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viernes, 18 de marzo de 2016

un primer análisis de las inversiones chinas en Bolivia ofrece El Deber. inadmisible que Bolivia (EvoAlvar) que proclamaron "soberanía e independencia" hubiese caíso en las fauces de un capitalismo tal, que no afloja un euro, si no está atado a un contrato con China. "traición a la Patria".

El propio Gobierno ha reconocido que las inversiones de la República Popular China llegaron al país con la condición de contratar a la firma CAMC, la misma que se ha visto envuelta en un sonado escándalo con sospechas de tráfico de influencias al más alto nivel. Un amplio reporte de EL DEBER reveló esta semana que unas 23 obras de infraestructura están en manos de empresas chinas por más de $us 2.000 millones. 

De hecho, Bolivia ya está entre los cuatro países con más inversiones chinas en la región después de Venezuela, Brasil y Ecuador, según el informe del centro de estudios Diálogo Interamericano. Hasta 2015, China tenía $us 29.000 millones colocados en la región. La tendencia sigue creciendo, basta recordar que, en octubre de 2015, el presidente Evo Morales anunció que el gigante asiático concederá al país un crédito de 7.000 millones de dólares para financiar más proyectos de infraestructura y energía.

El país necesita inversiones extranjeras, pero con transparencia y eficiencia en los resultados. Llama la atención que un Gobierno que dice haber roto las cadenas de la dependencia respecto de las potencias occidentales haya caído en el mismo esquema con las inversiones de potencias mundiales tan importantes e influyentes como China y Rusia. Según la investigación de este medio, la presencia china a lo largo y ancho del país está en carreteras, hidroeléctricas, hidrocarburos, ferrovías, industrias y telecomunicaciones. La mayoría de estos emprendimientos ha presentado graves incumplimientos, explotación laboral y, como en el caso CAMC, se han tenido que suspender sus operaciones por hallarse indicios de corrupción. Solo CAMC se adjudicó seis contratos por más de $us 550 millones.

Una comisión legislativa ha emprendido la titánica tarea de revisar la compra y el uso de taladros chinos en YPFB. Opositores han resuelto observar dicha instancia por considerar que el oficialismo usa su mayoría para cerrar el caso lo antes posible. Los disidentes reclaman convocar a las más altas autoridades para que expliquen cómo se hizo dicha contratación presuntamente irregular.

Entonces, bienvenidas las inversiones extranjeras, también las chinas y rusas, así como las latinoamericanas, europeas y estadounidenses. Pero con transparencia y eficiencia. El país demanda soluciones urgentes a sus carencias de infraestructura, salud, educación y seguridad. Lo demás son negocios non sanctos que se deben investigar y sancionar hasta las últimas consecuencias

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