Demasiados golpes
La semana pasada fue muy dura para el gobierno del presidente Evo Morales. Tuvo que responder a dos informes muy severos de EEUU sobre derechos humanos y droga, pero de paso recibió muy duras críticas de la Unión Europea sobre el manejo del aparato electoral.
El presidente vio esfumarse sus esperanzas para mejorar las relaciones de su gobierno con el de Barack Obama de EEUU. Su idea era que en abril se encontraría con Obama en la cumbre hemisférica y allí abriría una nueva etapa en las relaciones bilaterales.
El embajador: Estaba esperando que las heridas abiertas en las relaciones bilaterales por su gobierno con ligereza podían cerrarse con igual ligereza. Los mensajes que envió la potencia la semana pasada muestran que la ofensa de la expulsión del embajador Phillip Goldberg no será olvidada fácilmente.
Los conocedores dicen que este daño a las relaciones con la potencia se podría comparar solamente con la expulsión del representante británico de Bolivia por parte del gobierno de Mariano Melgarejo, en 1868. Cincuenta años duró el resentimiento británico, incluida la época de la guerra del Pacífico, en que Inglaterra combatió abiertamente del lado de Chile.
Muchos golpes: La semana pasada, los mensajes de la potencia fueron apabullantes, sobre todo si se los suma al informe de la misión de la UE sobre las irregularidades del sistema electoral. El canciller David Choquehuanca no estaba terminando de hilvanar las ideas para rechazar el informe sobre las violaciones a los derechos humanos cuando llegó el reporte en el que EEUU dice que el narcotráfico de Bolivia se ha convertido en una amenaza para la región. Y luego, el informe de la misión de la UE.
Contra semejantes andanadas, de poco sirvió el enorme esfuerzo que decidió hacer el presidente Morales para convencer a los bolivianos de que todos los hechos de corrupción descubiertos en su gobierno hay que atribuirlos a los agentes infiltrados de la CIA (ver página 2). El afán con que el presidente repitió sus argumentos causó expresiones de mofa de la oposición y de conmiseración de parte de sus seguidores.
Presidente obsesivo: Un ex presidente nos comentó que Morales siempre tuvo una fuerte obsesión por las conspiraciones. Y que cree firmemente en historias inverosímiles, como la que ha decidido contar sobre la pérfida CIA y sus maquinaciones para pervertir a los ingenuos masistas. Llegó a decir que la escasez de gasolina provocada por la caída de la producción y el aumento del consumo fue, en realidad, una situación artificial armada por la CIA.
Este hombre desvaría: Un observador nos dijo que ahora tiene más sentido la opinión que se atribuye a Ingrid Bertancurt, quien, al salir de la entrevista con Morales, habría dicho: “Este hombre desvaría”.
El informe sobre el narcotráfico hizo surgir la sospecha de que los coca-dólares han comenzado a llegar a la economía y permiten disimular los primeros impactos de la crisis que afecta a todos los sectores de la economía legal.
La soledad del presidente
Los esfuerzos del presidente Morales de culpar a la CIA de todos los problemas de su gobierno provocaron tristeza y preocupación en muchos bolivianos. Tristeza porque lo vieron solo en una campaña solitaria y preocupación porque tenían la impresión de que, de veras, él cree en lo que dice.
Expertos en desacuerdo: Fue notorio que el equipo de propaganda que tiene el gobierno estuvo ausente de esta desquiciada campaña del presidente. Es probable que esos expertos hayan desaconsejado la campaña porque perciben que los bolivianos no iban a creer en el mensaje.
El esfuerzo del presidente estaba dirigido a desplazar de la atención de los medios el tema de la corrupción de su gobierno. Luego dio la impresión de que había lanzado sus mensajes para restar peso a las denuncias que estaba preparando el gobierno de EEUU sobre las violaciones de los derechos humanos y sobre la luz verde de que goza el narcotráfico en Bolivia.
Ministros indiferentes: Los “profesionales” de su gobierno, es decir los ministros de la Presidencia, de Defensa y de Gobierno (Juan Ramón Quintana, Wálker San Miguel y Alfredo Rada), parecían haber enmudecido por el despropósito del presidente. No atinaron a decir una palabra. El que más incómodo parecía era el ministro Rada, pues cada denuncia del presidente sobre la infiltración de la CIA era, en el fondo, un cargo en su contra. ¿Cómo puede ser que el ministro de Gobierno no supiera que YPFB había sido invadida por una banda de espías norteamericanos que estaban corrompiendo a sus ejecutivos y forzándolos a aplicar políticas equivocadas?
