumbre por las cotizaciones que puedan alcanzar las principales materias primas que exporta el país debilitaron en gran medida una de las mayores fuentes de divisas con que cuenta el Gobierno, vía retenciones a las exportaciones. Por esta razón, los analistas concuerdan en que la falta de dólares se convertirá en una cuestión de extrema necesidad.
Según Dante Sica, economista y director de la consultora Abeceb, sólo esta extrema necesidad puede hacer que el Gobierno se aparte de la restricción política de no recurrir al FMI. "Si la situación se agrava, si bajan los ingresos por retenciones y demás, cada vez le va a resultar más difícil mantener esa postura", señaló. Aunque aclaró que no cree que esa decisión sea inminente.
La Argentina no tiene actualmente acceso a financiamiento privado internacional y se encuentra en peores condiciones que otros países de América latina, por la existencia de los holdouts y la gran desconfianza en las perspectivas del país, tanto en terminos de precios de productos como de políticas económicas. Por otra parte, sus conflictos con el Club de París impiden acceso a los créditos bilaterales, salvo los de Venezuela, que tiene sus propios problemas de financiamiento. Puede obtener crédito de la CAF y del Banco Interamericano, pero las cantidades serían relativamente pequeñas y mínimas en el caso del Banco Mundial.
Por ello, para Claudio Loser, ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, la ventanilla de ese organismo sería la más atractiva, ya que con una cuota de aproximadamente 3200 millones de dólares podría llegar a tener acceso a entre 4000 y 6000 millones de dólares, aunque en forma escalonada. "La presencia de la Argentina en el G-20, Strauss-Kahn en el FMI, y una nueva administración en los Estados Unidos haría que el escollo político se redujera muchísimo, pero la Argentina tendría que dar el primer paso", dijo Loser.
Aun aquellos analistas que ven lejana la posibilidad no descartan por completo que la actual administración modifique su postura. Este es el caso del ex ministro de Economía y fundador del partido político Recrear, Ricardo López Murphy. "Esta gente es capaz de todo, pero me parece que llegaría muy lejos el disparate, luego de haberse alejado mucho del FMI. De todos modos, este Gobierno ha dicho tantas veces una cosa y hecho otra, que nada me extrañaría", expresó.
Algunos de los consultados creen que aun en medio de la desesperación total se echará manos a las reservas del Banco Central (BCRA) y que recién cuando se llegue a la conclusión de que tampoco con eso alcanza se intentará un acercamiento al "Fondo de Obama".
"Mi impresión personal es que antes que eso manotean reservas", dijo un economista que pidió reserva de su nombre. ¿Les alcanzan?, preguntó LA NACION. "Caminan al borde de la navaja, pero les van a alcanzar este año. En 2010, no sé... Igual, esta gente va paso a paso, no mira lo que pueda pasar más allá", respondió.
Ernesto Kritz, economista y director ejecutivo de SEL Consultores, coincidió con ese diagnóstico. "Este año puede ser que echen mano a las reservas, estamos en el borde, depende mucho de lo que pase con la disponibilidad de divisas que tiene que ver con el saldo del superávit comercial, que todavía no es claro ni por precios ni por cantidades exportadas."
Asimismo advirtió que, en 2010, ya no van a quedar muchos otros caminos que recurrir a los organismos multilaterales de préstamo. "Sería una opción preferible a caer en default . En ese extremo es posible que se acuda al FMI y esto de Obama puede ser un argumento, aunque sea para cubrir las apariencias", destacó. Exigencias ineludibles
Ahora bien, golpear las puertas del organismo tantas veces vilipendiado no sólo por la actual presidenta, sino también por su esposo y anterior mandatario, Néstor Kirchner, requerirá esfuerzos que ameritan una gran convicción.
"Habría varios puntos por negociar. Aparece el tema del Indec en primer lugar, pero creo que eso es algo básico: un país no puede ser tomado como serio si tiene tamaña desprolijidad. Pero después hay varios temas, como una «presupuestación» plurianual sostenida, un programa de pago de la deuda en default y los vencimientos de 2009, una mejora en el sistema de recaudación", detalló Fernández. Y remató: "Todo esto va a ser tema de discusión, le guste o no al Gobierno".
Kiguel, por su parte, consideró que en los lineamientos generales que suele exigir el FMI para otorgar un crédito, como determinado superávit fiscal y comercial, tipo de cambio y nivel de reservas, la Argentina no se encuentra tan mal parada. Pero lo que seguramente se convertirá en un gran escollo será la manipulación del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
"El tema central pasaría por el Indec. El FMI antes de hacer cualquier tipo de acuerdo va a pedir el artículo cuarto, que es básicamente una evaluación de la situación económica argentina y ahí va a saltar esta cuestión", señaló el economista.
