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lunes, 10 de marzo de 2008

la prensa internacional preocupada por Bolivia

EDITORIAL
Peligroso juego de Evo Morales

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El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha puesto a su país al borde de la fractura interna al promulgar las leyes de convocatoria a dos referéndum para el próximo 4 de mayo: una de ellas está referida a los latifundios y la otra a ratificar la nueva Constitución de Bolivia, con la que apunta a "refundar" la Nación.

El conflicto se ha planteado por la oposición de seis de las nueve provincias en que está dividido el país. Jurisdicciones en las que no están de acuerdo con el proceso legislativo del que surgieron los referéndums, al que califican de "golpe de Estado", y por lo que han convocado a una "resistencia civil". A su vez, las provincias opositoras vienen trabajando en la puesta en vigencia del estatuto autonómico de Santa Cruz, que tiene como objetivo principal transformar a Bolivia en un país semifederal, acabando con el sistema de prefectos nombrados por el gobierno central, lo que, lógicamente, no es bien visto por las autoridades nacionales.

Morales está convencido de que está actuando convenientemente y que con la imposición de las dos polémicas normas, va a lograr la transformación de un país donde a pesar de que la economía está mejor que en muchos años, la distribución del ingreso sigue siendo deficiente generando grandes abismos sociales.

Uno de los referéndums apunta a acabar con los latifundios, y en ese sentido los bolivianos deberán decidir si el máximo de los predios agrarios será de 5000 o 10.000 hectáreas. El otro someterá al voto popular el conjunto del texto constitucional aprobado en diciembre pasado, con el que Morales pretende "refundar" Bolivia.

Una muestra del preocupante panorama está en que ante el descontento de un sector de la población y la oposición expresada por las provincias de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, el dirigente minero, Andrés Villka, en presencia del propio Evo Morales, manifestó que "si es necesario vamos a tener que ir a Santa Cruz a reprimirlos", para evitar cualquier acción que pueda llegar a cambiar los planes del gobierno central, los cuales no merecen discusión.

El presidente boliviano está jugando peligrosamente con la unidad de su país, y sin interesarle alcanzar un amplio consenso pretende conseguir legitimidad para la reforma que planea implementar a cualquier costo. Un mal ejemplo institucional, que ojalá no se extienda a otros regímenes populistas latinoamericanos, por el bien de la democracia que tanto costó instaurar.
(Del diario de Cuyo, Argentina)

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