El dinero que se utiliza en las actividades políticas es gasto
No está mal consultar al pueblo asuntos fundamentales de Estado, lo malo es abusar de tal procedimiento para temas secundarios o simplemente partidistas. Después de las elecciones generales, todos deben cumplir su mandato y retirarse honorablemente, sin pretensiones prorroguistas.
La democracia que conocemos, todavía no ha logrado establecer otra forma de resolver las diferencias sociales que el juego simple de mayorías y minorías. En el fondo, esa fórmula es también un modo de rendir culto al más fuerte. La mera cantidad, conceptualmente, es sólo un símbolo de poder material, objetivo. La frase popular que atribuye a las mayorías la voluntad de Dios, es un invento de quiénes no pueden concebir formas más evolucionadas de relaciones sociales. Las masas son la mayoría, pero su pensamiento es limitado o unidimensionalizado por la lógica misma de la cantidad, respecto de las minorías.Considerando la fuerte estratificación implícita en el tipo de organización política, que hasta ahora ha experimentado la humanidad, tenemos que entender que las mayorías están formadas por los que tienen menos ingresos, lo cual desde el punto de vista de la justicia social le da un sentido equitativo a la vigencia de tal concepto cuantitativo.
Sin embargo, tendremos que seguir trabajando para que, en algún lugar y momento, las decisiones sean tomadas en relación con lo más justo, con lo más avanzado, con lo más equitativo respecto de la naturaleza.Mientras no concibamos otra forma de medir lo que más conviene a la humanidad, y, en ese marco, a los pueblos, parece que la mejor fórmula para tomar decisiones obligatorias para todos, es la vía de la consulta popular. Sin embargo, esta práctica debe darse con fórmulas concretas frente a las cuales la gente pueda decir sí o no sin dudas ni actitudes incompletas y parcializadas.
Otro aspecto importante para un país pobre, como el nuestro, es el costo de esas consultas. Está comprobado que con tales recursos se puede construir muchas escuelas y hospitales, incluso, organizar unidades productivas modernas, en los lugares más pobres del territorio de la República.El referéndum es una práctica importante en la dinámica de las democracias participativas, sin embargo, los países modernamente organizados reservan esta instancia para asuntos fundamentales, que se llevan a cabo en períodos históricos más o menos largos.
Apelar a este recurso para satisfacer pretensiones circunstanciales de líderes presuntuosos o de corrientes políticas sin capacidad para formular planes, y tomar decisiones oportunas, ocasiona tres graves perjuicios: Primero, gastar dinero inútilmente; segundo, hacer perder tiempo a todo un pueblo y tercero, vulgarizar o desprestigiar valiosas herramientas de la democracia.
Es urgente que los políticos, y, en ese marco, los gobernantes, seleccionen cuidadosamente lo que debe ser resuelto en ámbito de los mecanismos establecidos, dentro del orden estatal vigente y aquéllos que deben ser trasladados al soberano, es decir, al pueblo. Los países como el nuestro, antes que gimnasias políticas interminables y sin contenido, necesitan una gran disciplina y esfuerzo para superar la pobreza. De ese tránsito esencial, surgirán nuevas formas de organización política.
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