López Murphy coincidió en este punto, y comentó que, en caso de que el Gobierno se aviniera a negociar, lo que se pediría del otro lado es, en primer lugar, un sistema de estadísticas razonables. "Hay ciertas reglas que el FMI no va permitir que se salteen. En definitiva, lo que pretenderá el organismo es que seamos un país más confiable, un estilo Chile, Brasil o Uruguay."
Otros especialistas, como el economista Daniel Marx, opinaron que lo que solicitará el FMI es un saneamiento del Indec y una aclaración del manejo fiscal en 2009. Pero aclaró: "Más allá de eso, creo que si la Argentina pudiera prepararse correctamente para las exigencias del Fondo, tendría acceso a otros financiamientos. Con lo que quiero decir que lo central es construir credibilidad". Condiciones precarias
Consultado sobre cómo está parado hoy el país para una hipotética rendición de cuentas a una misión del FMI, Claudio Loser sostuvo que no cree que esté en condiciones de obtener una financiación rápida. Según explicó, dado que la Argentina es considerada en el nivel internacional con sospecha en cuanto a sus políticas económicas, y no es un participante importante, como lo son Brasil y México, en la economía mundial (la participación en el G-20 es un resabio de los años noventa), no podrá tener acceso a préstamos de desembolso rápido.
Antes, habría que cumplimentar una serie de pautas, que para el organismo internacional serían ineludibles. "El FMI consideraría prioritario reducir la tasa de inflación y mejorar la política fiscal, especialmente en momentos en que los ingresos fiscales caen. Seguramente se tendrá en cuenta la necesidad de proteger a los pobres, pero se tendrían que analizar las políticas de precios y tarifas."
Por otra parte, según Loser, sería imposible tener acceso a los recursos del FMI si no se llega a un acuerdo con el Club de París, ya que los principales acreedores tienen mayoría en la junta directiva del organismo.
Más allá de la forma en que se haga o del discurso con el que se "maquille" la decisión política, en lo que todos los analistas consultados coinciden es en la conveniencia de un real acercamiento al organismo de crédito internacional.
Para López Murphy, poder acercarse a las fuentes de financiamiento internacional y evitar a la gente el ajuste muy grande que se va a ver obligado a hacer el Gobierno ante la falta de préstamos de otra índole es algo muy positivo.
Kiguel, en tanto, subrayó que el FMI podría ser una herramienta importante como impacto positivo en la economía. "Por lo pronto, creo que se desplomaría el riesgo país", especificó.
Según Fernández, sería el camino correcto, pero no tendría efecto hasta que no llegara el primer préstamo. "No va a alcanzar con un anuncio rimbombante de que se está negociando con el FMI, como se ha hecho con todos estos planes anticrisis que se lanzaron, sino que recién va a tener un impacto real en la economía cuando llegue el primer desembolso efectivo", concluyó.
Principales razones 1) Necesidad de dólares
La Argentina tiene cortado el financiamiento en dólares y si la situación empeora podría tener problemas para pagar los vencimientos de deuda de este año y el próximo. 2) Factor Obama
La presencia en la Casa Blanca de Barack Obama, en teoría más afín con la ideología del Gobierno, permitiría a la administración Kirchner justificar su cambio de postura respecto del FMI. 3) Sequía (La imagen TNT, primera hora de trabajo en la sala obal de la Casa Blanca)
La peor sequía en los últimos setenta años produjo pérdidas millonarias en el sector agropecuario, que se traducirán en menores ingresos en concepto de retenciones a las exportaciones.
Pero este abrupto giro no resultará sencillo ni en lo político ni en lo económico. Por un lado, el retorno al FMI (del que se desentendió en 2005 al pagarle la totalidad de la deuda) desilusionaría a muchos seguidores kirchneristas de izquierda; por el otro, conseguir la ayuda de este organismo internacional le exigiría al Gobierno la instrumentación de ajustes económicos ineludibles.
Analistas consultados por LA NACION consideraron que es muy probable que la actual administración recurra al FMI y coincidieron en que la adopción de esta alternativa sería muy positiva para el país.
El ex ministro de Economía Roque Fernández opinó que es factible que la Argentina intente un acercamiento, acuciada por la necesidad. "Por supuesto que si el Gobierno necesita dólares y no tiene otro modo de conseguirlos, va a recurrir a los organismos internacionales", indicó quien fuera funcionario durante el mandato de Carlos Menem.
A la hora de evaluar las consecuencias que tendría esta nueva actitud, Fernández agregó: "Creo que si el gobierno de Cristina Kirchner hiciera esto, perdería una gran parte de sus seguidores de izquierda, pero ganaría con la incorporación de sectores moderados. En mi opinión, sería políticamente conveniente y económicamente mucho mas".
