Las causas estructurales del déficit y de la falta de producción y de reservas no han sido tocadas y, en tanto se mantenga la misma tónica gubernamental sobre el sector, sólo será cuestión de tiempo la llegada de nuevos gasolinazos
El título sugiere la posibilidad de que el partido de gobierno decrete más gasolinazos en el futuro, con la única diferencia de que el de esta Navidad habrá sido el más duro.
Las razones para que estos shocks correctivos se repitan se deben principalmente al pésimo manejo de la política petrolera del Gobierno, con muy pocas posibilidades de ser reformulada, debido a lo dicho incansablemente desde esta columna: la preeminencia de lo político sobre lo técnico.
Veamos algunas razones:
El DS 748 ha retrocedido 20 años en el aprendizaje de la formación de precios de los carburantes. Entre los años 1990 y 1997, los ajustes de precios respondían a simples requerimientos fiscales. En general, los gasolinazos se producían cada fin de año con un promedio de incremento anual del 15 por ciento y había una ausencia total de metodología para el cálculo de precios. Por eso los ajustes se hacían al final de cada gestión. Esto es exactamente lo que le está sucediendo al Gobierno. El actual incremento de precios no es resultado de la aplicación de una metodología de cálculo de formación de precios ni del establecimiento de precios de referencia. La única referencia que se ha utilizado han sido los precios de los carburantes en los países vecinos, pero sólo como elemento explicativo del contrabando. Ése es un criterio de lo más elemental porque implicaría que toda subida de precios de los carburantes en algún país limítrofe ocasionaría subidas también en el país. Este concepto sólo se concibe en quienes desconocen cómo se estructuran los precios en el mercado internacional.
El artículo único del DS 748 es simple: recurre a fijar nuevos montos al Impuesto Especial a los Derivados de los Hidrocarburos (IEHD) para establecer los nuevos precios de venta al público y de la misma forma se podrá volver a subir en cualquier momento.
Cabe recordar que en diciembre de 1997 se dispuso un gasolinazo mediante el DS 24914, sin embargo, esta medida contenía una metodología de cálculo de precios que tomaba como referencia las variaciones del mercado internacional e introducía ajustes cada vez que las variaciones superaban el cinco por ciento, tanto hacia arriba como hacia abajo. Como el decreto del gasolinazo de Navidad está originado solamente en la necesidad de ajustes para cubrir el déficit y para evitar el contrabando, no habrá que sorprenderse que haya otros cuando las arcas fiscales requieran mayor liquidez.
Otra causa para esperar nuevos gasolinazos radica en la escasez de líquidos. La declinación en la producción de líquidos habría preocupado a cualquier Gobierno con un mínimo de responsabilidad. Sólo observando las cifras publicadas en los boletines estadísticos de YPFB, uno puede constatar que la producción de los campos petroleros ha caído en 15 por ciento entre 2009 y 2010. Ahora, la producción de petróleo es sólo el 11 por ciento de la producción de líquidos, el resto es condensado y gasolina natural que acompaña la producción de gas natural. Sólo del petróleo se puede esperar buenos rendimientos de diésel y otros pesados en las refinerías. La caída en la producción de petróleo se debe a varios factores, entre ellos el congelamiento del precio en boca de pozo en 27 $us/Bl. Sin embargo, el decreto de Navidad tampoco establece una metodología para la nivelación de este precio.
Es probable que los nuevos gasolinazos se originarán también en el abandono de la actividad exploratoria, en la monopolización de áreas de interés petrolero a favor de YPFB y en el complicado sistema jurídico creado para acceder a las áreas reservadas de YPFB. Este cerrado sistema ha significado la caída de las reservas probadas de líquidos en un 60 por ciento desde el año 2005 a la fecha. Cuando se conozca el último informe de certificación de reservas, oculto como un “Secreto de Estado”, se tendrá una idea cabal del enorme perjuicio que se ha causado al país en estos últimos cinco años. De acuerdo a un informe preliminar de Ryder Scott, las reservas probadas de condensado y gasolina natural en los megacampos es de 162 millones de barriles y en los campos pequeños, que son los que contienen petróleo, la reserva es de sólo 25 MMBls, lo que quiere decir que si sólo produjéramos petróleo, sin condensado y sin gasolina natural, la reserva alcanzaría para menos de dos años.
Como se puede ver, las causas estructurales del déficit y de la falta de producción y de reservas no han sido tocadas y, en tanto se mantenga la misma tónica gubernamental sobre el sector, sólo será cuestión de tiempo la llegada de nuevos gasolinazos.
El autor es ingeniero petrolero
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