Pese al boom económico y a las mejoras sociales registradas en América Latina en la última década, el retraso en materia de educación es alarmante, pese a que se trata de uno de los sectores estratégicos para el desarrollo. Para muestra basta ver los resultados del informe Pisa 2012 sobre conocimientos educativos en 65 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que muestra que los latinoamericanos están rezagados en cuanto a conocimientos sobre matemática, lenguaje y ciencias, lo que hace prever un retraso en cuanto a competitividad para el futuro de las próximas generaciones.
Países con altos niveles de crecimiento como Brasil, Argentina y Perú están seriamente preocupados por el desempeño de sus alumnos, que refleja los problemas estructurales que sufren sus sistemas educativos. Chile es el país mejor situado en el ranquin de la OCDE en el puesto 51, con 423 puntos, aunque queda por debajo de la media del relevamiento, de 494 puntos.
Bolivia no aparece en la lista dado que no es parte de los países de la OCDE y no participa de los exámenes de Pisa.
Esto debe llamar la atención a las autoridades nacionales, departamentales y ediles, y a todas las organizaciones vinculadas a la problemática educativa, dado que la deficiente educación boliviana aún no ha resuelto su crisis estructural. Las autoridades locales creen que con la construcción de escuelas, la contratación de más maestros y la entrega de computadoras el problema está resuelto. No saben que el nudo de la crisis está en la falta de preparación de los docentes, la muy baja participación de los padres en el proceso educativo y la falta de competitividad de los planes de estudio.
La Ley Avelino Siñani apuntó acertadamente a mejorar la pluralidad multiétnica del país y la integración social en el proceso educativo, pero se queda a medio camino en un proceso donde es fundamental contar con estándares internacionales que permitan medir el grado de conocimiento de nuestros alumnos en materias fundamentales para su desarrollo.
Los exámenes Pisa son un llamado de atención para América Latina que, pese a sus enormes recursos naturales y humanos, sigue siendo una región rezagada en competitividad, en una sociedad global donde el conocimiento se ha transformado en el principal capital para el crecimiento y el desarrollo de las sociedades. Ojalá así lo vean también las autoridades bolivianas que dicen estar comprometidas con los procesos educativos
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