El economista Miguel Kiguel, en tanto, estimó que si las condiciones siguen tal como se encuentran hoy, es decir si la crisis internacional continúa, el único camino para conseguir financiamiento en dólares va a ser el FMI. "No sería descabellado que se recurriera a esa solución", opinó.
Claro que para un gobierno que ha hecho un dogma de su oposición a este organismo y que ha renegado de los lineamientos que éste recomienda, dar un giro de esta naturaleza lo obligaría a buscar un argumento convincente o, al menos, elaborar un nuevo discurso.
"Siempre se puede maquillar el viraje, si lograron subir tarifas del modo en que lo hicieron, yo creo que siempre lo pueden mostrar como algo necesario. Acá es donde va a entrar a jugar esto de que ahora se trata del «Fondo de Obama» y no el de Bush", explicó Kiguel.
Las cuantiosas pérdidas provocadas en el sector agropecuario por la peor sequía de los últimos setenta años y la incertidumbre por las cotizaciones que puedan alcanzar las principales materias primas que exporta el país debilitaron en gran medida una de las mayores fuentes de divisas con que cuenta el Gobierno, vía retenciones a las exportaciones. Por esta razón, los analistas concuerdan en que la falta de dólares se convertirá en una cuestión de extrema necesidad.
Según Dante Sica, economista y director de la consultora Abeceb, sólo esta extrema necesidad puede hacer que el Gobierno se aparte de la restricción política de no recurrir al FMI. "Si la situación se agrava, si bajan los ingresos por retenciones y demás, cada vez le va a resultar más difícil mantener esa postura", señaló. Aunque aclaró que no cree que esa decisión sea inminente.
La Argentina no tiene actualmente acceso a financiamiento privado internacional y se encuentra en peores condiciones que otros países de América latina, por la existencia de los holdouts y la gran desconfianza en las perspectivas del país, tanto en terminos de precios de productos como de políticas económicas. Por otra parte, sus conflictos con el Club de París impiden acceso a los créditos bilaterales, salvo los de Venezuela, que tiene sus propios problemas de financiamiento. Puede obtener crédito de la CAF y del Banco Interamericano, pero las cantidades serían relativamente pequeñas y mínimas en el caso del Banco Mundial.
Por ello, para Claudio Loser, ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, la ventanilla de ese organismo sería la más atractiva, ya que con una cuota de aproximadamente 3200 millones de dólares podría llegar a tener acceso a entre 4000 y 6000 millones de dólares, aunque en forma escalonada. "La presencia de la Argentina en el G-20, Strauss-Kahn en el FMI, y una nueva administración en los Estados Unidos haría que el escollo político se redujera muchísimo, pero la Argentina tendría que dar el primer paso", dijo Loser.
Aun aquellos analistas que ven lejana la posibilidad no descartan por completo que la actual administración modifique su postura. Este es el caso del ex ministro de Economía y fundador del partido político Recrear, Ricardo López Murphy. "Esta gente es capaz de todo, pero me parece que llegaría muy lejos el disparate, luego de haberse alejado mucho del FMI. De todos modos, este Gobierno ha dicho tantas veces una cosa y hecho otra, que nada me extrañaría", expresó.
Algunos de los consultados creen que aun en medio de la desesperación total se echará manos a las reservas del Banco Central (BCRA) y que recién cuando se llegue a la conclusión de que tampoco con eso alcanza se intentará un acercamiento al "Fondo de Obama".
"Mi impresión personal es que antes que eso manotean reservas", dijo un economista que pidió reserva de su nombre. ¿Les alcanzan?, preguntó LA NACION. "Caminan al borde de la navaja, pero les van a alcanzar este año. En 2010, no sé... Igual, esta gente va paso a paso, no mira lo que pueda pasar más allá", respondió.
Ernesto Kritz, economista y director ejecutivo de SEL Consultores, coincidió con ese diagnóstico. "Este año puede ser que echen mano a las reservas, estamos en el borde, depende mucho de lo que pase con la disponibilidad de divisas que tiene que ver con el saldo del superávit comercial, que todavía no es claro ni por precios ni por cantidades exportadas."
Asimismo advirtió que, en 2010, ya no van a quedar muchos otros caminos que recurrir a los organismos multilaterales de préstamo. "Sería una opción preferible a caer en default . En ese extremo es posible que se acuda al FMI y esto de Obama puede ser un argumento, aunque sea para cubrir las apariencias", destacó. Exigencias ineludibles
Ahora bien, golpear las puertas del organismo tantas veces vilipendiado no sólo por la actual presidenta, sino también por su esposo y anterior mandatario, Néstor Kirchner, requerirá esfuerzos que ameritan una gran convicción.