El más desorientado de todos con esta campaña parecía el vicepresidente Álvaro García Linera. No atinó a decir una sola palabra, probablemente porque no entendía ni el razonamiento del presidente ni el propósito de la campaña.
El presidente llegó a mencionar a un espía de la CIA de origen mexicano que “entraba y salía del país”. La embajada de EEUU también pareció paralogizada por esta campaña del presidente, porque le parecía absurda. Una funcionaria llegó a decir que no entendía cómo el gobierno del presidente Morales podía decir que está esperando mejorar las relaciones con EEUU y al mismo tiempo hacer estas denuncias, a las que calificó de falsas.
No convence a nadie: Ningún dirigente de las organizaciones sociales que apoyan al gobierno hizo eco a las palabras del presidente. Es que les parecía incoherente haber metido a la cárcel a Santos Ramírez por la corrupción en YPFB y al mismo tiempo sostener que todo lo que hizo el senador potosino fue por influjo de la CIA.
Los aliados políticos también estaban confundidos. El alcalde de La Paz, Juan del Granado, y jefe del Movimiento Sin Miedo (MSM), optó por cambiar de temática y dijo en un documento que sería conveniente poner en YPFB gente profesional. Ni una sola palabra sobre la CIA y sus travesuras dentro del gobierno.
En el equipo de propaganda del presidente surgió la semana pasada una gran preocupación. Les parece que el espectáculo que dio el presidente con sus inverosímiles denuncias contra la CIA han mostrado sus enormes limitaciones intelectuales.
Las cifras de la DEA
El informe de la DEA sobre Bolivia y el narcotráfico tiene estos datos:
• En el año 2008, el gobierno de Bolivia erradicó más de 5.000 hectáreas en todo el país, de las cuales cerca de 95% se efectuó en el trópico de Cochabamba (Chapare) y en la región de Yapacaní. No obstante, el cultivo de coca y la capacidad para la producción de cocaína crecieron rápidamente debido a un mayor cultivo y a la adopción de métodos más eficientes para la fabricación de cocaína por parte de traficantes bolivianos.
• Bolivia continúa siendo el tercer mayor productor de cocaína en el mundo y es una importante zona de tránsito de cocaína de origen peruano. El potencial estimado de producción de cocaína de Bolivia se ha incrementado de 100 TM en 2003 a por lo menos 120 TM en 2008. Según la DEA, dado el número creciente de laboratorios que usan tecnología colombiana mucho más eficiente, la capacidad potencial de producción de cocaína puede haber crecido hasta 192 TM.
• Entre 2003 y 2007, la producción de coca en Bolivia se incrementó de 23.200 a 29.500 hectáreas, de acuerdo con cálculos oficiales del gobierno de Estados Unidos. • La administración del gobierno propuso un incremento en el cultivo de coca legal de 12.000 a 20.000 hectáreas, en violación de la ley boliviana vigente y de los acuerdos internacionales. Con el apoyo político de los más altos niveles del gobierno boliviano, los productores de coca continúan incrementando los cultivos, especialmente en los Yungas, donde la producción de cocaína se ha incrementado marcadamente.
• En septiembre, el gobierno de Bolivia firmó un acuerdo con 25.000 productores de coca de la federación de Yungas para finalmente erradicar 6.900 hectáreas para el año 2010. La erradicación comenzó el 4 de octubre de 2008; la meta del gobierno de Bolivia es erradicar una hectárea por día. No obstante, este acuerdo también legaliza el cultivo de coca en nuevas áreas de los Yungas en una extensión de 6.500 hectáreas adicionales, elevando por lo tanto los niveles de producción “legal” por encima de las 18.500 hectáreas. Con las 7.000 hectáreas legalizadas en el Chapare, el total de la coca “legal” boliviana supera las 25.500 hectáreas. El acuerdo de los Yungas también contradice la intensión expresada por el gobierno boliviano de reducir el cultivo de coca a 20.000 hectáreas trabajando principalmente a través de la erradicación voluntaria concertada y del control social.
• El gobierno boliviano erradicó 5.484 hectáreas de coca en todo el país en 2008; el 95% de la erradicación se realizó en el Chapare y en Yapacaní y sólo 5% (poco más de 300 hectáreas en Caranavi y La Asunta) en los Yungas. La interdicción de base de cocaína y de clorhidrato de cocaína (HCl) alcanzó a más de 26 TM en 2008, mientras que fue de aproximadamente 14 TM en 2007 y las unidades antinarcóticos del gobierno boliviano localizaron y destruyeron 6.535 laboratorios de cocaína y pozas de maceración, mientras que en 2007 esta cifra fue de 3.039.
No hay comentarios:
Publicar un comentario