La cumbre de Copenhague se cierra con un acuerdo in extremis entre EE.UU., China, India y Sudáfrica, que se antoja insuficiente para quienes lo suscriben, que lo califican como un "primer paso importante" en la lucha contra el cambio climático, según un alto funcionario estadounidense.
Según las primeras informaciones, los cuatros países fijan en 2ºC el límite del calentamiento del planeta de aquí a 2050, un compromiso ya incluido en el borrador. Además, no habrá control internacional a las emisiones de C02, algo que a lo que no estaba dispuesta China. Además, según fuentes diplomáticas, la decisión sobre la reducción de emisiones para 2020 se aplaza hasta enero.
Desde EE.UU. apuntan a que "ningún país está completamente satisfecho, pero es un paso significativo e histórico y una base desde la que seguir avanzando".
El pulso ha estado, desde el principio, entre Estados Unidos -que no ha mejorado su oferta inicial de un 4% de reducción para 2020 respecto a 1990- y China, que se niega a que la ONU monitorice sus emisiones pese a la petición expresa de "transparencia" de EE.UU..
Por su parte, la Unión Europea, que se presentaba en Copenhague con ambiciosos objetivos de reducción de emisiones de hasta un 30% para 2020 ve ahora que la reticencia de las potencias emergentes, especialmente China, han llevado a un posible acuerdo inaceptable.
Con reuniones en el último minuto entre Estados Unidos y los países emergentes y el descontento de la Unión Europea y los países pobres por la sucesiva rebaja de los ambiciosos objetivos con los que arranzó la cumbre del clima de Copenhague, el gran encuentro internacional patrocinado por la ONU para lograr un nuevo pacto contra el calentamiento global parece haber terminado en una salida en falso.
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