Lunita camba
En esas épocas no habían media lunas. Ni siquiera las argentinas que se acompañan con café. Había una Lunita Camba. Un tema que lo cantaban collas y cambas. Un taquirari romántico como el dueño de la canción.
Un tema que se lamentaba porque en una tutuma podría caber, toda la alegría de mi corazón. Tan poca alegría, para una vida tan dilatada, como es la del bohemio que transitaba de balcón en balcón, bordando en ellos los temas de sus serenatas, de esas serenatas que han debido hacer suspirar hondo a las jóvenes del ayer, las abuelas del presente.
Mi suegra es una de sus fans, aunque se hace la opa y dijo que estaba chiquita cuando Percy Avila, componía, grababa y cantaba-. Eran épocas VIPS para quijotes. Solo los locos eran artistas, porque no había respaldo, ni apoyo. Las canciones no producían billetes, sino centavos y de ahí, que esos grandes precursores de la música boliviana o murieron yescas o sobreviven en medio del olvido y la pobreza.
Un cosechador del alma oriental es uno de ellos. Se llama Percy Avila, que fue el embajador de la música de ésta parte, para llevarla tras las montañas y divulgar los sentimientos orientales.
Era una especie de Elvis Presley pero camba neto. Su gran jopo, su guitarra y su popularidad, disimulada por una humildad que solo tienen los grandes.
Yo fui un tiempo, su acompañante músico-vial. El daba las serenatas, yo manejaba la camioneta de mi viejo.
Hoy él está enfermo y olvidado, pero hay que recordarlo. No solamente escribiendo líneas, sino convocando a que éste pueblo generoso, lo apoye y eso, hablando en pepas, es poniendo.
No se si los músicos están organizados, pero la eficiente y flamante Casa de la Cultura podría coordinar uno, dos o tres eventos a favor de quién pintó de pentagramas las paredes del ayer, de éste su pueblo.
No lo dejemos solos. No seamos ingratos con quién enriqueció nuestra música folklórica con su talento a amor por Santa Cruz.
Ahora que los músicos hacen tributos a tantos cantaautores, siempre extranjeros, les propongo hacer un tributo a Percy Avila. Yo lo haría, pero soy más desorejado que un ladrillo
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