Vistas de página en total

lunes, 24 de noviembre de 2008

camina evo entre la trampa socialista y la espada capitalista. vamos mal sin inversión no puede continuar la fiesta subvencionada de gas y petróleo

En la cabeza masista el neoliberalismo es un pecado político y económico que debe ser desterrado del mundo entero. Evo Morales que se considera un abanderado del anti- neoliberalismo gesticula y advierte que “hay que destruir el capitalismo”, según le han dictado sus padrinos desde Cuba y Venezuela: sólo el socialismo puede salvar a la humanidad.
Así que con esta corneta de banda pobre toca la melodía cada vez que puede. Y desafina. Es que no puede comprender nada de nada. Evo Morales es al ciego lo que los colores son a sus ojos. Nada. Sus reducidas neuronas no pueden ver las cosas de otra manera. Quiere un gobierno socialista de corte indigenista y una economía planificada de corte centralista, donde él mande, decida y determine quién tiene acceso al desarrollo y quién no.
El socialismo castrista se mueve al compás de Castro, o de los Castros, como usted quiera. Hasta el costo de los carros aguateros decide el dictador de la isla. Nada se mueve en Cuba sin que él sepa o decida. Eso es lo que Evo Morales quiere instaurar en Bolivia. La constitución que se viene legaliza el Estado centralista y totalitario.
Pero el mundo gira en otro ritmo y toca otra melodía. Los precios se deciden en el mercado. Diga o haga lo que haga el socialismo. Es la economía de mercado la que produjo precios del petróleo hasta los 140 dólares el barril y esta misma economía la que los tiene ahora por debajo de los 50 dólares.
Es el capitalismo el que le dio oxígeno político a Evo Morales para que pueda subsistir ya tres años en el Gobierno, paseándose por el mundo, engreído y desafiante. Pero desgraciadamente para él este mismo mercado lo deja sin la bonanza que le regaló.
Es que la subvención a la gasolina, gas licuado y diesel, ocasionan un hueco en el fisco de enormes consecuencias. Según el experto Mauricio Medinacelli “El presupuesto para 2009 coloca el valor del barril en 73,5 dólares, y por cada dólar por debajo de ese nivel, el Gobierno deja de ingresar entre 40 y 50 millones de dólares, según Arce. Eso significa que si se mantuviera el precio de 63 dólares de hoy, Bolivia tendría un agujero en sus cuentas de entre 400 y 500 millones de dólares”.
Así de simple. Si las exportaciones de gas suman en la balanza comercial el 50 por ciento del total de las exportaciones. Tendremos unos 500 millones menos, sin contar las reducciones por efecto de la pérdida de los mercados en Norteamérica y la Unión Europea, que se calculan en 300 millones de dólares.
Esta situación relacionada con la brecha entre la demanda y oferta de gasolina y diesel, al establecerse un precio de 27,1 dólares el barril, ocasiona impuestos deducidos, un valor del $us 10 el barril producido en Bolivia. ¿Habrá alguien dispuesto a invertir en Bolivia a ese precio? O sea que tenemos además del impacto precio, subvenciones que no permiten inversiones. Y esto en buen romance significa que no tenemos cómo producir más petróleo.
Vistas las cosas de esta manera, el contrabando de diesel, gasolina y gas licuado es un resultado de los precios del libre mercado. Mientras en Bolivia estén subvencionados nadie podrá detenerlo.
Pero al punto en que han llegado las cosas, ya no es sólo necesario eliminar estas subvenciones, sino garantizar las inversiones. El Gobierno tendría que modificar sus contratos y junto con ellos la ley que los hizo. ¿Podrá hacerlo en una época electoral, en la que necesitan mostrarse más anti neoliberales que nunca? Muy difícil.
La crisis energética en Bolivia es un hecho. La falta de gas licuado ya es una realidad y la inminente eliminación de las subvenciones un remedio amargo. De esta manera Evo Morales camina entre la trampa socialista y la espada capitalista. (autor: Dante Pino en Hoy Bolivia)

No hay comentarios: