Ya son muchos les excesos del llamado proceso de cambio, ya son muchos los odios contenidos que va destilando. ¿Es que quienes lo impulsan se creen sin mácula, se entienden como dioses, con el derecho a decidir qué es bueno y qué es malo? ¿Por qué están poniendo el retrovisor para afirmar que todo el pasado fue malo y que hay que sepultarlo? No hay, ni pueden haber sociedades que se construyan negando su historia y su pasado.
Aunque se fusile gente, la Revolución del 52 existió, ella permitió pasar de la idea de indio a campesino. Aunque se llenen la cárceles, el proceso democrático iniciado en 1982 existió, es dentro de él que se permitió habar del respeto a la lengua, a la pluriculturalidad, a la plurietnicidad, es en ese proceso que se transitó de la idea de campesino a comprender los temas de lo indígena y lo originario. Y ahí estuvo Víctor Hugo Cárdenas.
Aunque peguen a Lidia, aunque quemen su casa de Sankajawira, ahí está lo que hizo él a favor de los discriminados, a favor de los indígenas. Pero ese Cárdenas, entendió bien porqué su padre le quitó el apellido Choquehuanca, y por eso, para evitar que en el futuro eso se repita, con las varias ramas de los kataristas, desde los 70, se convirtió en luchador social y luchador por los derechos culturales, por el respeto de las etnias.
El nos enseñó a entender muy bien lo pluri multi de este país, pero nos advirtió, que faltaban muchos pasos para edificar la interculturalidad . Y nos advirtió, que ésta no puede existir si hay odios, si se quiere volcar la tortilla y conducir a que los discriminados de antes odien a los que los discriminaban. No se puede construir ningún cambio sobre la base del odio.
Cárdenas pudo articular la democracia representativa con la lucha por el respeto de los derechos culturales de los indígenas, de ellos sí, pero también de los derechos de todos los mestizos –que somos mayoría poblacional. Su huella está en la participación popular, ésa que hizo crecer al MAS en el trópico cochabambino; en el cambio de Constitución en 1994, cuando nos admitimos como pluralidad étnica y cultural; en la educación bilingüe e intercultural. La idea dela wiphala la transmitió a muchas clase medias, sin tratar de imponerla.
El odio no construye futuro, lo destruye. El error de refundar todo, mata la historia. El intento de escupir muy alto, de sentirse modelos de la ética y de la transparencia, acaba a la YPFB, que es sólo la punta del ovillo que indica que si hay cambio, éste no ético, no es transparente. ¿No era es lo que se criticaba a los partidos?
Al hablar de Víctor Hugo Cárdenas, ahora toca referirse a la defensa de la libertad, al derecho a disentir. No es sólo el reclamo de la toma de su casa, no es únicamente la referencia al respeto de la propiedad privada. En Víctor Hugo Cárdenas estamos defendiendo el derecho a pensar libremente, el derecho a opinar, el derecho a disentir, el derecho a existir como ciudadanos.
La quema de su casa, en realidad, hace recordar todo lo que Cárdenas le dio a la democracia boliviana. Eso es lo que tenemos que reconocerle y decirle que muchos, muchos, estamos a su lado. (Publicado en Hoy Bolivia)
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