A las puertas de una victoria “pírrica"
Guillermo Capobianco Ribera - memocapobianco@gmail.com
La democracia boliviana está en proceso de desmantelamiento.
Su institucionalidad; ese compacto entramado jurídico de protección a los derechos fundamentales de las personas, el estado de derecho, en lo fundamental ha desaparecido.
Con todas las ventajas a su favor - padrón electoral y CNE bajo sospecha de parcialidad, todo el “aparato” logístico gubernamental bajo control y utilización ilegal en la campaña y sobre todo la acción eficaz y devastadora de un “núcleo comunicacional” distorsionador y manipulador de la realidad - el país está a las puertas de una “victoria” del “SI” en el referéndum del 25 de enero.
Sin embargo ésta será una victoria “pírrica”.
El modelo de estado comunitario-campesino que pretende implantar el gobierno a través de la aprobación del texto constitucional, no tiene sustentabilidad histórica ni destino político.
La China continental que podría ser tomada como referencia paradigmática, está en pleno proceso de transformación de su matriz económica social y productiva hacia un modelo social-capitalista que es la base de su emergencia como la primera potencia mundial del siglo 21.
El Presidente Morales y el núcleo palaciego fundamentalista dogmático que le acompaña, parten del supuesto de que tomado el gobierno mediante elecciones la toma “del poder total” está en proceso.
El triunfo electoral del 25 seria el hito fundamental.
Es una percepción equivocada. El 25 de enero y sus resultados pondrán al gobierno en la disyuntiva de arremeter con leyes y decretos contra la “ultra derecha y la oligarquía terrateniente” del oriente y la media luna, para implantar la revolución democrático-comunitaria.
En todo caso la oposición no pudo ser destruida totalmente y aunque sin partidos que la representen y tan sólo con las estructuras cívico-prefectúrales de la mitad del país impedirán el “triunfo arrollador” que el grupo palaciego y el núcleo de propaganda han vaticinado a sus aliados externos y al mundo mediático globalizado.
De tanto repetirlo interna y externamente, hasta el mismo Presidente Morales pareciera estar convencido que en este país existe realmente una “ultra derecha fascista ”, una “oligarquía terrateniente” y demás productos mediáticos.
Eso explicaría la afirmación ferozmente antidemocrática de que el MÁS se quedará para siempre en el poder y que el Presidente gobernará mediante decretos.
En esa perspectiva, los días del Congreso estarían contados y el Presidente Morales se proclamaría dictador.
Las cartas están jugadas.
Dos visiones del mundo y de país; dos proyectos de poder, el uno de “dictadura de raza” social comunitario y el otro, democrático, autonómico y de amplia base social y popular están confrontados.
La tendencia histórica va con la democracia, el pluralismo y la inclusión social.
No existe otra disyuntiva que la de “reconocerse” y “coexistir” en un país complejo y diverso o la de la solución por el desastre del enfrentamiento fratricida y la potencial disolución de la nacionalidad.
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