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lunes, 10 de marzo de 2008

Juan Claudio Lechín se dirige al Presidente Morales

Bolivia está viviendo uno de los momentos más críticos de su historia. El proyecto de Constitución Política del Estado auspiciada por usted y el efecto-respuesta de las Cartas autonómicas —dos propuestas incompatibles—, están luchando posiciones y buscan legitimarse vía referendums, que de cumplirse atizarán irreversiblemente odios y confrontaciones.
Es en el poder, y no en gobernados ni opositores, donde descansa la primera responsabilidad política y sus consecuencias. Le toca, pues, a su gobierno reconducir los ánimos nacionales hacia la paz y la concordia. Y en sus manos, señor presidente, está la única acción que puede hacerlas posible.
En mi condición de ciudadano me permito pedirle un acto de singular grandeza, una decisión de estadista, del jefe que precautela la vida de los habitantes y la unidad de la nación por encima de cualquier consideración partidaria, ideológica o personal.
Le solicito, señor presidente, suspenda el proyecto de Constitución Política del Estado que usted patrocina pues es la causa nuclear de las desavenencias nacionales mas allá de los aciertos o errores que contiene; y luego convoque a una nueva Asamblea Constituyente pues todos coincidimos en la necesidad de mejorar la condición justa e inclusiva del Estado boliviano. No se trata de postergar, posponer o filtrar su proyecto constitucional lo que daría paso a un sinfín de cálculos de todo lado sino que se trata de retirarlo definitivamente.
Cuando instrumentos políticos empiezan a poner en riesgo al pueblo y a la nación, cuando instrumentos políticos —aún los mejores—, destapan torvos instintos individuales y resquebrajan las normas elementales de la convivencia, cuando instrumentos políticos a nombre de grandes ideas imponen la marginación y el desprecio, coartan el derecho a la libertad y desatan fuerzas incontrolables, es señal inequívoca que ha llegado el momento de reconsiderar la pertinencia de esos instrumentos políticos, y se impone el sabio camino de buscar consensos, un avanzar acordado hacia el porvenir.
Retirar el proyecto de Constitución Política del Estado es una decisión heroica como heroicas son las acciones cuando todos los demás caminos conducen al abismo. Retirando su proyecto constitucional, inducirá usted a la inmediata concordia pues respaldado por el ejemplo tendrá la autoridad moral para solicitar lo mismo de las regiones, evitando así los irreparables desenlaces que hoy se anuncian. Por su parte, la nueva Asamblea Constituyente, ya sin presiones ni angustias, encontrará los caminos que hermanen a los bolivianos.
Algunos de su entorno palaciego, enceguecidos por el narcisismo del poder y usando argumentos melodiosos, insistirán en intensificar la confrontación. Si los escucha, deberá usted desatar fuerzas enormes que, como siempre en la historia, terminarán por volverse en su contra.
La historia está atenta para juzgarlo. Debe usted decidir si será padre o verdugo de Bolivia; si será quien consolide la unidad del país o será el último presidente de lo que hoy es Bolivia, tan herida de muerte al igual que nuestra democracia.
Con mi mayor respeto.
Juan Claudio Lechín W.

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