"Habría varios puntos por negociar. Aparece el tema del Indec en primer lugar, pero creo que eso es algo básico: un país no puede ser tomado como serio si tiene tamaña desprolijidad. Pero después hay varios temas, como una «presupuestación» plurianual sostenida, un programa de pago de la deuda en default y los vencimientos de 2009, una mejora en el sistema de recaudación", detalló Fernández. Y remató: "Todo esto va a ser tema de discusión, le guste o no al Gobierno".
Kiguel, por su parte, consideró que en los lineamientos generales que suele exigir el FMI para otorgar un crédito, como determinado superávit fiscal y comercial, tipo de cambio y nivel de reservas, la Argentina no se encuentra tan mal parada. Pero lo que seguramente se convertirá en un gran escollo será la manipulación del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
"El tema central pasaría por el Indec. El FMI antes de hacer cualquier tipo de acuerdo va a pedir el artículo cuarto, que es básicamente una evaluación de la situación económica argentina y ahí va a saltar esta cuestión", señaló el economista.
López Murphy coincidió en este punto, y comentó que, en caso de que el Gobierno se aviniera a negociar, lo que se pediría del otro lado es, en primer lugar, un sistema de estadísticas razonables. "Hay ciertas reglas que el FMI no va permitir que se salteen. En definitiva, lo que pretenderá el organismo es que seamos un país más confiable, un estilo Chile, Brasil o Uruguay."
Otros especialistas, como el economista Daniel Marx, opinaron que lo que solicitará el FMI es un saneamiento del Indec y una aclaración del manejo fiscal en 2009. Pero aclaró: "Más allá de eso, creo que si la Argentina pudiera prepararse correctamente para las exigencias del Fondo, tendría acceso a otros financiamientos. Con lo que quiero decir que lo central es construir credibilidad". Condiciones precarias
Consultado sobre cómo está parado hoy el país para una hipotética rendición de cuentas a una misión del FMI, Claudio Loser sostuvo que no cree que esté en condiciones de obtener una financiación rápida. Según explicó, dado que la Argentina es considerada en el nivel internacional con sospecha en cuanto a sus políticas económicas, y no es un participante importante, como lo son Brasil y México, en la economía mundial (la participación en el G-20 es un resabio de los años noventa), no podrá tener acceso a préstamos de desembolso rápido.
Antes, habría que cumplimentar una serie de pautas, que para el organismo internacional serían ineludibles. "El FMI consideraría prioritario reducir la tasa de inflación y mejorar la política fiscal, especialmente en momentos en que los ingresos fiscales caen. Seguramente se tendrá en cuenta la necesidad de proteger a los pobres, pero se tendrían que analizar las políticas de precios y tarifas."
Por otra parte, según Loser, sería imposible tener acceso a los recursos del FMI si no se llega a un acuerdo con el Club de París, ya que los principales acreedores tienen mayoría en la junta directiva del organismo.
Más allá de la forma en que se haga o del discurso con el que se "maquille" la decisión política, en lo que todos los analistas consultados coinciden es en la conveniencia de un real acercamiento al organismo de crédito internacional.
Para López Murphy, poder acercarse a las fuentes de financiamiento internacional y evitar a la gente el ajuste muy grande que se va a ver obligado a hacer el Gobierno ante la falta de préstamos de otra índole es algo muy positivo.
Kiguel, en tanto, subrayó que el FMI podría ser una herramienta importante como impacto positivo en la economía. "Por lo pronto, creo que se desplomaría el riesgo país", especificó.
Según Fernández, sería el camino correcto, pero no tendría efecto hasta que no llegara el primer préstamo. "No va a alcanzar con un anuncio rimbombante de que se está negociando con el FMI, como se ha hecho con todos estos planes anticrisis que se lanzaron, sino que recién va a tener un impacto real en la economía cuando llegue el primer desembolso efectivo", concluyó.
Principales razones 1) Necesidad de dólares
La Argentina tiene cortado el financiamiento en dólares y si la situación empeora podría tener problemas para pagar los vencimientos de deuda de este año y el próximo. 2) Factor Obama
La presencia en la Casa Blanca de Barack Obama, en teoría más afín con la ideología del Gobierno, permitiría a la administración Kirchner justificar su cambio de postura respecto del FMI. 3) Sequía (La imagen TNT, primera hora de trabajo en la sala obal de la Casa Blanca)
La peor sequía en los últimos setenta años produjo pérdidas millonarias en el sector agropecuario, que se traducirán en menores ingresos en concepto de retenciones a las exportaciones.
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