El Gobierno argentino acaba de crear nuevos incentivos para las empresas que descubran yacimientos de gas, comenzando por fijar un precio interno de $us 7,50 por millón de BTU que regirá hasta diciembre de 2018. Se trata de una tentación muy grande, porque esa cifra supera incluso el precio del gas natural licuado que recibe Argentina a través de Chile, que es de $us 6,90 por esa misma unidad.
El gas que recibe Argentina en los puertos de Bahía Blanca y Escobar, donde están instalados barcos con equipos regasificadores, le cuesta en este momento $us 4,50. Aquí se observa que Chile, al ser país de paso del gas que llega desde el Pacífico hasta Argentina, se queda con un margen de utilidad, seguramente por el uso de sus plantas de regasificación. Por el momento, el precio que Argentina paga por el gas boliviano es de $us 3,02, que es el más conveniente para ese país, pero que tiene el problema de que se trata de una oferta limitada.
Como enseñanza, esta situación de Argentina es muy clara: los países que consumen gas natural lo deben obtener de cualquier proveedor, incluso en precios muy altos, como el gas que, en este caso, llega a los puertos chilenos de Mejillones y Quintero.
Argentina se ve en la necesidad insoslayable de importar gas natural diez años después de haber dejado de exportarlo hacia Chile, en un proyecto para el que se llegaron a construir siete gasoductos, de los cuales ahora solo dos están en uso, aunque para transportar el gas en sentido contrario.
Dios no quiera que Bolivia tenga, en algún momento, que comprar gas del exterior, porque en ese momento deberá pagar los precios que piden los proveedores, salvo que se opte por paralizar el país dejando de hacer esas importaciones.
Los incentivos que ha creado el Gobierno boliviano para las empresas petroleras que hagan exploración no son tan contundentes como los que ha creado el Gobierno de Mauricio Macri en Argentina.
La política petrolera boliviana tiene que ser manejada con inteligencia para evitar que en algún momento el país deba importar gas natural, ahora que el consumo se ha extendido, tanto en el caso del uso industrial, el GNV como en el del gas domiciliario. Los incentivos a las inversiones tendrían que ser muy tentadores, como es el caso de la Argentina de Mauricio Macri.
energía porque todo lo hace el hombre para tener fuerza y la fuerza es energía muchas veces mal empleada para su propia destrucción. hambre porque millones de seres no tienen que comer mientras otros hacen guerras y se gastan ingentes cantidades en sostenerlas. de todo un poco lo curioso, lo extraño, lo sorprendente e ignorado.
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jueves, 26 de mayo de 2016
presagio de El Deber. de continuar las cosas como ahora, Bolivia tendrá que importar gas natural para su consumo interno a precios altos, muy altos. muy interesante conocer los detalles de la situación actual, los incentivos para fomentar la producción no son tan favorables como los de Argentina en favor de sus consumidores. atentos:
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