Triunfo que conmueve
Antonio Sánchez García
Bien podemos calificar de histórica la jornada vivida ayer en nuestro país, cuando el pueblo venezolano, sobreponiéndose al despliegue más inclemente y aterrador jamás puesto en práctica por gobernante venezolano alguno para amedrentarnos, acorralarnos y condenarnos a la abstención y enclaustrarnos en nuestras casas fue gloriosamente respondido con la mayor movilización popular jamás vivida en proceso electoral de esta naturaleza.
Contrariando la amenaza de tanques y artillería pesada en las calles de Carabobo si triunfaba la oposición o el despliegue de infantería que haría correr la sangre por las calles del Zulia si eran derrotados los candidatos oficialistas, Venezuela amenace hoy iluminada por el radiante sol de la libertad, en la mayor paz y con absoluta tranquilidad social. Y en Carabobo y en el Zulia, en Miranda y en Nueva Esparta, en Táchira y en la Alcaldía Mayor flamea la bandera multicolor de la democracia.
De todos esos triunfos, el que más me conmueve es el de Antonio Ledezma. Porque lo logra en el corazón mismo del Poder, en las entrañas del chavismo duro, sobre la ola de un vasto movimiento popular que pone en acción a las barriadas más populosas y necesitadas del país. Venció al mejor candidato de que pudo disponer un movimiento carente de otras figuras que no sea la omnipotente y todo poderosa del teniente coronel Hugo Chávez.
Y no sólo por eso: me conmueve porque Antonio ha sido el abanderado de nuestras luchas en los momentos más duros y difíciles, cuando apenas un puñados de mujeres y hombres osábamos salir a la calle y dar la batalla en solitario con él a la cabeza de la Alianza Bravo Pueblo y el Comando de la Resistencia. Antonio no ha desfallecido un instante. No le ha temido a la cárcel ni al chantaje, a las amenazas ni a los ataques. Puso todo su corazón en la Coordinadora Democrática y debió asumir un duro revés cuando los factores que le adversaban no supieron valorar en su justo término su inmenso talento, su coraje y su grandeza. Agua pasada, asunto olvidado.
También me conmueve el triunfo de Enrique Capriles y de Carlos Ocaríz. Ganar en Petare, en Sucre, en los altos mirandinos, en los valles del Tuy, en las costas barloventeñas como lo ha hecho este joven luchados de Primero Justicia enaltece al gentilicio. Y arrasó en el Este de Caracas, en donde una clase media plenamente consciente de su gran responsabilidad histórica salió a votar masivamente, arrastrando consigo cuando encontró a su paso. Sin esa contribución de Ocaríz y Capriles, Ledezma no triunfa en la Alcaldía mayor. De modo que hablamos de un triunfo en equipo. Como los grandes triunfos de la democracia.
Se abren las grandes avenidas. Venezuela ya es otra: multicolor, libertaria, alegre y solidaria. El triunfo de Pablo Pérez y Manuel Rosales en el Zulia reafirma el profundo arraigo de su liderazgo en las tierras de la Chinita. Fue un grave error político del presidente de la república creer en la ofensa como arma de combate. Mientras más descalificaba y ofendía a Rosales, más profundamente lo hundía en el corazón del pueblo zuliano. Hoy lo ha hecho invencible. Mario Isea tendrá que comerse sus amenazas judiciales.
César Pérez Vivas, otro fajador, se ha llevado también su gran victoria. Merecida en un hombre que no ha descansado en su lucha por la rectitud y la justicia. Como Morel en Nueva Esparta. Es cierto: Chávez se queda con el mayor número de las gobernaciones. Nosotros con las más populosas, las más industriosas y las más importantes. Pero por sobre todo: las más emblemáticas.
Es un triunfo histórico. Ahora a no descansar ni un segundo: a cumplir con nuestras promesas y a sacar adelante a las regiones que controlamos. El próximo paso: la asamblea nacional. El tercer round en este combate a seis asaltos. Debemos ir a la conquista de la mayoría legislativa. Será nuestra próxima etapa. No desfalleceremos hasta vernos expulsando a los fariseos del templo. Palabra de honor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario