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lunes, 10 de noviembre de 2008

obama representa al 15% de la población negra, no por ello gobernará sólo en favor de las minorías. ni chavistas ni evistas saldrán ganando.

Entre las muchas repercusiones que tuvo en el mundo entero la reciente elección de Barack Obama como próximo Presidente de Estados Unidos, hay una que merece especial atención por ser la que se impuso entre las esferas gubernamentales de nuestro país. Se trata de la suposición de que Obama sería un excelente aliado de los “procesos de cambio”. Tales apreciaciones sólo pueden tener dos explicaciones. O quienes las hacen están mal informados sobre la naturaleza del régimen institucional estadounidense y sobre la ideología del Presidente electo o, aún a pesar de estar conscientes de lo equivocadas que son, las enarbolan como parte de las falsedades en que respaldan su propio proyecto político. Mucho más realista fue, en cambio, la reacción del régimen cubano y especialmente la de Fidel Castro, quien el mismo día de las elecciones estadounidenses, a través de su habitual columna en el diario oficial “Granma”, dejó claro su escepticismo al recordar que Obama “no vacila en afirmar que por encima de todo, más que republicanos y demócratas, son estadounidenses, ciudadanos que califica como los más productivos del mundo”. Y “apoya su sistema y se apoyará en él. La preocupación por los agobiantes problemas del mundo no ocupa realmente un lugar importante en la mente de Obama”. La reacción del régimen castrista al confirmarse el triunfo de Obama reforzó ese tono escéptico. Sin embargo, según los reportes de prensa, la reacción del pueblo cubano fue muy diferente. No debe olvidarse que a diferencia de EEUU, donde la población negra no representa más que el 15% y, ya antes de Obama tenía muchos representantes en las élites políticas y económicas, en Cuba los negros y mulatos son más del 60%, mientras que su participación en las esferas de poder es poco menos que nula. La gente del gobernante Partido Comunista Cubano tiene pues motivos para preguntarse con quién se identificará más su pueblo de aquí en adelante: si con un mulato, joven y abanderado de una nueva ola de cambios, o con la gerontocracia de blancos y conservadores. El efecto que el triunfo de Obama puede tener sobre los otros liderazgos antiestadounidenses en la región, el de Hugo Chávez y el de Evo Morales, es aún mayor. Es que uno de los principales pilares de su andamiaje ideológico está construido sobre los sentimientos negativos hacia EEUU acumulados a lo largo de la historia y elevados a su máxima potencia durante el gobierno saliente de Bush. Obama, en cambio, amenaza con disipar gran parte del descrédito que durante los últimos años inflamó el “antiyankismo” latinoamericano y ese puede significar por sí sólo un rudo golpe a uno de los pilares de sustentación de la prédica chavista y de sus seguidores. (Texto del editorial de Los Tiempos, Cochabamba)

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