Nuestra empresa petrolera estatal es la más grande, privada o estatal del país. Como tal, el presupuesto que gasta en propaganda es de lejos el mayor entre todas las empresas. Cualquier evento importante es publicitado en grandes separatas a todo color en la prensa nacional.
Adicionalmente, a los asistentes a una inauguración se les obsequia una tenida completa en tela de jean azul, casco de seguridad, guantes de trabajo y botines con punta y talón de acero, y planta de neopreno. Bonito regalo que cuesta más o menos 1.200 bolivianos por persona. Esas ceremonias de inauguración están acompañadas por los servicios de una empresa de catering y otra de modelos. De esta forma son ceremonias que cuestan cientos de miles de dólares.
En televisión, en los grandes eventos deportivos y festivales folklóricos, el logo de YPFB está presente, mostrando el auspicio de nuestra petrolera.
La publicidad de YPFB es excesiva. Los directivos que la manejan deberían leer la historia de la empresa. El rombo de YPFB ha quedado grabado en el corazón de todos los bolivianos, no por una campaña de publicidad, sino porque la empresa estatal petrolera prestó grandes servicios a la comunidad que no han sido olvidados.
Indudablemente, también YPFB es la empresa más poderosa del país, tanto que desde el 2006 ignora leyes y decretos que le ordenan proporcionar información a los dueños, que somos todos los bolivianos.
Una muestra, de muy mal gusto, del poder de YPFB ha sido el incidente con el embajador de la República Argentina hace unas semanas. El diplomático informó a la prensa que su país estaba recibiendo menos gas que lo pactado. Un buen embajador de cualquier país no utiliza su libreto propio, se lo proporciona su cancillería. En base a él hace declaraciones públicas. Por tanto, el embajador argentino en nuestro país no observaba las entregas menores de gas porque YPFB le cae mal o algún otro propósito ulterior; el embajador seguía el libreto de su país por reclamar cumplimiento de volúmenes.
Esas declaraciones debían haber sido aclaradas por YPFB. Pero eso no sucedió. Los directivos de nuestra empresa estatal precipitaron a nuestro Primer Mandatario a prácticamente desmentir al embajador argentino. Eso está mal, no se hace. No es nada cómodo que un embajador de cualquier país sea desmentido por el Presidente y tampoco es correcto que nuestro Presidente aclare la figura.
No obstante, el poder de YPFB es una incongruencia que para las grandes adquisiciones o millonarias contrataciones de servicios que hace nuestra empresa estatal la administración logre estar dotada de decretos de excepción en base a los cuales, aunque exista la ley para reglamentar adquisiciones, en la empresa estatal la palabra de YPFB se convierte en ley.
Todos los bolivianos y bolivianas estamos desconcertados por no tener ninguna información de las actividades de nuestra empresa.
A partir de 2006, a medida que la empresa ha ido creciendo también ha ido desapareciendo la información al público. No es una casualidad, sino una política definida de mantener a los dueños de la empresa sin información. Hagamos la prueba, comenzaré con la pregunta más antipática y sencilla: ¿cuántos trabajadores tiene YPFB con sus subsidiarias?
Nuestra mayor preocupación son las exportaciones de gas, ¿pero cuánto gas producimos? ¿De cuántos pozos? De que campos? ¿En que departamentos? Y sobre todo ¿es imprescindible saber cuánto gas se quema o se pierde?
¿Cuánto condensado producimos? ¿Después de una cuantiosa inversión ha mejorado el rendimiento de nuestras refinerías? ¿Seguimos importando gasolina? Y ¿qué pasa con el sobrante de refinación, el crudo reconstituido? ¿Dónde se lo está almacenando? ¿A quienes se vende’ ¿A qué precios y dónde?
Así tenemos cientos de preguntas porque ya no existe información de YPFB. El Boletín Estadístico trimestral ha sido suprimido en 2007. A raíz del incidente con el embajador argentino, el último renglón de información operativa también ha sido suspendido. Ahora sí no sabemos el destino de nuestro gas. Resumiendo: prácticamente no sabemos muy poco.
Es increíble, pero parece que los grandes políticos que dirigen YPFB y nuestro país han tomado demasiado en serio el dicho de que la información da poder y ellos no están dispuestos a ceder un ápice, y prefieren tener una empresa llena de misterios por falta de información. Por tanto, a nosotros nos está invadiendo la sensación de que YPFB parece una gran aeronave volando en la oscuridad y sin instrumentos.
Carlos Miranda Pacheco es ingeniero y analista energético.
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